CORRECCIÓN: Opinión: Algo asombroso está sucediendo en el futbol africano

Algo asombroso está sucediendo en el futbol africano. (No Ideas/The New York Times).
Algo asombroso está sucediendo en el futbol africano. (No Ideas/The New York Times).

LOS EQUIPOS DEL CONTINENTE ESTÁN LLEGANDO A COMPRENDER EL PODER DE LA DIÁSPORA.

Algo emocionante está pasando en la Copa del Mundo: las cinco selecciones que representan a África en el torneo tienen entrenadores africanos.

Esto podría no sonar fuera de lo ordinario. Gregg Berhalter, quien entrena al equipo de Estados Unidos, nació en Nueva Jersey; Hansi Flick, el director técnico de la escuadra alemana, es originario de Heidelberg. Sin embargo, lo habitual había sido que las selecciones nacionales africanas dependieran de entrenadores europeos (en su mayoría, desconocidos en sus países de origen y, en la práctica, mercenarios que saltan de un lugar del mundo a otro) cuando llegaban los torneos importantes. Si un país africano contrataba a un entrenador del mismo continente, este era despedido antes de un torneo importante, incluso si él había ayudado al equipo a clasificar.

Este año no fue así.

De los cinco entrenadores africanos, cuatro forjaron sus carreras en el futbol europeo de primera división: Aliou Cissé nació en Senegal y Rigobert Song, en Camerún. Sin embargo, ambos se formaron en la Liga Premier inglesa. Cissé migró a Francia cuando era joven. Song hizo su debut para la selección nacional de Camerún en el Mundial de 1994, pero se unió a una selección italiana poco después y antes de ir a Inglaterra. Walid Regragui nació en las afueras de París y jugó para una serie de equipos galos antes de iniciar una carrera como entrenador en Marruecos. Otto Addo, quien entrena a la selección ghanesa, nació y se crio en Hamburgo y jugó en la Bundesliga alemana. Solo Jalel Kadri es producto de las ligas de su país natal, ya que jugó y fue director técnico en Túnez.

El futbol africano está descubriendo el poder de la diáspora. Por supuesto, hay una larga historia de cómo la diáspora negra influye en los eventos del continente: Kwame Nkrumah, el líder de la Independencia de Ghana, incorporó el pensamiento panafricano través de Estados Unidos y el Reino Unido en su programa cuando tomó el poder en 1957. Desde la era de la democratización a principios de la década de los noventa, algunos países africanos y sus líderes (por ejemplo, en Senegal y Ghana) han estado más abiertos al poder político y económico y a las experiencias de la diáspora más allá de las remesas.

Eso al parecer se ha acelerado en el nuevo siglo. Además, cada vez vemos con mayor frecuencia este tipo de solidaridad en el campo de futbol.

Tomemos como ejemplo a Cissé, el entrenador de Senegal. Es quien más tiempo lleva en su puesto como entrenador y quizá es el más interesante del grupo. Obtuvo el puesto en 2015 y fungió como entrenador de Senegal en la Copa del Mundo de 2018, en la que el equipo se desempeñó de forma admirable y quedó eliminado solo por un asunto técnico extraño. Bajo su mando, Senegal ganó la Copa Africana de Naciones de 2022.

No obstante, no es solo el récord ganador lo que mantiene a Cissé en su puesto. Otra razón de su longevidad es que entiende la presión que viven sus jugadores. Fue capitán de la última gran selección senegalesa, la escuadra de 2002. Ese equipo impactó a todos en la Copa del Mundo en Corea del Sur y Japón al derrotar al campeón vigente, Francia, en el partido inaugural y llegar hasta los cuartos de final.

Cissé entiende que saca su fuerza como director técnico de su profunda conexión con Senegal. En una entrevista este año, comentó que en esencia esas personas de la diáspora entienden a sus países natales de una manera que es imposible para los extranjeros. Citó la experiencia técnica y táctica como un elemento crucial para el éxito de un entrenador, pero agregó: “También es importante saber sobre el pasado del país. Para mí, si no sabes sobre el pasado, es difícil hablar sobre el futuro”.

