Coronavirus: quién es el experto anticuarentena que conquistó a Suecia

Anders Tegnell es un sueco promedio. De voz suave, pero firme, imperturbable ante las críticas y quizás demasiado racional, este epidemiólogo de 64 años es el arquitecto responsable del "modelo sueco" frente a la pandemia del coronavirus.

Un modelo que rechaza el confinamiento y apuesta por la responsabilidad de la población. A Tegnell, jefe de la Agencia de Salud Pública sueca, le toca dar la cara. Todos los días de la semana, a las 14, él o alguno de sus colegas ofrecen una conferencia de prensa, en donde le explican a la población por qué el plan de Suecia funciona, a pesar de que más de 5000 personas murieron por Covid-19. Una cifra mucho más elevada que la de los países vecinos que apostaron por la cuarentena. En Dinamarca murieron 606 personas; en Finlandia, 329, y en Noruega, 251.

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"A veces me siento como una bolsa de boxeo, pero está bien que así sea", dijo el epidemiólogo el mes pasado en una conferencia de prensa por las críticas que recibe, sobre todo en el exterior y que aumentaron en los últimos meses en Suecia. Se lo acusa de jugar con la vida de las personas y de seguir una peligrosa estrategia de "inmunidad de rebaño". Otros lo ven como un héroe que sigue una política sensata y que salvó a Suecia de la catástrofe económica.

Si algo sabe Tegnell es soportar la presión. Con casi 30 años de experiencia en el área de salud pública, en donde trabajó principalmente en programas de vacunación y preparación para pandemias, en 2013 se convirtió en epidemiólogo estatal.

En 1995 fue enviado junto con otros expertos suecos a Kikwit, Zaire, para ayudar a frenar el brote de ébola, a pedido de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una experiencia que calificó de "formativa" en una entrevista con el diario Expressen, en la que también reconoció que en estos momentos su esposa e hijos son su gran apoyo. También dijo que a sus amigos les preocupa cómo reaccionarán los suecos si su estrategia falla.

De funcionario ignoto a héroe nacional

Aunque Tegnell se convirtió en una figura polarizadora en el debate global sobre la mejor manera de combatir el coronavirus, en Suecia su popularidad es alta. Es cierto que en el último tiempo ya no es percibido como una especie superhéroe nacional, pero su imagen solo bajó un 10% desde abril.

"En encuestas de otros años, el sistema de salud y la policía tenían el nivel más alto de confianza en Suecia, pero Tegnell y el FHM parecen haber alcanzado el mismo nivel de confianza, con una popularidad alrededor del 60 al 70%", explica a LA NACION Anders Sannerstedt, politóglogo sueco y profesor de la Universidad de Lund". "Es un número bastante más alto que el que tiene la familia real", agrega.

Tegnell pasó de ser un funcionario público casi anónimo a ser la cara de la estrategia contra el coronavirus en Suecia. Se volvió tan popular que una encuesta de la agencia Novus, realizada para las cervecerías de Suecia el 2 de julio pasado, reveló que los suecospreferirían tomar una cerveza con Tegnell que con el popular jugador de fútbol Zlatan Ibrahimovic.

El epidemiólogo, que siempre va al grano, suele vestirse con sweaters brillantes y jeans, y se lo puede ver tomando café en locales de Estocolmo, adquirió tanta fama que hasta se crearon grupos de Facebook en su honor, como el grupo "Apoyamos a Anders Tegnell & co", que tiene 88.000 miembros.

Hay posters de Tegnell en las paredes de algunos bares de Estocolmo y remeras estampadas con su cara, pero la noticia más insólita que recorrió el país fue la del tatuaje de la cara de Tegnell que se hizo el sueco Gustav Lloyd Agerbla en su brazo. "A partir de ese tatuaje hice otros cuatro más, incluso uno de la reacción de Tegnell cuando le dijeron que alguien se había hecho un tatuaje con su cara", dijo a LA NACION por mail el tatuador Zashay Tastas, un poco molesto, porque contó que más de 50 periodistas de diez países lo entrevistaron desde que la noticia se hizo viral.

Críticas

No son todas alabanzas para Tegnell. "También enfrentó a críticas por su arrogancia, particularmente a medida que la crisis se desarrolló y quedó claro que las autoridades cometieron (y admitieron) errores en el cuidado y en el testeo de las personas mayores.", cuenta a LA NACION Catherine Edwards, periodista del diario sueco online The Local.

Edwards se refiere a la famosa frase que Tegnell pronunció en una entrevista con la Radio Sueca y que fue replicada en medios de todo el mundo. "Creo que claramente hay un potencial de mejora en lo que hemos hecho en Suecia", dijo el 3 de junio pasado.

Fue la primera vez que admitió públicamente que el país debería haber adoptado restricciones más duras para reducir la tasa de mortalidad. Pero luego, se desdijo y sostuvo que todavía creía que la estrategia de Suecia era correcta, y que no consideraba que restricciones de bloqueo más exhaustivas hubieran ayudado.

El modelo sueco

A diferencia de casi todos los países europeos, en Suecia no hubo una cuarentena estricta, sino que el país aplicó el distanciamiento social voluntario. Se prohibieron las reuniones de más de 50 personas y se suspendieron las visitas a hogares de ancianos. La escuela secundaria y las universidades cerraron, pero las escuelas primarias permanecieron abiertas. Los restaurantes y bares también.

El argumento de Tegnell es los bloqueos estrictos pueden contener temporalmente el virus, pero no evitarán que regrese. También sostiene que los bloqueos tienen un costo evitable.

Para Michael Booth, periodista inglés y autor del libro Gente casi perfecta. El mito de la utopía escandinava, la diferencia entre Suecia y sus vecinos nórdicos se explica por dos razones.