Crucero por el Sena. Siguiendo a los impresionistas: Desde París a Normandía

Según un informe de la Organización Mundial del Turismo (OMT), la República Francesa tuvo cerca de 54 millones de turistas durante el 2021, encabezando la clasificación mundial de visitantes, después de la pandemia. Aquí proponemos una ruta fluvial que no deja indiferente a nadie por su belleza, tranquilidad y el arte que la acompaña.

Desde París, la capital de Francia, hasta Normandía, región al noroeste del país, se encuentran parte de los paisajes que inmortalizaron impresionistas como Courbet, Corot, Monet, Degas o Géricault, y ahora hacer un crucero fluvial por esa zona es toda una bella y tranquila aventura.

Barco fluvial MS Botticelli, junto a la costa.
Barco fluvial MS Botticelli, junto a la costa.

A diferencia de los cruceros marítimos y convencionales en los que la monotonía, a veces, y la masificación, casi siempre, pueden estar presentes en distintos grados, los viajes de recreo en barcos fluviales, con distintas escalas, recorren ríos que aportan un atractivo diferente, especialmente si se viaja por uno de los más conocidos de Europa: el Sena.

Muelle Quai de Grenelle, en París con la Torre Eiffel al fondo.
Muelle Quai de Grenelle, en París con la Torre Eiffel al fondo.

MÁS CÓMODO Y FAMILIAR

Las pinturas de Corot, Géricault, Courbet, Monet, Degas o Turner nos hablan de estos ambientes, y presenciarlos en vivo, al tiempo que se aprecian sus obras en los museos, es una experiencia única. Si a ello se une el placer de recorrer estos lugares mientras se navega por el mítico Sena, entre París, donde se encuentran muchas de sus obras maestras, y Normandía, el viaje resulta excepcional.

Calle peatonal de Rouen.
Calle peatonal de Rouen.

“Sus ventajas son bastante evidentes. Un crucero fluvial es un cómodo y despreocupado medio de conocer otros países. El hecho de recorrer lugares de Europa admirando las ricas culturas, que se fueron originando al calor de las cuencas de sus ríos, es una experiencia tan atractiva como inolvidable”, aseguran desde Croisi Europe (croisieurope.es) compañía líder mundial en cruceros fluviales.

Desde esta firma destacan todas las facilidades que se ofrecen a bordo. “Se trata de unas verdaderas vacaciones donde el crucerista puede deleitarse con el paisaje cambiante de las orillas: desde viñedos, abadías, castillos y pueblecitos hasta el propio tráfico del río, en un ambiente de mucha cordialidad”.

Efectivamente, las dimensiones limitadas de estos cruceros de río no deben compararse con las de aquellos que navegan por mares y océanos, tanto por su capacidad, como por las instalaciones de unos y otros. Los primeros son más amigables, más cercanos, al llevar muy pocos pasajeros, en comparación con los marítimos.

Otra de las ventajas de los cruceros fluviales, que no llevan a más de 200 pasajeros en el barco y ofrecen una atmósfera más familiar y comunicativa, es que las visitas suelen ser a pie, ya que los muelles están en el corazón de las ciudades. Otro punto a su favor es que es muy difícil que un viajero se maree, dada la estabilidad de los cauces de los grandes ríos europeos.

VISITANDO LA VIVIENDA DE CLAUDE MONET

En el crucero fluvial por el Sena se parte de París, en un muelle próximo a la Torre Eiffel y a unos cientos de metros del Museo de Orsay, donde se encuentran las grandes obras de los maestros impresionistas de final del siglo XIX y principios del XX.

Museo de Orsay, en París, se encuentra en un muelle próximo a la Torre Eiffel y a unos cientos de metros del Museo de Orsay, donde se pueden ver las grandes obras de los maestros impresionistas de final del siglo XIX y principios del XX.
Museo de Orsay, en París, se encuentra en un muelle próximo a la Torre Eiffel y a unos cientos de metros del Museo de Orsay, donde se pueden ver las grandes obras de los maestros impresionistas de final del siglo XIX y principios del XX.

“Lo primero que impacta es recorrer el Sena cruzando sus bellos puentes, mientras se descubren algunos de los tesoros iluminados de la Ciudad de la Luz: la torre Eiffel, le Grand Palais, L´Orangerie, el Louvre, la catedral Notre Dame... El río ha sido motivo de inspiración para numerosos pintores”, comenta a Efe Enrique Sancho, de la firma especializada en turismo Open Comunicacion (www.opencomunicacion.com).

Vista panorámica de Les Andelys, un bonito pueblo donde se sitúa el atractivo castillo de Martainville, que alberga el Museo de las Tradiciones y Artes Normandas.
Vista panorámica de Les Andelys, un bonito pueblo donde se sitúa el atractivo castillo de Martainville, que alberga el Museo de las Tradiciones y Artes Normandas.

En este recorrido fluvial los viajeros tienen la oportunidad de contemplar toda la belleza de ciudades como Rouen, Les Andelys, Honfleur, Caudebec-en-Caux o Vernon, así como encantadores pueblos como Giverny, en el que Claude Monet se instaló con su compañera Alice Hoschedé y sus ocho hijos, en una casa con un huerto en el que cultivó sus dos pasiones: la pintura y la botánica.

Pintor en la comuna portuaria de Honfleur.
Pintor en la comuna portuaria de Honfleur.

