Los condones no son habituales en la vida de los jóvenes estadounidenses; son idea de último momento
OXFORD, Mississippi, EE.UU. (AP) — Es difícil no ver el tazón que rebosa de condones en la entrada del gimnasio.
Algunos estudiantes de la Universidad de Mississippi que caminan por allí después de hacer ejercicio ríen disimuladamente y lo señalan, y los pocos que se acercan para considerar la posibilidad de agarrar un condón lo piensan dos veces cuando sus amigos los alcanzan, con risotadas a su paso. De hecho, casi nadie toma uno.
Aunque los funcionarios de la universidad señalaron que rellenan el tazón varias veces al día y que los condones están disponibles en varios lugares del campus, los estudiantes de Ole Miss exponen que el desinterés es un indicador de una actitud cambiante.
Menos jóvenes tienen relaciones sexuales, pero los adolescentes y adultos jóvenes que son sexualmente activos no utilizan condones con mucha regularidad, o incluso nunca. Y las personas de entre 15 y 24 años representaron la mitad de los nuevos casos de clamidia, gonorrea y sífilis en 2022.
La tendencia a la baja en el uso del condón se debe a varias cosas: avances médicos como opciones para el control de la natalidad a largo plazo y medicamentos que previenen las infecciones de transmisión sexual (ITS); un miedo cada vez menor a contraer el VIH, y grados muy variables de educación sexual en las escuelas secundarias.
¿Es este el fin de los condones? No exactamente. Pero sí causa que algunos expertos en salud pública piensen en cómo ayudar a las generaciones más jóvenes a tener relaciones sexuales seguras, a estar al tanto de sus opciones —condones incluidos— y a hacerse pruebas de infecciones de transmisión sexual con regularidad.
“Los viejos anuncios de condones estaban destinados a asustarte, y todos estuvimos asustados durante mucho tiempo”, dijo el doctor Joseph Cherabie, director médico del HIV Prevention Training Center de St. Louis. “Ahora tratamos de alejarnos de eso y centrarnos más en lo que funciona para ti”.
Un cambio de actitud
El centro de Oxford vibraba el día antes del primer partido de fútbol americano colegial de la temporada. El semestre de otoño acababa de comenzar.
Las filas de estudiantes universitarios con aliento a tequila y gaseosa esperaban a que los dejaran entrar en bares con iluminación tenue y música alta. Las manos se movían y se metían en los bolsillos traseros de los jeans, y ellos se apoyaban unos en otros.
Es probable que muchos de esos estudiantes no usen condón, dijo Magan Perry, presidenta de la Asociación de Estudiantes de Salud Pública de la universidad.
“Usar condón es simplemente un gran ‘eh, no’”, expuso la estudiante de último año.
Las mujeres jóvenes a menudo tienen que iniciar el uso de condones con los hombres, comentó y añadió que ha oído hablar de hombres que le dicen a su pareja sexual que simplemente comprarán anticonceptivos de emergencia al día siguiente.
“He tenido amigas que se van a casa con un chico y le dicen que no van a tener relaciones sexuales a menos que usen condón, e inmediatamente la reacción es un: ‘Ok, está bien’ de mala gana, o: ‘Si no confías en mí, entonces ni siquiera debería estar aquí’”, refirió Perry. “Son como, ‘Bueno, no estoy sucio, ¿así que por qué lo usaría?’”.
Las mujeres han tenido la responsabilidad de prevenir el embarazo y las ITS desde hace mucho tiempo, dijo Cherabie, y comprar condones o anticonceptivos de emergencia —que a menudo están en un armario cerrado con llave o detrás de un mostrador— puede ser una experiencia incómoda e “inserta un cierto grado de vergüenza”, agregó Cherabie.
Si el riesgo de un embarazo ha sido el factor impulsor para la utilización del condón entre parejas heterosexuales, el temor a contraer VIH fue la motivación para usar condón entre hombres que tienen sexo con hombres.
Pero a medida que ese miedo ha disminuido, también lo ha hecho el uso del condón, según un estudio reciente que se centró en una población de hombres VIH negativos que tienen sexo con hombres.
Grindr, una popular aplicación de citas gay, incluso enumera el uso del condón bajo “fetiches” en lugar de “salud”. Cosas como esas hacen que Steven Goodreau, el experto en VIH de la Universidad de Washington quien dirigió el estudio, se preocupe de que el cambio de actitudes hacia los condones se transmita a las generaciones más jóvenes.
