Conspiración contra Maduro muestra ecosistema interno del chavismo, dice ex jefe de espías

Los integrantes de la conspiración para sacar al gobernante Nicolás Maduro del poder, la mayoría de ellos miembros de la cúpula del propio régimen, tenían objetivos claros en la conjura, según relata en un nuevo libro el ex jefe del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, Manuel Cristopher Figuera.

Primero, el propio Cristopher Figuera iba a arrestar a todos los potenciales adversarios del complot durante un consejo de ministros. En especial, dijo, se debía detener al diputado Diosdado Cabello, el poderoso número dos del régimen que debía ser neutralizado porque tenía los medios para complicar las cosas rápidamente.

Segundo, el ministro de Defensa de Maduro, Vladimir Padrino López, quien había ya sostenido varias conversaciones con funcionarios de la administración Trump, debía salir por televisión acompañado por las principales figuras del alto mando militar, y pronunciarse a favor de la autoridad de la Asamblea Nacional, controlada por la oposición.

Tercero, el presidente del Tribunal Supremo de Justicia chavista, Maikel Moreno, una persona allegada a la esposa de Maduro, Cilia Flores, debía emitir un dictamen arrebatándole la autoridad a la Asamblea Nacional Constituyente, el entonces órgano legislativo nombrado por el régimen para usurpar las funciones de la Asamblea Nacional presidida por el opositor Juan Guaidó.

Una vez controlada la situación, Maduro iba a ser colocado en un avión rumbo a Cuba, desde donde podía viajar a cualquier otro país que lo aceptara para pasar a retiro y disfrutar de la gigantesca fortuna acumulada por su familia, Cristopher Figuera dijo.

El ex mayor general, quien vive hoy exiliado en Estados Unidos, relató todos los detalles del complot en su recién publicado libro, 30-A: Día en que Nicolás Maduro pudo caer, que expone capítulo por capítulo la organización y luego el espectacular fracaso del levantamiento popular de abril del 2019.

En conversaciones con el Nuevo Herald, el mayor general brindó nuevos detalles sobre la complicada dinámica que existe dentro de la cúpula chavista, que entre otras cosas explica por qué Padrino y otras altas figuras del chavismo que conspiraron para derrocar al régimen no solo continúan libres sino que también siguen ocupando sus puestos.

Es una situación difícil de entender porque el proceder de Maduro es similar a la del esposo que llega un día a casa y encuentra a su esposa en la cama con otro hombre, comentó Cristopher Figuera, y en vez de formar un lío espera que salga del cuarto y solo le dice: “Mira, prepara la comida que tengo hambre”.

El mensaje subliminal de Maduro a Padrino es: “Sé en qué estabas tú, tengo las pruebas, tengo todos los elementos y te voy a dejar allí, te voy a dejar allí, pero quiero que sepas que en el momento que yo pueda te voy a detonar”, dijo el militar.

Pero el juego se complica por la presencia en la ecuación de un cercano aliado de Padrino, el general Iván Hernández Dala, el actual jefe de la Dirección General de Inteligencia Militar, quien también sigue en su puesto pese a ser otros de los actores claves de la conjura.

“Seguramente Hernandez Dala le habrá dicho [a Maduro]... tenga cuidado cuando me detonen porque hay muchas cosas que yo sé de usted y están a buen resguardo y van a salir a la luz pública, entonces mejor llevemos la fiesta en paz. Ni mi general padrino, ni yo queremos arrebatarle el poder, puede estar tranquilo”, narró Cristopher Figuera.

El ex jefe del Sebin dijo creer que Hernández Dala tiene esa información en buen respaldo fuera del país y que posiblemente ha tomado medidas para permitir que esta salga si le llegara a pasar algo.

Otras de las principales figuras del chavismo estaban involucradas secretamente en la conjura, incluyendo el empresario y socio de Cilia Flores, Raúl Gorrín, quien aparentemente quedó bien parado.

Entre las personas que incluso veían con buenos ojos la salida de Maduro del poder se encontraban los propios hijos de Flores, quienes tras haber acumulado gigantescas fortunas llevan tiempo deseando encontrar una fórmula para que el gobernante pueda dejar el poder y pasar a retiro, con garantías de no ser perseguido por la justicia internacional, para que la familia pueda vivir tranquilamente como grandes potentados, dijo el mayor general.

“Creo que para ese momento hasta Cilia como que estaba persuadida de que era mejor salir porque con lo que ellos tenían, como ellos mismos decían en los audios con sus hijos (que el SEBIN tenía), ‘Con lo que nosotros tenemos hasta nuestros nietos van a vivir sin trabajar’”.

La participación de Padrino, Hernández Dala y Moreno fue confirmada por la administración Trump, el día del fallido levantamiento por el entonces asesor de seguridad de Estados Unidos, John Bolton, quien al ver que Padrino no estaba cumpliendo con su compromiso de pronunciarse públicamente contra Maduro le envió un mensaje a través de su cuenta de twitter.

“@vladimirpadrino, @Ivanr_HD, @MaikelMorenoTSJ: Se les acabó el tiempo. Esta es su última oportunidad. Acepte la amnistía del Presidente interino Guaidó, proteja la Constitución y retire a Maduro. Y así lo sacaremos de nuestra lista de sanciones. Quédense con Maduro y se hundirán con la nave”, escribió Bolton.

Al final, ni Padrino ni Moreno actuaron, lo que destinó la conjura al fracaso.

En su conversación con el Herald, Cristopher Figuera también atribuyó el fracaso a la decisión del dirigente de la oposición Leopoldo López de adelantar el día de actuación, lo cual obstaculizó el cumplimiento de varias de las tareas previstas.

Cristopher Figuera terminó siendo el principal integrante del régimen que terminó convirtiéndose en blanco de sus antiguos compañeros. Uno de sus asistentes, el mayor Jesús Alberto García Hernández, fue víctima de la feroz persecución que siguió, siendo asesinado en mayo de ese año.

Padrino y Hernández Dala parecen haber sobrevivido su participación en la conjura, pero eso no quiere decir que estén totalmente fuera de peligro en el volátil ecosistema que habitan.

Ellos tienen un gran enemigo, que no es precisamente Maduro, sino más bien Cabello.

“Ellos se protegen porque no solo tienen negocios juntos, sino porque saben que si no actúan unidos, Diosdado se los va a masticar como se masticó a Maikel Moreno” quien terminó perdiendo el puesto de presidente del Tribunal Supremo de Justicia, dijo Cristopher Figuera.

Puede ser que Maduro considere que Padrino y Hernández Dala sean males necesarios para continuar en el poder, agregó Cristopher Figuera, pero para Cabello solo son obstáculos en su constante gesta por concentrar el poder.