La prominencia de entrenadores como Cissé ocurre mientras cambia la relación de los países africanos con sus diásporas. Ahora hay millones de inmigrantes africanos y sus descendientes en Europa. Desde algerianos que se mudaron a Francia en los sesenta hasta llegadas casi diarias de migrantes africanos irregulares en Italia en la actualidad, Europa se ha vuelto más negra durante décadas.

A pesar de que estos grupos están integrados (y dan forma a la cultura popular, la política, la economía y, por supuesto, los deportes), muchos todavía mantienen algo de lealtad a sus hogares ancestrales y regresan de visita de manera regular, envían remesas y siguen las noticias marroquíes o camerunenses con el mismo interés que lo harían en Marrakech o Yaundé. (Las redes sociales cimentan esta relación aún más).

No obstante, otro cambio importante está en desarrollo, el cual refleja el poder y la relevancia crecientes de África para Europa. Los jugadores africanos están cada vez más en el escenario principal del futbol mundial. Aunque los jugadores africanos tienen una larga historia en Europa, no fue hasta la mitad de la década de los noventa que comenzaron a ser estrellas en la principales ligas del Viejo Continente.

Al principio, los contrataron por su “velocidad” y “fuerza natural”. Sin embargo, técnicos como José Mourinho y Roberto Mancini también valoraron su habilidad, liderazgo e inteligencia. Futbolistas como Michael Essien, Didier Drogba, John Obi-Mikel, Samuel Eto’o y Yaya Touré se convirtieron en estrellas globales durante la primera década del siglo XXI. Sadio Mané de Senegal fue parte clave del ataque del Liverpool durante años (y el equipo enfrentó dificultades tras su salida al Bayern de Múnich). Su compañero en la selección nacional, el defensa Kalidou Koulibaly, fue capitán del Nápoles antes de su cambio al Chelsea.

En la actualidad, una mayoría de africanos (como casi todos los aficionados al futbol en el mundo) siguen los partidos de las ligas europeas más importantes. De esta manera, el futbol cultiva una especie de identidad panafricana, aunque solo sea durante plazos de 90 minutos. Además, existe un tipo de solidaridad continental que surge para muchos hinchas africanos durante la Copa del Mundo. Si la selección nacional de tu país clasificó, la apoyas; cuando es eliminada, apoyas a cualquier país africano al que le esté yendo bien. Como la novelista Chimamanda Adichie lo explicó durante el Mundial de 2010, tu “nacionalismo expande sus fronteras cuando tu país pierde”.

Me siento viejo escribiendo esto, pero tengo que aceptar que, cuando era niño en Sudáfrica, el primer equipo al que apoyé en la Copa del Mundo fue Brasil. En parte, eso se debe a que el primer torneo que me importó fue el de 1982 y una de las estrellas brasileñas era Sócrates, un mediocampista orgullosamente político y antidictaduras que se convirtió en mi ídolo.

No obstante, había otra razón por la que la escuadra nos cautivó a mí y a mis amigos en ese entonces: Brasil era un equipo en su mayoría compuesto por negros que jugaban entre los gigantes del futbol. Mientras tanto, lo habitual era que los equipos africanos mostraran un desempeño pobre y quedaran eliminados con prontitud. En los años posteriores, a medida que los equipos africanos comenzaron a tener más éxito, trayendo jugadores de sus diásporas en Europa, muchos de nosotros empezamos a echarles porras a los equipos del continente.

Los resultados tras una semana de partidos han sido mixtos. Marruecos y Senegal, tras no obtener resultados positivos en su partido inaugural, consiguieron victorias convincentes. Camerún, Ghana y Túnez han sido menos convincentes. Sin embargo, como las derrotas de Argentina ante Arabia Saudita o la de Alemania ante Japón nos recuerdan, la Copa del Mundo puede estar llena de sorpresas.

Ningún equipo de África ha llegado más allá de los cuartos de final del Mundial. Sin embargo, los millones de personas y yo que lo seguimos por televisión en todo el continente este año estamos apoyando a estos nuevos directores técnicos y esperamos lo imposible.

Este artículo apareció originalmente en The New York Times.

c.2022 The New York Times Company