Goodreau cree que la promoción de la profilaxis previa a la exposición (PrEP), un fármaco que previene el VIH, está eclipsando a los condones como método de prevención. Un plan estratégico para la investigación federal sobre el VIH hasta finales de 2025 no menciona los condones, y tampoco lo hace el plan nacional Poner Fin a la Epidemia del VIH.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) reconocen que los condones todavía son una herramienta eficaz que se puede utilizar “junto con nuevas estrategias de prevención”.
“Sabemos que el uso del condón ha disminuido entre algunos grupos, pero aún tienen un papel importante que desempeñar en la prevención de las ITS”, dijo el doctor Bradley Stoner, director de la División de Prevención de ITS de los CDC. “Se puede acceder a los condones sin navegar por el sistema de atención médica, se pueden utilizar cuando se necesiten, son generalmente económicos, y, lo más importante: son eficaces para prevenir el VIH y las ITS cuando se usan de manera constante y correcta”.
Avances médicos permiten más opciones
El placer —tanto para hombres como para mujeres— ha sido durante mucho tiempo un factor innegable para no usar condón, según la doctora Cynthia Graham, miembro del equipo del Instituto Kinsey, quien estudia los condones.
Pero, más que eso, los avances en medicina han ampliado las opciones tanto para prevenir infecciones de transmisión sexual como el embarazo.
Las mujeres jóvenes cisgénero han recurrido a implantes anticonceptivos como dispositivos intrauterinos (DIU) y a píldoras anticonceptivas para evitar quedar embarazadas. Y los investigadores dicen que cuando las mujeres están en una relación estable o tienen una pareja sexual durante un período significativo de tiempo, a menudo cambian a métodos anticonceptivos de mayor duración.
Madeline Webb, estudiante de tercer año de Ole Miss, reveló que ella y su pareja son un caso atípico: han estado juntos durante cuatro años, pero todavía usan condones. También comparten la responsabilidad de comprarlos.
“La gente ve los condones como un inconveniente… pero cumplen una función incluso si estás tomando anticonceptivos porque siempre existe la posibilidad de una ITS”, expuso Webb.
Un nuevo medicamento en el mercado podría significar aún más opciones de prevención de ITS para los hombres y posiblemente las mujeres.
La profilaxis posexposición con el antibiótico doxiciclina, o doxy PEP, se toma dentro de las 72 horas posteriores a tener relaciones sexuales sin protección y puede ayudar a prevenir la clamidia, la gonorrea y la sífilis. Debe ser recetada por un médico.
Aún se realizan ensayos clínicos para mujeres, pero el fármaco ya ha ganado terreno entre hombres que tienen sexo con hombres y mujeres transgénero.
Si alcanza una amplia aceptación, este antibiótico tiene el potencial de tener un impacto significativo en las estrategias de prevención de ITS.
“Cuando salió la PrEP (profilaxis preexposición), todo el mundo estaba entusiasmado porque era una cosa menos de la que preocuparse en términos de contagio del VIH”, dijo Cherabie. “Con otra cosa disponible que puede ayudar a disminuir nuestra probabilidad de contraer otras ITS, además de no tener que preocuparse por el VIH, otorga a nuestra comunidad y a los pacientes un poco menos de ansiedad sobre su vida sexual”.
Y en sólo una década, la PrEP se ha convertido en una medida preventiva principal contra el VIH y otras ITS para hombres que tienen sexo con hombres —aunque es utilizada desproporcionadamente por hombres blancos.
El uso del condón es ahora “prácticamente una cosa del pasado” para hombres que tienen sexo con hombres en comparación con la década de 1980 y principios de la de 1990, durante la epidemia de SIDA, dijo Andrés Acosta Ardilla, director de participación comunitaria en una clínica de atención primaria sin fines de lucro con sede en Orlando que se centra en latinos con VIH.
“Parte de lo que tenemos que hablar es que hay algo atractivo en tener sexo sin condón”, agregó Acosta Ardilla. “Y tenemos que, como personas que trabajamos en salud pública, planificar el hecho de que la gente elegirá tener sexo sin condón”.
La lucha por la educación sexual
A pesar del implacable sol del sur, un puñado de personas que representaban a varias organizaciones estudiantiles se sentaron frente a mesas en el corazón del campus de Ole Miss. Los estudiantes pasaban y tomaban botones, pulseras y juguetes antiestrés. Una mesa ofrecía condones envueltos en un empaque dorado que eran en realidad vasos para evitar que las bebidas sean adulteradas.
Los condones verdaderos están notablemente ausentes. También están ausentes en las escuelas públicas del estado.
Las demostraciones sobre el uso del condón están prohibidas en las aulas de Mississippi, y los distritos escolares pueden ofrecer educación sexual basada únicamente en la abstinencia o en la “abstinencia plus” —ambas pueden incluir la discusión sobre el uso del condón y los anticonceptivos.