“Situado en la orilla derecha del río Sena, a tan solo una hora de París, este pueblo es famoso en el mundo entero gracias a unos lienzos como los conocidos nenúfares de Claude Monet que vivió aquí desde 1883 hasta su muerte en 1926”, indican desde turismo de Francia (https://es.normandie-tourisme.fr).

Una frase que atribuyen distintas fuentes al pintor y que cuadra con su forma de vivir y los 43 años que dedicó a su obra y su estancia en esa localidad es: “Yo sólo soy bueno en dos cosas, y esas son: la jardinería y la pintura”.

En la actualidad su vivienda se conserva prácticamente igual que cuando el artista estaba allí instalado, con muchas obras adornando sus salones. Fue un lugar mítico, ya que inspiró a otros renombrados pintores de la misma corriente como Renoir, Cézanne, Pissarro, Matisse o Sisley.

La Catedral de Rouen aún conserva su palacio episcopal y alberga las tumbas de los duques de Normandía y tiene 151 metros de altura, siendo su aguja la más alta de toda Francia.
La Catedral de Rouen aún conserva su palacio episcopal y alberga las tumbas de los duques de Normandía y tiene 151 metros de altura, siendo su aguja la más alta de toda Francia.

LA AGUJA DE LA CATEDRAL DE ROUEN

El recorrido continúa por Les Andelys, un bonito pueblo donde se sitúa el atractivo castillo de Martainville, que alberga el Museo de las Tradiciones y Artes Normandas.

Siguiendo la ruta y pasando una serie de localidades, se llega a Rouen (castellanizado como Ruan), que es la capital histórica de Normandía, llamada “la ciudad de los cien campanarios”, según indican desde (france-voyage.com).

Catedral de Rouen, serie pictórica de Claude Monet.
Catedral de Rouen, serie pictórica de Claude Monet.

Desde la misma fuente indican que está catalogada como ciudad histórico-artística, en la que destacan, entre otras joyas, la catedral de Nuestra Señora, obra maestra del arte gótico que comenzó a construirse en el siglo XII.

Erigida sobre los cimientos de un edificio del siglo IV, esta catedral aún conserva su palacio episcopal y alberga las tumbas de los duques de Normandía y tiene 151 metros de altura, siendo su aguja la más alta de toda Francia.

También destacan la iglesia de San Maclovio, ejemplo del arte gótico flamígero, que posee una portada con cinco pórticos con puertas de madera tallada; y la abadía de San Audonio, monasterio benedictino construido entre los siglos XIV y XVI que tiene 80 vidrieras que decoran la abadía en sus tres niveles y donde, en la actualidad, se ubica el ayuntamiento.

Otro tesoro histórico destacable es el Gran Reloj. Cabe señalar que esta ciudad tiene como referente a Juana de Arco, pues es el lugar donde fue quemada viva en 1431. En la urbe se encuentra también la iglesia de Santa Juana de Arco, con notables vidrieras del siglo XVI.

También destacan en Rouen su Museo de Bellas Artes, con su magnífica colección de pinturas, dibujos, esculturas y objetos de arte que van, desde el siglo XV hasta la actualidad; el museo de la Cerámica, que exhibe magníficas piezas antiguas; y el museo de la herrería Le Secq des Tournelles.

Rouen no deja indiferente a nadie, con sus hermosas casas con paredes de entramados de madera, sus callejuelas y sus iglesias góticas y la huella de otros personajes ilustres que la habitaron, como Gustave Flaubert, Pierre Corneille o Guillermo el Conquistador.

Una de las obras más destacadas de la ciudad es la serie de 31 lienzos de la catedral de Rouen llevada a cabo por Claude Monet entre 1892 y 1894, y en la que se observan las variaciones en distintos momentos del día, sobre un mismo motivo pictórico.

LA IMPRESIONANTE NORMANDÍA

El Sena, después de presentarnos la joya de Normandía, comienza su despedida en Honfleur. Al viajero le seducirán los encantos de este pueblo de pintores. “Un pueblo con bonitas callejuelas bordeadas de casas con fachadas de entramados de madera, tiendas y restaurantes típicos que convierten a este puerto normando en uno de los lugares más bonitos de la costa del norte de Francia”, según indican en Normandía Turismo (es.normandie-tourisme.fr).

Desde esta fuente indican que lo imprescindible en la localidad es visitar el Vieux-Bassin, en el centro de la ciudad y las casas estrechas y altas que lo rodean; la Lieutenance y la puerta de Caen, vestigios de las fortificaciones; así como la iglesia Sainte Catherine, construida con madera; y el Museo de la Marina, donde describen la historia de exploradores como Roberval, que salió hacia Canadá en 1541 o el Marqués de la Roche (1596).

También es recomendable descubrir el encanto del Puente de Normandía. Uno de los puentes más grandes del mundo que une la Baja Normandía con la Alta Normandía. Cruzando su estructura se llega a Le Havre cuyo centro está inscrito como Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Ciudad de pintores y del impresionismo, en Honfleur las luces cambiantes de su cielo inspiraron a Courbet, Monet, Boudin y otros artistas, algo que sigue haciendo hoy en día, ya que existen decenas de galerías y talleres de artistas que exponen sus obras al público a lo largo de sus callejuelas.

Acantilados de Côte d’Albâtre.
Acantilados de Côte d’Albâtre.

Normandía, la zona donde termina el periplo, es un lugar especial donde se encuentra la denominada Costa de Alabastro, que ofrece paisajes grandiosos, como Étretat, con unos impresionantes acantilados de tiza blanca que se sumergen en el Canal de la Mancha, que es un espectacular monumento natural.