En Cuba no tenían computadora, y en Miami vinculan a negocios con tarjetas innovadoras

Jaime Manteiga y Janse Lazo crecieron en Cuba sin computadora, o como dicen los jóvenes emprendedores: “éramos de familias pobres”, lo que resulta una frase curiosa para calificar un estatus social en un país en que la escasez es la norma.

“La primera computadora que tuve era de mi hermana. Yo tenía como 14 años y jugaba programando”, recuerda Manteiga. “Me parecía mágico cómo podías hacer que un dispositivo, si le ponías cierto lenguaje de programación, llegara a un resultado. Me apasionaba que estaba abierto a crear lo que quisieras”.

Décadas más tarde, ya en Estados Unidos, Manteiga y Lazo son la prueba de que cuando llevas el emprendimiento dentro, solo hace falta notar una ausencia en el mercado para aprovechar la oportunidad y crear un producto nuevo.

Un recorrido por el circuito de conferencias de tecnología fue suficiente para que los emprendedores y programadores notaran que cuando les entregaban una tarjeta de negocios, la mayoría de las veces la perdían. Obsoletas y poco sostenibles porque no ayudan a la conservación del medio ambiente, las tarjetas de negocios en papel necesitaban renovarse.

“Siete de cada 10 tarjetas nadie las usa y simplemente las botan”, dice Manteiga en su oficina de Kendall sobre el punto de partida de la startup TapTok, una plataforma de soluciones para ayudar a los negocios a conectar con su audiencia, que creó en Miami unos meses antes de la pandemia, cuando evitar el contacto directo entre las personas se convirtió en una necesidad.

Los emprendedores Jaime Manteiga, Janse Lazo y Ana Suárez en sus oficinas de Kendall, donde opera la startup TapTok, que ofrece soluciones digitales a los negocios, como la tarjeta electrónica.
Los emprendedores Jaime Manteiga, Janse Lazo y Ana Suárez en sus oficinas de Kendall, donde opera la startup TapTok, que ofrece soluciones digitales a los negocios, como la tarjeta electrónica.

Así su producto estrella es la tarjeta de negocios electrónica, “que se pega al teléfono de la persona con la que quieres compartir los datos de contacto”, explica Manteiga, ejemplificando en el teléfono de Lazo cómo un “tap” de la tarjeta, que luce como una de crédito, permite transferir todo lo que quieres que esa persona tenga de ti, tu sitio web, tus redes sociales, el mapa de Google de tu oficina, por si necesita llegar con el GPS.

Todo en un segundo y sin que la persona a la que entregas tus datos tenga que descargar una aplicación ni tener habilidades tecnológicas especiales. Y lo mejor, sin gastar toneladas de papel.

Una pasión que nació en Cuba

Manteiga y Lazo son del Casino Deportivo, un barrio habanero. En realidad no vinieron a manejar una computadora con una velocidad aceptable hasta que se reunieron en los Joven Club, centros para que los jóvenes pudieran interactuar con las computadoras.

“Nosotros hicimos el chat más grande de Cuba”, comenta Manteiga. “En aquel entonces no había internet y conectar personas era algo mágico”.

Los cubanos no tuvieron acceso a internet en el teléfono hasta el 2018, así que los chats creados por los amantes de la programación eran la oportunidad de “chatear” con una novia, de intercambiar ideas con otro fanático de la informática o de compartir estadísticas de juego.

“Empezamos a crear servidores de juego al que las personas podían conectarse y allí tenían todas las estadísticas de juego, y fue creciendo”, cuenta Lazo, indicando que al principio lo hacían por “pasión”, pero como “tenían que buscarse la comida” empezaron a armar computadoras y venderlas.

Janse Lazo, director de operaciones de TapTok, con su amigo de la infancia, Jaime Manteiga, que creó la compañía en Miami, y Ana Suárez, cofundadora y vicepresidenta de operaciones.
Janse Lazo, director de operaciones de TapTok, con su amigo de la infancia, Jaime Manteiga, que creó la compañía en Miami, y Ana Suárez, cofundadora y vicepresidenta de operaciones.

