Crece presencia migrante en la capital del estado

OAXACA, Oax., julio 5 (EL UNIVERSAL).- Carlos Lozada, su esposa y su hijo, migrantes venezolanos, están sobre un crucero de la ciudad de Oaxaca. Aquí limpian los parabrisas de los automóviles mientras el semáforo está en rojo. Con el dinero que obtienen compran comida para el día y juntan el dinero suficiente para continuar su viaje hacia los Estados Unidos.

Los siete dólares americanos que ganaba al mes trabajando en una empresa dedicada a la seguridad privada en Venezuela, en donde su función era la de ofrecer los servicios de vigilancia, actividad que desempeñó por una década, dejaron de ser suficientes para alimentar a su familia. Lo peor que pasó a Carlos Lozada, recuerda, fue comer arroz picado y lleno de tierra.

"Ya no se comía carne, no se comía huevo, pata de pollo. Las calles de Venezuela estaban colapsadas del olor a sardina por todos lados, porque era lo más económico que había en ese momento, pero ya no se veía el pollo, no se veía esa cosa".

Junto a esta familia hay otros tres migrantes venezolanos, una escena que en las últimas semanas se ha vuelto común en varios puntos de la capital del estado, en donde acaban de arrancar las fiestas de julio. Bajo las banderillas de papel picado que anuncian la Guelaguetza 2023, familias enteras aguardan con mensajes escritos en cartón y las duras condiciones inscritas en sus rostros.

De enero a abril de 2023, la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación (Segob) reportó un total de 139 mil 760 personas en situación migratoria irregular en México, de las cuales 4 mil 27 fueron registradas en Oaxaca.

Del total de personas en situación irregular en el país, 17 mil 483 son venezolanas, según la Segob; no obstante, también hay gente de Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Bahamas, Cuba, República Dominicana, Haití, Jamaica, Martinica, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay, Albania, Rusia, Ucrania, India, Angola, Camerún, Mozambique, entre otras más.

Víctimas dobles

Maribel Figueroa atiende un negocio de comida cerca de la central camionera y es testigo del flujo diario de personas migrantes en la ciudad de Oaxaca. Para ella, la situación por la que pasan es muy complicada porque vienen con poco recurso económico.

"Y si es feo que los ves durmiendo en el piso, con los niños, a veces pidiendo para poder completar algo para comer. Si es bastante complicado para ellos".

Además, advierte que ya no sólo personas que provienen de países de Centroamérica, sino de países de otros continentes como África y de naciones como Rusia, Japón y China.

"Son gente muy amable, otros se molestan porque no tenemos la posibilidad de darles. Nosotros también trabajamos por necesidad, no por gusto. Cuando tenemos, pues sí les damos. A veces la barrera del idioma, si es algo bastante complicado, cuando vienen de otros países".

Dice que es falso que haya más inseguridad por la presencia de las personas migrantes. Al contrario, dice, son ellos quienes la padecen, porque algunos son víctimas de robos: "viene gente y les roba sus papeles, las mochilas y el poco dinero que traen, a veces son policías", dice.

Como ella, otros comerciantes señalan que la presencia de personas migrantes ha tenido un efecto positivo en la venta de comida porque hay un mayor consumo, por ello considera que el gobierno sí debería de buscar una forma de apoyarlos, porque el único albergue que había en la ciudad de Oaxaca, hace poco tiempo cerró y "no hay nadie que los apoye".

Josefina, por ejemplo, es la encargada de un puesto de revistas y periódicos, en el que también se venden refrescos y cigarros.

Ella ha observado las condiciones económicas de las personas migrantes en la ciudad de Oaxaca y la necesidad que tienen de pedir dinero para conseguir algo de comer. Por otra parte, advierte que sí han aumentado sus ventas, sobre todo de bebidas y cigarros.

"Por eso se ponen en las esquinas en la avenida para pedir dinero. Andan en grupo por seguridad, porque dicen que los han robado, no pueden andar un solo en la calle porque temen que los vayan a asaltar".