Crítica de 'Bitelchús Bitelchús': El regreso del sello de Tim Burton

Crítica de 'Bitelchús Bitelchús': El regreso del sello de Tim Burton

El Festival de Venecia de este año comienza con el regreso de Tim Burton a la localidad de Winter River, en Nueva Inglaterra, con la secuela de su segunda película, el filme de 1988 'Bitelchús'.

La original fue una salida surrealista y disparatada, y la primera vez que el público pudo hacerse una idea de la peculiar estética gótico-fantástica de Burton, ya que su debut, 'La gran aventura de Pee-Wee', solo dio a los espectadores una ligera muestra de su estilo. Ahora, 36 años después, el director decide revisitar el mundo de su adorada comedia macabra, en la que supone la segunda secuela de su carrera.

Funcionó con 'Batman Vuelve' (1992), también protagonizada por Michael Keaton, así que la esperanza era capturar de nuevo un rayo en una botella... 'Bitelchús Bitelchús' llega tras una larga serie de desalentadores fracasos.

De hecho, Burton ha perdido parte de su excentricidad en la última década, con películas como 'Alicia en el país de las maravillas', 'Sombras tenebrosas', 'El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares' y 'Dumbo', que demuestran claramente que su visión, antaño única, se había convertido en un capricho cada vez más performativo. Para encontrar su última gran película, hay que retroceder hasta 2007 ('Sweeney Todd, el barbero diabólico de la calle Fleet') o, si no le gustaban esos pasteles de carne, hasta 2003 con 'Big Fish'.

En pocas palabras, revisitar una de sus películas de culto es el intento astuto (y posiblemente desesperado) del director por demostrar que aún conserva algo de ese brío espeluznante y a la vez bobalicón.

Cómo es la nueva película

'Beetlejuice Beetlejuice' comienza con Lydia Deetz (Winona Ryder) dirigiéndose a la cámara: "Pasad si os atrevéis". Nos atrevemos. La huraña adolescente del original se ha convertido en una mediadora psíquica adicta a las pastillas con su propio programa de televisión, 'Bienvenidos a la casa fantasma'.

Vestida como si hubiera asaltado el armario de Morticia Addams, Lydia sigue atormentada por Betelgeuse (Michael Keaton), el demonio anárquico que estaba empeñado en casarse con ella en la primera película. Cuando su narcisista madrastra, la artista conceptual Delia (Catherine O'Hara), le informa de la muerte de su padre, Lydia debe reconectar con su hija Astrid (Jenna Ortega), que tiene la costumbre de filtrar las llamadas de su "supuesta madre", ya que tiene a Lydia guardada en su teléfono. Para Astrid, su madre está demasiado ocupada pasando el tiempo con fantasmas y con Rory (Justin Theroux), su viscoso novio ejecutivo de televisión, como para fijarse en ella. Además, no entiende por qué su madre no se comunica con su difunto marido.

Mientras tanto, en el más allá, Betelgeuse sigue obsesionado con su "conexión psíquica" con Lydia y se enfrenta a un nuevo problema: su exmujer y líder de un culto a la muerte, Delores (Monica Bellucci), ha vuelto a grapar su cadáver al estilo de la Novia de Frankenstein y se embarca en un alboroto literal de succión de almas para recuperar a su novio. Como le dice Wolf Jackson (Willem Dafoe), exactor convertido en jefe de la división criminal de ultratumba, a nuestra necrófaga putrefacta favorita: "Quiere vengarse"... Y está convirtiendo a todos los que se cruzan en su camino en cajas de zumo humanas desechadas.

Como se puede deducir, la trama está por todas partes, con 'Beetlejuice Beetlejuice' sufriendo de demasiados hilos poco cocinados. Sin embargo, esto no va necesariamente en contra de la película, ya que el original también era una farsa alegremente desordenada. Además, desde la extravagante dirección artística hasta los efectos prácticos de stop-motion que recuerdan a la mentalidad caricaturesca del original, 'Bitelchús Bitelchús' se ajusta bastante bien al ambiente anárquico de su predecesora.

Centrándonos en los aspectos positivos, las referencias no son demasiado molestas y en su mayoría están bien calculadas (incluida una espeluznante grabación coral de la canción 'Day-O' de Harry Belafonte); hay algunos momentos agradablemente truculentos, entre los que destaca un voraz bebé protésico que le da mil vueltas a la cabeza de Trainspotting; y el reparto está a la altura, especialmente Michael Keaton, que se desahoga de la mejor de las maneras.

Es cierto que Winona Ryder no ilumina precisamente la pantalla, pero no le pasa nada si tenemos en cuenta que su personaje está un poco deprimido. Como le pregunta Delia a mitad de la película: "¿Dónde está la odiosa niña gótica que me atormentó hace tantos años?". Pues bien, ha perdido su filo, ya que se ha juntado con el Rory de Justin Theroux, que se alimenta de ella con lo que Astrid describe como su "mierda de retiro de yoga para crear vínculos traumáticos". El chupa-divertidos representa una larga lista de vampiros emocionales en esta película, a los que se unen Delores y Jeremy (Arthur Conti), el nuevo amor de Astrid, lector de Dostoievski, que puede que no sea tan atractivo como parece...

Un cuento con moraleja

La película es esencialmente un cuento con moraleja sobre cómo los parásitos emocionalmente agotadores te chupan la vida. Así que, de nuevo, Winona consigue un pase.

Lamentablemente, no se puede decir lo mismo de Jenna Ortega, que no tiene mucho que hacer como la irritable hija adolescente de Lydia. Tampoco se le puede dar un pase a Monica Bellucci, cuya historia se siente añadida. Burton reduce desconcertantemente el personaje de Delores a una ocurrencia tardía disfrazada de sueño húmedo con el único propósito de proporcionar un apresurado 'deus ex machina'. Se podría haber hecho más con ese argumento en particular.

Así pues, aunque 'Bitelchús Bitelchús' no es esencial, es un bienvenido regreso de la marca de Burton de rarezas. Puede que sea un elogio débil, pero esta secuela es lo mejor que ha hecho el cineasta en años. Y dependiendo de los resultados de taquilla, la perspectiva de una tercera película (que naturalmente se titularía 'Beetlejuice Beetlejuice Beetlejuice') no parece la peor idea a este lado del más allá. Sí, el regreso del diablillo vestido a rayas no apesta. Lástima que esta vez no haya chistes del Exorcista.

'Bitelchús Bitelchús' se estrenó en el Festival de Venecia y llega a los cines el 6 de septiembre.