Cuando la Corona británica ocultó que un espía de la URSS trabajaba para ellos

La ‘Royal Collection’ de la Corona británica está considerada como una de las colecciones de arte más importantes y valiosas del planeta, siendo iniciada por el rey Enrique VIII, en la década de 1530, y creándose un siglo después (concretamente en el año 1625, bajo el reinado de Carlos I de Inglaterra) un cargo específico de conservador, supervisor y responsable de todas las obras reales, bajo el título de ‘Surveyor of the King's Pictures’.

La reina Isabel II junto a Anthony Blunt, responsable de la ‘Royal Collection’ del Reino Unido, quien resultó ser un espía de los soviéticos trabajando para la Corona británica (imagen vía Getty Images)
La reina Isabel II junto a Anthony Blunt, responsable de la ‘Royal Collection’ del Reino Unido, quien resultó ser un espía de los soviéticos trabajando para la Corona británica (imagen vía Getty Images)

En abril de 1945, bajo el reinado de Jorge VI, fue nombrado para el desempeño de curador y conservador de la ‘Royal Collection’ un destacado historiador y experto en la historia del arte, llamado Anthony Blunt, quien presentaba un brillante currículo profesional y académico, quien había estudiado y ejercido posteriormente como profesor del prestigioso Trinity College de Cambridge, además de ser un reconocido crítico de arte.

Además, Anthony Blunt, que en aquellos momentos tenía 38 años de edad, fue recomendado para el puesto por Owen Morshead (el ‘Bibliotecario Real’) y contaba con una impecable hoja de servicio en la Segunda Guerra Mundial (que estaba a punto de finalizar), habiendo servido a la nación británica en el Mi5, el servicio de inteligencia del Reino Unido siendo clave en toda la campaña de espionaje y contraespionaje durante el conflicto bélico.

A partir de 1952, tras el fallecimiento del rey Jorge VI y posterior llegada al trono de Isabel II, Anthony Blunt siguió ejerciendo sus funciones como ‘Surveyor of the Queen's Pictures’, convirtiéndose en una de las personas de mayor confianza (en el terreno de las pinturas y obras de arte) para la nueva reina, siendo tal el vínculo que se creó entre el conservador de la ‘Royal Collection’ y la monarca que numerosas fueron las ocasiones en las que era invitado a los palacios reales o la acompañaba en sus viajes (con el fin de aumentar la colección con nuevas piezas obtenidas en el extranjero) e incluso a viajar él como representante de la Casa Real británica. Todo ello llevó a ser nombrado caballero de la Real Orden británica y tener el honor de llevar el título de ‘sir’.

Pero Anthony Blunt guardaba un enorme secreto y llevaba trabajando como espía para la Unión Soviética desde 1934, tras haber visitado la URSS y ser captado por la NKVD (antecesora de la KGB).

Gracias a su privilegiada posición como persona de confianza de la reina Isabel II y su libertad para moverse por los estamentos vinculados con la Corona y el Gobierno que le permitieron conocer numerosos ‘secretos de Estado’, Blunt se dedicó a pasar información al bloque soviético sin levantar ni una sola sospecha.

De hecho, no era el único ilustre personaje británico en espiar para los intereses de la URSS, debido a que formaba parte de lo que posteriormente se denominó como ‘los cinco de Cambridge’.

En 1963 Anthony Blunt fue delatado por el novelista y editor estadounidense Michael Straight, quien tres décadas antes había tenido conexiones con los comunistas a través del mencionado grupo de espías de Cambridge y tras una exhaustiva investigación por parte de los servicios de inteligencia británicos pudieron comprobar que era verdad y que el honorable ‘Surveyor of the Queen's Pictures’ estaba trabajando para la KGB.

Pero, curiosamente, sir Anthony Blunt no fue cesado de su cargo y ni tan siquiera desposeído del título de sir, debido a que el Gobierno británico (junto a la Corona) determinaron que sería un escándalo que les dejaría en muy mal lugar si se hacía pública la identidad como espía de los soviéticos.

Por tal motivo se le mantuvo en el cargo durante una década más (hasta 1973) y siguió llevando una vida totalmente normal.

No fue hasta noviembre 1979, cuando se filtró una información sobre el caso a la prensa y llegando hasta oídos de diputados laboristas (en la oposición en aquel momento), que la Primera Ministra británica, Margaret Thatcher anunció oficialmente ante el Parlamento la traición de Anthony Blunt, convirtiéndose en un sonado escándalo y retirándole el título de caballero, prohibiéndole la utilización del ‘sir’ y despojándole de todos los honores y privilegios que hasta entonces había disfrutado.

Fuente de la imagen: Getty Images

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