Cómo cortejar a una estrella latina al estilo Kardashian
Alguna vez, escuché a Kim Kardashian dar una charla sobre las técnicas que utiliza para inspirar lealtad entre sus fanáticos. En ocasiones, se subía a su avión privado Gulfstream personalizado de 150 millones de dólares y sorprendía a desconocidos al aparecer en sus fiestas de cumpleaños.
Pensé en Kim cuando entré hace poco a Instagram y vi a John Leguizamo, el talentoso actor, escritor y comediante, mostrar el logo de The New York Times atravesado por una equis roja. Advirtió: “¡¡¡Más les vale que no me excluyan por alzar la voz!!!”.
Me cuestioné si existía alguna manera, al estilo de Kim, de avivar su lealtad al periódico. Le llamé y le pregunté cuál era su problema. Tenía mucho que decir. Le comenté que iría a Nueva York (sin avión privado) para escuchar la explicación de su crítica, con la esperanza de arreglar el conflicto.
Fuimos a Morandi en Greenwich Village. Leguizamo, de 62 años, vestía pantalones de mezclilla Rag & Bone, una cadena de plata y un arete con un diamante de 2 kilates. Mientras comíamos una minestrone, argumentó que los periódicos de Nueva York cometían un “apartheid cultural” al no tener un porcentaje de personal latino que reflejara la composición de la ciudad, el cual es de alrededor del 29 por ciento.
Leguizamo mencionó: “Estábamos aquí antes que todos. No es como si acabáramos de llegar. Solo seguimos viniendo”. El actor nacido en Colombia y descendiente de un conquistador se crio en medio de la pobreza en Queens.
Afirmó que siempre enfrentó dificultades para tratar de vender historias latinas en Hollywood, a pesar de que los latinos contribuyen casi un 30 por ciento de la taquilla en Estados Unidos, indicó que los ejecutivos le decían que el público prefería ver a personas blancas. “Yo respondía: ‘Me gusta ver a personas blancas. No tengo ningún problema con ver a personas blancas. Pero quiero verme a mí’”.
Leguizamo expresó que a pesar del éxito de Bad Bunny, Jenna Ortega, Pedro Pascal y otros, las probabilidades todavía están en contra. Sus quejas están tan bien organizadas como una enciclopedia, desde Charlton Heston (“la persona más blanca del planeta”), que interpretó a un mexicano en “Sombras del mal” de Orson Welles, hasta Al Pacino en el papel de un cubano, Tony Montana, en “Cara cortada”. Pacino hizo una gran actuación, “pero no es latino”.
Leguizamo preguntó: “¿Y qué opinas de todas las mujeres blancas que se pintan un rostro moreno, como Kylie Jenner y Ariana Grande?”, en referencia a sesiones de fotografías en las que muestran un tono de piel más oscuro. “Es tan extraño que todas estas chicas blancas intenten verse como latinas, pero no contratan a mujeres latinas”. Agregó: “Veo personas latinas superatractivas en la ciudad de Nueva York, en Los Ángeles y en Miami, pero nunca en la pasarela”.
Cuando Leguizamo se dio cuenta de que el añejo club de los hombres blancos en Hollywood no iba a cooperar con la carrera que él había vislumbrado, probó otros caminos, y usó su humor para iluminar la historia latina. IMDb compara la influencia de Leguizamo con la de un artista innovador como Sidney Poitier. Agitará las aguas de nuevo el mes próximo cuando sea su turno de conducir “The Daily Show”.
¿Los actores deberían estar limitados a papeles que correspondan a su etnicidad y sexualidad? ¿Todavía interpretaría su papel de “drag queen” Chi-Chi Rodriguez en la comedia de 1995 “To Wong Foo, Thanks for Everything! Julie Newmar” por el cual fue nominado al Globo de Oro?
Leguizamo aseguró: “Creo que no sería justo hoy en día. Estaría quitándole el papel a alguien que debería estar contando la historia”.
Indicó que cuando amigos actores blancos se quejan de su hegemonía en vías de desaparecer, él piensa: “Ahora, entiendes qué se siente” y agregó: “A veces solo me río con júbilo en mi interior”.
Leguizamo usó la palabra “latinx” y se burló de Sarah Huckabee Sanders por prohibir su uso en documentos estatales en Arkansas. Le causó risa la noción de que lo “progresista” ha arruinado la comedia: “Hay tanto humor por hacer de cualquier tema sin tener que herir los sentimientos de alguien”.
Revisé su cuenta de Instagram porque estaba escribiendo sobre “El menú”, la comedia de humor negro sobre un chef psicótico interpretado por Ralph Fiennes. Leguizamo expresó: “Se supone que mi personaje en ‘El menú’ es una estrella de películas de acción venida a menos. Me basé en Steven Seagal porque es una estrella de películas de acción venida a menos”.
Cuando participó con Seagal en la película “Momento crítico” de 1996, hizo enojar a la estrella al reírse de su comportamiento dictatorial. Leguizamo recordó: “Lanzó su codo contra mi plexo solar y me empujó contra el muro de ladrillo. Después, su personaje muere en la película. Fui todos los días a ese plató. Sé que era una muerte ficticia, pero yo quería creer que era real”.
Le pregunté sobre todos los latinos que se están cambiando al lado republicano (a pesar de que Donald Trump está satanizando a los latinoamericanos).
Leguizamo es simpatizante de Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez (“Pienso que puede ser presidenta algún día”), pero sabe que los republicanos continuarán hablando de “socialismo”.
El actor opinó: “Funciona con colombianos, venezolanos y cubanos, y los republicanos saben que es una palabra que detona sentimientos”.
Piensa que si Trump (“un diminuto idiota”) es el candidato, “Biden le va a patear el trasero. Si no es Trump, se nos tiene que ocurrir algo. ¿Biden contra DeSantis? No estoy seguro de que eso vaya a ser tan bueno”.
¿Acaso George Santos (de quien se dice que interpretó a una “drag queen”) mancilló la imagen de la comunidad? “Es latino, pero yo no apoyo a las personas solo porque son latinas. Quiero a los mejores”, relató Leguizamo.
Así que, le pregunté, mientras terminábamos de almorzar, ¿hiciste las paces con el Times?
Con una sonrisa, aceptó: “Estoy suscrito a la versión en internet”.
c.2023 The New York Times Company