A Focus on the Family, una organización cristiana que aboga por enseñar la abstinencia hasta el matrimonio, le preocupa que la educación sexual integral “exponga a los estudiantes a materiales explícitos”. La educación centrada en la abstinencia es “apropiada para su edad” y mantiene a los estudiantes seguros y saludables, dijo Jeff Johnston, analista de Focus on the Family, en una declaración enviada por correo electrónico.
Pero Josh McCawley, subdirector de Teen Health Mississippi, una organización que trabaja con jóvenes para aumentar el acceso a recursos de salud, dijo que los efectos son claros.
“La consecuencia obvia es el aumento de infecciones de transmisión sexual —que es lo que estamos viendo ahora mismo—, lo cual puede ser una carga para el sistema de atención médica”, explicó, “pero también podría haber consecuencias a largo plazo para los jóvenes en términos de pensar en lo que significa estar sano y cómo protegerse, y eso va más allá de la salud sexual de una persona”.
Los últimos datos de los CDC de 2022 muestran que Mississippi tiene la tasa de natalidad adolescente más alta del país.
Scott Clements, quien supervisa la información sanitaria del departamento de educación del estado, se mostró reacio a criticar los estándares de educación sexual de Mississippi porque son “obligatorios por ley”.
“Si la legislatura quiere hacer cambios en esto, ciertamente seguiremos su ejemplo”, agregó —aunque los intentos para aprobar estándares de educación sexual más avanzados han muerto repetidamente en la legislatura estatal de Mississippi durante los últimos ocho años.
A nivel nacional, no existe un estándar establecido para la educación sexual, según Michelle Slaybaugh, directora de políticas y defensa del Sexuality Information and Education Council for the United States, que aboga por una educación sexual integral.
No todos los estados exigen educación sexual. Algunos estados enfatizan la abstinencia. Menos de la mitad de los estados exigen información sobre la anticoncepción.
“No hay una manera definitiva de describir cómo es la educación sexual de un aula a otra, incluso en el mismo estado, incluso en el mismo distrito”, dijo Slaybaugh, “porque en la realidad eso estará determinado por quién la imparte”.
Comparemos Mississippi con Oregon, que tiene estándares estatales extensos que requieren que todos los distritos escolares públicos enseñen educación sexual médicamente precisa e íntegra. A los estudiantes de Portland se les muestra cómo poner un condón desde los primeros años de la escuela secundaria, y tienen acceso a condones gratuitos en los últimos años de la mayoría de las escuelas secundarias.
Lori Kuykendall, de Dallas, quien ayudó a escribir estándares centrados en la abstinencia, dijo que las demostraciones de uso de condones como las de Portland “normalizan la actividad sexual en un aula llena de jóvenes que, en su mayoría, no son sexualmente activos”. También señala que el acceso cada vez más fácil a la pornografía —en la que la gente normalmente no usa condones— es un factor que contribuye a la disminución del uso del condón entre los jóvenes.
Jenny Withycombe, subdirectora de salud y educación física en las escuelas públicas de Portland, reconoció que las normas enfrentan resistencia en las zonas más conservadoras y rurales de Oregon. Pero la idea es preparar a los estudiantes para interacciones futuras.
“Nuestro trabajo es, esperamos, desarrollar las habilidades para que, incluso si ha pasado un tiempo desde la demostración (del condón)… la persona tenga las habilidades para buscar esa información, ya sea en el centro de salud o en otros recursos confiables y de buena reputación”, dijo Withycombe.
Esos estándares parecen contribuir a una visión más progresista de los condones y el sexo en los adultos jóvenes, dijo Gavin Leonard, un estudiante de último año en Reed College, en Portland, y exdefensor de pares del programa de salud sexual y relaciones de la escuela.
Leonard, quien creció en Memphis —no lejos de Oxford, Mississippi— reportó que sus compañeros en Reed pueden no usar condones de manera constante, pero, en su experiencia, comprenden mejor las consecuencias de no hacerlo. Conocen sus opciones y saben cómo acceder a ellas.
Slaybaugh quiere ese nivel de educación para los estudiantes de Mississippi —y el resto del país.
“Nunca enviaríamos a un soldado a la guerra sin entrenamiento o los recursos que necesita para mantenerse a salvo”, dijo. “No los enviaríamos a una batalla sin un casco o un chaleco antibalas. Entonces, ¿por qué está bien que enviemos a los jóvenes a la universidad sin la información que necesitan para protegerse?”.
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