Coronavirus. Ni contención ni higiene: los reclamos de los que regresaron al país y están en cuarentena en hoteles de la ciudad

En tiempos felices, los hoteles suelen ser sinónimo de ocio y relajación. Pero en tiempos de emergencia sanitaria por el coronavirus,19 hoteles de la Ciudad de Buenos Aires se convirtieron en lugares de alojamiento extrahospitalarios para quienes regresaron al país en el contexto de la repatriación masiva de individuos. Un total de 2056 pasajeros hoy se encuentran repartidos en estos establecimientos para realizar el aislamiento social, preventivo y obligatorio, tal como dispuso por normativa oficial el Ministerio de Salud del Gobierno de la Ciudad para los los residentes que regresen de países considerados de riesgo.

Uno de los hoteles es el Ibis Buenos Aires, ubicado a 400 metros del Obelisco, sobre la calle Corrientes. Un hotel de lujo que según los pasajeros repatriados y alojados allí, se transformó en un "lugar de encierro", "falta de higiene" e "incertidumbre", según describen sus inesperados pasajeros. Sus relatos son el compendio del momento crítico que se vive.

"En el hotel nos entregaron un papel en el que informaban que íbamos a tener limpieza diaria y un médico nos iba a revisar. Pero ni siquiera nos dieron bolsas para aislar la ropa, toallas, ni almohadas. Con el pasar de los días tampoco pasaron a limpiar. Tuvimos acumulada la basura de tres días", expresa con indignación Eduardo Orlando (29), alojado en una habitación que comparte con su mujer -está embarazada- y su hija de 5 años desde el 23 de marzo.

Orlando y su familia regresaron el lunes de Brasil. Ellos firmaron una declaración jurada y dejaron asentado su domicilio. Pero nunca imaginaron que iban a ser trasladados a un hotel: "Bajamos del avión, nos separaron según domicilio y la gente de provincia se retiró a su hogar. Nosotros fuimos trasladados acá y no nos dejan salir desde entonces. Mi mujer está embarazada, tenía dolor de panza y le recetaron Clonazepam para que se tranquilizara. El trato y la recepción son muy malos. Recién ayer la llevaron al hospital. Pero nos costó mucho conseguir esa salida y fue sólo temporal".

Mi mujer está embarazada, tenía dolor de panza y le recetaron Clonazepam para que se tranquilizara. El trato y la recepción son muy malosEduardo Orlando, pasajero

Desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el equipo encargado de llevar adelante el protocolo de manejo de individuos provenientes de viajes, explicó a LA NACION: "Sólo los pasajeros asintomáticos se dirigen a estos alojamientos, son los que no necesitan ningún tipo de atención médica extra o especial. Por eso se dispone de un sólo médico por hotel y una guardia psicológica que funciona las 24 horas".

Ante la consulta sobre los casos especiales como personas con enfermedades crónicas, diabetes o embarazos, agregan: "Si el pasajero necesita asistencia médica se le hace la receta y los voluntarios del Gobierno de la Ciudad van a la farmacia y le compran lo que necesitan. En los casos que se prevé que van a estar mejor en sus hogares, el equipo epidemiológico les hace la derivación".

Pero sus palabras se contradicen con la falta de atención y respuestas que denuncian varios de los pasajeros alojados allí. Sebastián López es un médico de 33 años que regresó de Monterrey, México, donde realizaba una beca de perfeccionamiento. El primer día en el hotel le prometieron desde contención psicológica hasta dos controles médicos diarios. Pero nada se cumplió. "No entregaron los medios para desinfectar las valijas, calzado y celular. Tardaron 24 horas en brindarnos un toallón, papel higiénico y jabón. En 5 días nadie apareció para responder nuestras dudas ni a comunicar nada. Las medidas de higiene son pésimas. No se limpian las habitaciones. Es una privación a la libertad", reclama López.

También hace especial hincapié en la falta de medidas de bioseguridad: "A la hora de entregar la comida a la habitación, exponen a chicos voluntarios del Gobierno de la Ciudad que no son parte personal de la salud y no tienen las herramientas necesarias para protegerse. Pasan de habitación en habitación y tocan la comida de todos. No se desinfectan las manos".

Desde el Gobierno de la Ciudad refutan esos comentarios: detallan que los equipos tienen entre 10 y 18 voluntarios por hotel que se encargan de brindar desayuno, alumerzo, merienda y cena a los pasajeros. "Todos tienen elementos desinfección porque es un ámbito extrahospitalario y deben utilizarlos. También deben proveer a los pasajeros de kits de limpieza personal y blanquería", exponen.

Los pasajeros encontraron una alternativa para hacer un frente común: se comunicaron entre ellos por las ventanas y crearon un grupo de WhatsApp en el que comparten los reclamos. Por ese medio se compartió la historia de una mujer diabética a la que le conservan la insulina en vasos con hielo y de un paciente con fibrosis quística, que necesita su medicación.

Michelle Krymer experimentó en carne propia la contradicción burocrática desde su llegada Ezeiza, donde la obligaron a descender y a regresar a la aeronave dos veces mientras el piloto discutía con las autoridades sanitarias. Allí también le proporcionaron información errónea: "Todas las autoridades repetían que nos enviarían a un hotel para hacernos un hisposado, y que los resultados tardarían entre tres o cuatro días. Si el resultado era negativo, volveríamos a nuestros domicilios para cumplir con la cuarentena obligatoria". Es viernes, y Krymer confirma que nunca le hicieron el hisopado, mientras no se puede mover del hotel.

Ante la pregunta sobre esta comunicación fallida, el equipo del Gobierno de la Ciudad confirmó: "Escuchamos un montón ese tipo de relatos. Pero la recepción en Ezeiza la hace la Policía Aeroportuaria, que no está bajo nuestra jurisdicción. Los hisopados sólo se hacen a la gente que tiene síntomas".

Krymer cuenta que a los pasajeros que viajaron con ella en el mismo avión y tenían domicilio en provincia los enviaron al CENARD por dos noches y luego regresaron a sus hogares. "En cambio nosotros estamos en el hotel hace 5 días. Las habitaciones son pequeñas y solo un día me encerraron en el baño para higienizar, limpiaron el piso con lavandina y listo. No nos tomaron ni la fiebre. Estamos peor que los presos", reclama la pasajera.

Pero el Gobierno de la Ciudad insiste en su mensaje, más allá de las protestas: "Esto es una cuestión de jurisdicciones. Desde la Ciudad tomamos esta decisión porque creemos que es la mejor forma para contener la curva y evitar la propagación del virus. Es una cuestión de cuidado para la gente en particular y la sociedad en general. Ellos no van a salir hasta cumplir con sus 14 días de cuarentena".