Corazón vulnerable: cardiólogos recorren parte del país para asistir a poblaciones de pocos recursos

Las camillas para la ecografía cardíaca o el electrocardiograma se improvisan con los pupitres de las aulas de la escuela donde trabajan los profesionales del programa
Las camillas para la ecografía cardíaca o el electrocardiograma se improvisan con los pupitres de las aulas de la escuela donde trabajan los profesionales del programa - Créditos: @Gentileza Programa Sonqo Calchaquí

Tres contingentes de cardiólogos salen ya en el país, de manera voluntaria, a buscar activamente más y mejor información sobre la salud cardiovascular de poblaciones vulnerables donde el Estado no parece estar llegando. Sesenta médicos lo harán este año por cuarta vez en el programa solidario de evaluación comunitaria más importante del país para seguir evaluando el corazón de las poblaciones indígenas de alta y media montaña en tres provincias, mientras que una decena de colegas lo empezaron a hacer este año en un asentamiento a 200 kilómetros de Viedma, en Río Negro, y otro grupo lo hizo repitió esta semana a cuadras de una de las zonas más acomodadas de la Capital: en el Barrio 31.

En todos los casos, los resultados sorprenden, a la vez que abren incógnitas para conocer el corazón de poblaciones alejadas o con pocos recursos, según presentarán este viernes integrantes de las tres iniciativas de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y la Fundación Cardiológica Argentina (FCA) durante el XII Congreso Argentino de Ecocardiografía e Imágenes Cardiovasculares de la SAC. En común tienen que era la primera vez que a muchos de los participantes les hacían estudios por imágenes para evaluar el riesgo cardiovascular.

En septiembre, un contingente de 60 personas, entre cardiólogos, enfermeros, técnicos, profesores de educación física y estudiantes de Medicina, harán la cuarta caravana del programa Sonqo Calchaquí, que dirige Sebastián Galdeano, vicepresidente segundo de la SAC. Ya llevan relevados 1200 pobladores de localidades en altura como Cachi (Salta), Colalao del Valle (Tucumán) o Fuerte Quemado (Catamarca), de los que ya publicaron los resultados obtenidos en las dos primeras ediciones.

“Menos del 10% de los pobladores tienen placa aterosclerótica, lo que nos dice que es una población poco enferma, de acuerdo con las imágenes de eco-doppler vascular, de arterias carótida y femoral. Las ecografías cardíacas mostraron valores de tamaño del corazón, como diámetro y otros indicadores, que son muy parecidos a los de la población urbana, mientras que vimos poco impacto de la enfermedad ateroscleroyica en el sistema vascular. Duermen bien, son optimistas y no tienen tanto estrés”, destacó Galdeano.

En Cachi (Salta), Colalao del Valle (Tucumán) y Fuerte Quemado (Catamarca), el programa Sonqo (o corazón, en quechua) fue pionero en lograr que sus habitantes accedan a un chequeo cardiovascular completo como los desarrollados en los principales centros de cardiología, como publicó LA NACIÓN.

“Los pacientes con hipertensión arterial, definidos según nuestras guías clínicas como una presión de 140/90 mm Hg, fueron el 21% de los pobladores analizados. El exceso de peso estuvo presente en cerca del 70% de los encuestados (34,3% con sobrepeso y 35,7% con obesidad), un 10% por encima de la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, pero con la diferencia que uno estima que los habitantes de montaña consumen menos alimentos procesados que los habitantes de ciudad”, detalló Galdeano.

Durante las jornadas de evaluación, también se enseña a la comunidad local maniobras de RCP y uso de desfibrilador
Durante las jornadas de evaluación, también se enseña a la comunidad local maniobras de RCP y uso de desfibrilador - Créditos: @Gentileza Programa Sonqo Calchaquí

Hipótesis

De estos hallazgos, surgen numerosas hipótesis a investigar, como, por ejemplo, la de considerar “si las herramientas y las recomendaciones cardiovasculares disponibles para el diagnóstico y el tratamiento de los pobladores de las ciudades, son válidas cuando uno examina a un poblador de montaña –agregó–. ¿Desde lo médico, qué recomendaciones deberíamos darles a esas poblaciones? ¿Los valores de alerta son iguales que en las ciudades a partir de una altura por sobre el nivel del mar? ¿O son protectores frente a estos resultados? Hay que estudiarlo”, dijo Galdeano sobre una población que tiene, en promedio, 45 años y en un 55% son mujeres.