El primer negocio que Lazo creó en Cuba fue lo que lo sacó de la isla. Su emprendimiento ganó el concurso 10x10KCuba, patrocinado por Estados Unidos, y pudo hacer una gira que lo llevó a Silicon Valley, a la Universidad de Stanford y a conocer las sedes de Google, Facebook y Twitter. Al término de la gira, vino a visitar a sus familiares en Miami y decidió quedarse.

“Siempre hemos tenido esa mentalidad de que tenemos que luchar por lo que queremos. No nos gusta que nos pongan límites”, apunta Lazo, ahora el director ejecutivo de operaciones de TapTok.

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Tres años después de quedarse en Miami, Lazo abrió su primera compañía, de marketing digital, con ayuda de Manteiga, quien había llegado antes.

Manteiga encontró la posibilidad de salir de Cuba a los 16 años, gracias a su vínculo sanguíneo con Galicia, tierra de su abuelo. Graduado en Economía, en España estudió un máster en Programación y se especializó en Seguridad Informática.

“Me fue muy bien allí y vine a Estados Unidos para que me fuera mejor”, afirma Manteiga, que creó su primera compañía en Miami hace ocho años, para asesorar a negocios sobre temas de seguridad.

Un nuevo emprendimiento en Miami

Sobre el principio de TapTok, Manteiga cuenta que decidió cambiar del giro de los servicios, que ofrecía con su primera compañía, porque costaba trabajo escalar, ya que dependía mucho del factor humano. Entonces creó TapTok junto a Ana Suárez, hoy su vicepresidenta de operaciones, y le dio nombre a la compañía antes de que la popularidad de la aplicación de videos TikTok explotara.

“Enseguida me apasionó, cuatro meses después estaba creciendo en clientes y era demasiado trabajo”, recuerda Manteiga, que llamó entonces a su amigo Lazo, que aportó su experiencia en publicidad.

“La clave es entender a la audiencia, sus deseos y sueños y poner el mensaje allá fuera”, dice Lazo sobre el éxito de TapTok, que varias veces vio cómo se vendía todo en su tienda digital en pocas semanas.

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La compañía de los empresarios cubanos en la actualidad tiene siete empleados, pero necesita como 50, dice su CEO, Manteiga, y por eso están en busca de inversionistas.

Además de las tarjetas de negocios electrónicas, TapTok ofrece la posibilidad de crear minipages, un sitio web que negocios o profesionales pueden diseñar desde su teléfono celular.

Otra de las ventajas es que, si hay un cambio en los datos u oferta de la compañía, se puede editar digitalmente sin necesidad de desechar cientos de productos físicos. Esto resulta muy útil para negocios como restaurantes, que cambian con frecuencia el menú, ejemplifican.

La tarjeta electrónica de negocios de TapTok.
La tarjeta electrónica de negocios de TapTok.

También los empresarios o profesionales pueden tener varios perfiles de negocios y vincularlos en la plataforma de TapTok. Es posible además generar códigos QR, y que las personas al leerlos con su teléfono, puedan ir directo a la minipage o sitio web del negocio que se anuncia.

Las tarjetas electrónicas también están protegidas contra el robo de datos, porque si su propietario la pierde, la plataforma de TapTok tiene una funcionalidad que permite bloquearla, explican los empresarios.

Janse explica que los productos se pueden seleccionar en la tienda online de TapTok, después se elige el material –hay tarjetas plásticas y metálicas– y el diseño. Se le puede incorporar el logo de la compañía o crear uno, más los datos de información sobre el negocio. Las tarjetas se envían por correo y la persona solo tiene que seguir los pasos para configurar el producto en el teléfono.

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“Nos hemos estado expandiendo y ahora tenemos una aplicación móvil que, si estás conociendo a una persona que tiene una tarjeta de papel, le haces una foto con la aplicación de TapTok, que digitaliza esta tarjeta de papel y los datos, usando inteligencia artificial”, concluye Manteiga.

Si conoce a una persona cuya historia de superación personal y profesional pudiera ser reflejada en esta serie de perfiles de el Nuevo Herald, se puede comunicar a smoreno@elnuevoherald.com o gguerra@miamiherald.com.