Coronavirus: el contagio de Cabello pone en evidencia el desastre oculto de Venezuela

El gobierno venía negando la gravedad y los alcances del "virus colombiano" que ahora afecta a la misma cúpula del elenco chavista

CARACAS.- El positivo de Diosdado Cabello, número dos de la revolución bolivariana, y de otros dirigentes chavistas como el poderoso ministro de Petróleo Tareck El Aissami apagaron de golpe los cánticos de victoria sobre el coronavirus tantas veces entonados por el presidente Nicolás Maduro .

El "virus colombiano", como lo denomina la propaganda chavista, se dispara en una Venezuela donde solo existen 250 respiradores y en medio de constantes denuncias por la falta de bioseguridad. Su avance llegó incluso al corazón del poder militar en Caracas: los generales aislaron uno de los edificios de viviendas al confirmarse varios casos.

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La alarma saltó en la noche del miércoles cuando el también presidente de la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente (ANC), órgano revolucionario que funge como el Comité de Salud Pública de la Revolución Francesa, no asistió a su show televisivo "Con el mazo dando", desde el cual persigue a opositores y a periodistas independientes.

Cabello presentaba dolor de cabeza, que interpretaba como un ataque de alergia, aunque los más susceptibles lo achacaron de inmediato a la pérdida de poder en los últimos ascensos militares ordenados por Maduro.

Al final, ni una cosa ni otra. La noticia la confirmó el propio militar retirado en sus redes sociales: "He resultado positivo de Covid-19, desde ya me encuentro aislado cumpliendo el tratamiento indicado, gracias por sus buenos deseos, con la moral en alto. ¡Nosotros venceremos!".

Una victoria que no se ve por ningún lado en Venezuela. Maduro irrumpió al instante en sus redes sociales para desear la mejor de las suertes a su aliado, eso sí, invocando al recientemente beatificado por el Vaticano José Gregorio Hernández, un médico al que se le concede poderes sobrenaturales en el país petrolero.

"¡Estamos contigo! Sé que con los tratamientos, las bendiciones de Cristo y la mano milagrosa del Dr. José Gregorio Hernández vencerás esta nueva batalla. ¡Nosotros siempre venceremos!", vaticinó el "presidente pueblo".

Con poco más de 8000 casos confirmados y 80 muertes oficiales, que no son creíbles ni para el Parlamento democrático ni para los expertos, la pandemia encontró en Maracaibo, la segunda ciudad del país, y en el estado fronterizo de Zulia el eslabón más débil para avanzar al resto del país. De hecho su gobernador, el chavista Omar Prieto, también hizo público su contagio: "Es el riesgo que al igual asumen nuestros médicos, enfermeros, bomberos. Estamos en batalla y estable. Dios con nosotros. ¡Venceremos!".

El cuadro dibujado por Prieto tampoco responde a la realidad. El personal sanitario se enfrenta casi a pecho descubierto contra la enfermedad ante las carencias máximas de elementos de bioseguridad, incluso de agua y de jabón. En las últimas horas se conoció la muerte de la anestesióloga Nelly Villasmil y de la enfermera Nadesdha González, con lo que suman cerca de una decena de muertes de personal sanitario en esa zona del país. Además, varios de ellos están internados en terapia intensiva.

El país solo cuenta con 250 respiradores y su sistema público de salud está bajo sus mínimos históricos tras siete años de un deslave imparable. Según la última encuesta realizada con personal médico, en casi el 53% de los casos ni siquiera hay tapabocas en sus centros.

Estado del confinamiento

"Venezuela enfrenta hoy la pandemia en peores circunstancias que el resto del mundo, producto de la emergencia humanitaria compleja a la que nos llevaron", recordó la diputada Manuela Bolívar durante un encuentro virtual del Parlamento, en el que arrojaron nuevas informaciones sobre el estado de terror que acompaña al confinamiento del país.

Entre ellas, los operativos de las Fuerzas Especiales de Maduro (las temidas FAES) y de colectivos paramilitares que llevan a pacientes "por la fuerza a refugios en las peores condiciones o que son "ruleteados" (llevados de un sitio a otro) hasta la muerte porque nuestros hospitales no cuentan con cinco de 10 medicamentos indispensables para atender una emergencia. El 80% de los tomógrafos tampoco funcionan, ni hay cómo medir gases arteriales", denunció el diputado exiliado y médico José Manuel Olivares.

Por supuesto estas carencias no afectan a los dirigentes chavistas contagiados, tampoco los casi diez días de media que tardan en analizarse las pruebas PCR en el único laboratorio del país.

Entre los casos positivos también hay alcaldes chavistas, como Jonny Acosta, de Sucre. José Luis Gutiérrez, rector del Consejo Nacional Electoral (CNE), impuesto recientemente por el Tribunal Supremo tras ordenarlo el gobierno, sufre un derrame en el pulmón, aunque su prueba de Covid-19 salió negativa. Y José Antonio España, uno de los antiguos diputados opositores que se pasaron al bando gubernamental, también está afectado.

El avance de la pandemia llegó incluso a Fuerte Tiuna, el mayor cuartel de Caracas, en cuyo interior Maduro tiene su residencia. Las autoridades militares ordenaron el aislamiento de un edificio al confirmarse varios casos en sus instalaciones, que también incluyen edificaciones para civiles. En el Batallón Blindado de Valencia también murió al menos un soldado.