En la presentación de este viernes, con la mira puesta en lograr responder esas preguntas, entre muchas más que van surgiendo al analizar los resultados obtenidos en el circuito de evaluación clínica que utiliza el programa en cada localidad que visita, el médico también planteará si la inteligencia artificial (IA) podría ayudar a partir de estos hallazgos en las imágenes y otras mediciones

Daniel Morisse, presidente del Distrito Viedma de la SAC, quiso hacer “algo similar” a Sonqo y creó la versión en lengua mapuche: Piuke. Con un grupo de 10 cardiólogos hicieron la primera edición en febrero pasado: viajaron al asentamiento Chipauquil, a 60 kilómetros de Valcheta y a 200 kilómetros de Viedma, en Río Negro. Evaluaron en la meseta patagónica a esa comunidad de 65 personas: población rural de muy bajos recursos y escaso acceso a la atención médica más básica, según relató el médico.

“Les hicimos un chequeo cardiovascular completo, con análisis de laboratorio en el hospital de la zona, incluido el test de caminata de seis minutos, un eco-doppler de carótidas y un electrocardiograma. Reunimos en una planilla los factores de riesgo, antecedentes cardiovasculares y los resultados del examen físico. Empezamos a las 8 y terminamos a las 18″, relató el médico. Los datos los está procesando el área de estadísticas de la SAC.

Detalló que encontraron “una incidencia muy baja de enfermedad cardiovascular”, lo que los llevó a plantear una hipótesis de estudio: si el consumo de alimentos procesados y microplásticos [de contenedores de plástico de los alimentos] haría “una diferencia más que significativa” con respecto de esas poblaciones.

Tienen una dieta distinta a la de la ciudad: comen mucha grasa, carne y productos de granja que producen ellos; no comen ningún procesado y caminan mucho. Y los resultados son lo opuesto a lo que esperábamos, por fuera de la hipertensión HTA”, agregó Morisse. “Hay una realidad cardiovascular radicalmente más allá de Buenos Aires, algo que es muy difícil hacerle llegar a las autoridades centrales –dijo–. Esto se puede hacer y debería hacerse en todos los distritos. Somos nosotros, los médicos, los que tenemos que llegar a la sociedad.”

Barrios vulnerables

En el Barrio 31, en Retiro, el grupo de la FCA, que preside Ana Salvati, empezó el año pasado a relevar los factores de riesgo en barrios vulnerables para poner a esa población en contacto con los centros de atención primaria. Este martes hicieron la segunda jornada de 14 horas con un grupo de cardiólogos para evaluar a personas sin antecedentes de accidente cerebrovascular, infarto o una cirugía cardiovascular. Evalúan el peso, la talla, el perímetro de cintura, la presión, la glucemia y les hacen un doppler de arteria del cuello para saber si tiene placa ateroesclerótica, “un indicador de alto riesgo cardiovascular”, definió Salvati. Al final, les comunican los resultados. Si existe alto riesgo, conectan a la persona con un turno en un hospital porteño para que reciba el tratamiento adecuado.

“Es una manera de ayudar a la gente que la pasa mal. Encontrar placa indica que tienen entre dos y tres veces más riesgo de tener una complicación cardiovascular que los que no tienen placa”, explicó la médica. “Vemos que la mitad de la gente está desempleada o vive de changas y solo el 50% tiene algún ingreso fijo. Más de la mitad tiene escolaridad primaria o menos. ¿Cómo impacta esto en la salud? El 39% nos dijo que era hipertenso [comparado con el 34% de la población promedio argentina] y más del 20% de ese grupo no recibe ningún tratamiento porque no puede pagarlo, no se lo dieron o no entendió que tenía que tomarlo”, mencionó Salvati.

Solo un 30% tiene la presión dentro de los valores óptimos (120/80 mm Hg) y el 70% tiene “algún grado de hipertensión”: un 50% con valores por encima de 130/90 y un 34% con más de 140/90, “a pesar de que muchos de ellos están medicados” El 27% tiene diabetes, por encima del 12% de la población argentina, de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo. Un 80% va a buscar comida en algún momento del mes al comedor comunitario y un 65% tiene sobrepeso, con un 29% con obesidad “por consumo de harinas, como polenta, fideos y pan”, señaló la cardióloga.

“Hicimos doppler en las carótidas y el 30% de una población adulta joven, de una edad promedio de 52 años, ya tiene placa aterosclerótica, lo que es un predictor de riesgo para infarto, ACV y muerte súbita”, mencionó. “Vamos una vez por año y nuestra idea, si contamos con apoyo, es ir ampliando la frecuencia de las jornadas. Este año incorporamos la capacitación en RCP y primeros auxilios. Los accidentes son muy frecuentes, según nos explicaron los médicos del Cesac, porque tienen escaleras sin barandas. Son comunes los traumatismos, las lesiones y el atragantamiento en los más chicos”, finalizó Salvati.