Coronavirus: el ministro de Salud, un rival impensado para Bolsonaro en plena crisis

RÍO DE JANEIRO.- Si algo le faltaba a Brasil, que espera por la llegada de lo peor de la pandemia del coronavirus, era la posibilidad de quedarse sin ministro de Salud. El presidente Jair Bolsonaro volvió a fabricar una crisis política al criticar duramente al titular de esa cartera, Luiz Henrique Mandetta, que quedó pendiendo de un hilo en el cargo.

El líder ultraderechista señaló "falta de humildad" de Mandetta y lo acusó de querer imponer sus posturas en el gerenciamiento de la crisis, en una entrevista anoche con la radio Jovem Pam.

Bolsonaro no descartó despedir al ministro, quien se ha diferenciado de él al defender el aislamiento social como arma para frenar al virus, si bien aclaró que no pretende echarlo "en medio de la guerra".

"Mandetta sabe que estamos provocándonos hace un tiempo. No pretendo despedirlo en medio de la guerra. Él está en medio a una situación de combate, si él sale bien ningún problema. Pero ningún ministro es indispensable", advirtió el presidente.

Bolsonaro le dejó, además, un recado condicionante: "Debería escuchar más al presidente. Quiere hacer mucho su voluntad".

El momento de las críticas de Bolsonaro conmueve a la política brasileña. La enfermedad ya ha dejado casi 8000 enfermos y 299 muertos y se espera el pico de contagios para las próximas semanas. En contraposición con el mensaje negacionista del presidente, las autoridades sanitarias están montando en cada estadohospitales de campaña en estadios y grandes espacios para eventos, como el mítico estadio Maracaná y el Sambódromo en el caso de Río de Janeiro, con la hipótesis de un colapso en el sistema de salud.

La tensión entre el presidente y Mandetta no era un secreto. En los últimos días, el ministro profundizó su diferenciación del derechista al defender públicamente el distanciamiento y la adopción de restricciones alineadas con las orientaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Bolsonaro, en tanto, pasó de referirse a la enfermedad como una "gripecita" a compararla con la lluvia: "Es igual [a la lluvia]. Van a mojarse, pero no van a morir ahogados".

"Acá solo trabajo con ciencia", se convirtió en la muletilla del ministro para responder a los periodistas cuando le preguntan casi a diario sobre los mensajes contradictorios con las indicaciones del Ministerio para frenar el Covid-19 enviados por Bolsonaro.

Frente a los micrófonos, Mandetta había reconocido tensiones, según sus palabras, atribuibles a la magnitud del problema que se enfrenta. Anoche, minutos después de que Bolsonaro lo cruzara, buscó bajar el tono.

"Vamos a trabajar. Lavoro, lavoro, lavoro (trabajo en italiano)", respondió a una periodista del diario O Globo, a quien le dijo que no había escuchado la entrevista del presidente.

Una figura que gana popularidad

Desde la llegada de la pandemia, el protagonismo del ministro incomoda a Bolsonaro. Mandetta se convirtió en una figura con respaldo dentro del gobierno y popular entre la población por su enfrentamiento al mandatario, al ser visto como una figura de contrapeso dentro del gobierno.

Esta semana el gobierno buscó diluir su protagonismo en la comunicación al incorporar al ministro de la Casa Civil, el general Walter Braga Netto, como articulador en las conferencias de prensa a las que se suman ministros de otras áreas todos los días.

La aprobación del ministro de Salud, en ascenso, es más del doble que la de Bolsonaro: 76% de los brasileños aprueban la gestión de Mandetta ante la pandemia, mientras que un 33% la postura de Bolsonaro, según una encuesta de la consultora Datafolha publicada hoy.

"Conquistó de forma espontánea el protagonismo, la confianza y el respeto de las familias brasileñas por seguir las orientaciones de la ciencia. Cualquier anuncio de salida sería una pésima noticia", dijo a LA NACION Efraim Filho, diputado federal y líder del Demócratas (DEM), partido al cual está afiliado Mandetta.

En medio del negacionismo hacia la enfermedad bajado por Bolsonaro y por el denominado "gabinete del odio" que lo asesora, Mandetta, médico y ex diputado federal por el estado de Mato Grosso do Sul, ha emergido como la principal voz defensora de la "ciencia" en el gobierno federal.

No solo ha insistido en la efectividad del aislamiento, sino que desincentivó a los brasileños a autotratarse con la cloroquina, la droga contra la malaria auspiciada por Bolsonaro como panacea contra el Covid-19 pese a que todavía no fue comprobada científicamente.

Miembro del DEM, mismo partido que el del presidente de la Cámara Rodrigo Maia, el ministro actuó como equilibrista, desmarcándose de Bolsonaro sin criticarlo abiertamente.

"Mientras tenga libertad para defender lo que cree con convicción, va a continuar", aseguró el jefe del DEM en Diputados.

Algo se había roto el sábado pasado entre él y el presidente, luego de una tensa reunión en la que Mandetta le espetó al derechista que era imprescindible mantener libertad para orientar a la población a que siga el mayor grado de aislamiento posible, después de que Bolsonaro pidiera la "vuelta a la normalidad".

Las declaraciones de Bolsonaro parecen mostrar que no hay vuelta atrás en la relación. A aliados y cercanos, el ministro les garantizó en las últimas horas que no renunciará apelando a una metáfora de la medicina.

"Soy médico. Tengo como juramento defender al paciente en primer lugar", repite a sus más cercanos.

Su paciente, Brasil, espera un cuadro complejo. La preocupación por estas horas es sanitaria y política. Las rispideces con Bolsonaro y la sola mención del despido dejan abiertos los signos de interrogación sobre su continuidad.