¿Qué comisarios europeos podría rechazar el Parlamento Europeo y por qué? Teresa Ribera entre ellos
En Bruselas es temporada de sacar a relucir los trapos sucios: el Parlamento Europeo se prepara para enseñar los dientes como la única institución elegida directamente por el bloque. Lo podrás hacer en las próximas comparecencias del nuevo Colegio de Comisarios Europeos.
Cada uno de los 26 candidatos se someterá a un interrogatorio ante los eurodiputados que puede abarcar un sinfín de temas, desde posturas divisivas en ámbitos políticos sensibles que plantean dudas sobre compatibilidad y lealtad hasta comentarios embarazosos realizados en el pasado que a muchos les gustaría esconder bajo la alfombra.
La última vez en 2019, Rumanía, Hungría y Francia se vieron obligadas a presentar sustitutos después de que sus elecciones iniciales fueran rechazadas por el Parlamento, lo que retrasó el inicio del mandato de Ursula von der Leyen como nueva presidenta de la Comisión.
Esta vez, con un hemiciclo más fracturado políticamente, se espera que las audiencias sean más duras y probablemente más desagradables. ¿Quiénes son los más propensos a fracasar en la gran prueba y sucumbir ante la opinión pública?
Oliver Várhelyi: el que no arranca
Cuando Viktor Orbán eligió a Olivér Várhelyi como candidato húngaro a comisario europeo, la reacción inmediata en el Parlamento fue decirle que "de ninguna manera". El mandato de Várhelyi como Comisario de Vecindad y Ampliación ha sido polémico por sus enfrentamientos con varios eurodiputados, que le han acusado de desatender la línea oficial de la UE y actuar como enviado del ¡Gobierno de Orbán.
El Parlamento ha censurado a Várhelyi por restar importancia al deterioro del Estado de Derecho en Serbia y apoyar las acciones separatistas de Milorad Dodik en Bosnia-Herzegovina, algo que él ha negado. Los legisladores también censuraron su repentina decisión de suspender todos los pagos a las autoridades palestinas tras los atentados del 7 de octubre contra Israel, que, según la Comisión, no había discutido con Ursula von der Leyen.
Lo más tristemente célebre es que Várhelyi fue delatado por un micrófono abierto que captó cómo decía: "¿cuántos idiotas quedan todavía?" durante un debate parlamentario sobre los Balcanes Occidentales. El momento se hizo viral y provocó la indignación de los eurodiputados, que exigieron su dimisión inmediata. Várhelyi se disculpó y dijo que las palabras habían sido "sacadas de contexto".
Este accidentado historial convierte a Várhelyi en el candidato con más probabilidades de ser rechazado, ya que ninguno de los partidos centristas parece dispuesto a apoyarle. En Bruselas ya se especula con la posibilidad de que Enikő Győri, eurodiputada del Fidesz, esté esperando en los laterales para entrar como sustituta.
Raffaele Fitto: bajo la alargada sombra de Meloni
No es ningún secreto que no hay amor entre Giorgia Meloni y la facción progresista del Parlamento. Socialistas, Verdes y Liberales consideran a la primera ministra italiana una peligrosa figura ultraconservadora que está haciendo que la política de extrema derecha sea aceptable para la corriente dominante. En los prolegómenos de la comparecencia de Von der Leyen en julio, los tres partidos exigieron a la jefa de la Comisión que trazara una clara línea divisoria entre ella y Meloni.
La decisión de Meloni de ordenar a sus eurodiputados que votaran en contra de Von der Leyen afianzó aún más la animadversión que sienten los progresistas, que se están preparando para ser la voz principal contra su elegido, Raffaele Fitto.
Fitto es considerado un fiel suplente de Meloni, primero como eurodiputado y después como ministro de Asuntos Europeos y Política de Cohesión, por lo que su comparecencia podría muy bien convertirse en una denuncia pública del primer ministro italiano, con Fitto actuando como suplente.
Además de la política partidista, Fitto, de 55 años, podría enfrentarse a preguntas incómodas sobre sus actividades pasadas. En 2006, Fitto fue acusado de soborno antes de las elecciones regionales. En 2009, fue acusado de conspirar para vender acciones de Cedis, una empresa comercial que quebró. Finalmente fue absuelto en ambos casos.
Hadja Lahbib: una explosión del pasado
Sobre el papel, Hadja Lahbib cumple los requisitos para ser comisaria europea: actualmente es ministra de Asuntos Exteriores de Bélgica y desempeñó un papel destacado en la presidencia del Consejo de la UE, que duró de enero a junio de 2023.
Pero los antecedentes de Lahbib pueden hacer dudar a algunos legisladores. En julio de 2021, mientras Lahbib trabajaba como periodista para medios belgas, participó en un viaje de prensa a la Crimea ocupada organizado por Russian Seasons, una iniciativa propagandística vinculada al Gobierno ruso, y asistió al festival Global Values.
En una entrevista tras el viaje, le preguntaron si había vuelto de Ucrania o de Rusia. Esquivó la pregunta y respondió: "Se necesita un visado ruso para aterrizar en el aeropuerto de Sebastopol". (Viajar a Crimea a través de Rusia es ilegal según la legislación ucraniana).
Casi dos años después, Lahbib se enfrentó a peticiones de dimisión por la asistencia de 14 funcionarios iraníes, incluido el alcalde de Teherán, a la Cumbre Urbana de Bruselas. El ministro de Asuntos Exteriores fue culpado de expedir los visados a los 14 invitados y se vio obligado a disculparse.
Su jefe, el primer ministro Alexandre De Croo, salió en su defensa y dijo que la decisión de expedir los visados se había producido en el contexto de las delicadas negociaciones entre Bélgica e Irán para conseguir la liberación de Olivier Vandecasteele.
Maroš Šefčovič: el socialista errante
Este eslovaco de 58 años, conocido por sus vistosas corbatas y su sonrisa fácil, ha sido comisario europeo ininterrumpidamente desde 2009 y, si vuelve a ser nombrado, podría ostentar el récord de cuatro mandatos consecutivos.
Pero desde octubre de 2023, Eslovaquia está gobernada por Robert Fico, un político que, sobre el papel, es socialista pero que, en la práctica, ha adoptado políticas de extrema derecha, entre las que destaca su reticencia a apoyar la ayuda militar a Ucrania.
Además, Fico ha encabezado una polémica reforma de la radiotelevisión pública, 'RTVS', por estar, según él, "en conflicto" con el Gobierno eslovaco. Su Ejecutivo también ha presentado leyes para rebajar las sanciones penales por casos de corrupción, disolver la Fiscalía Especial y señalar a las ONG que reciben financiación extranjera.
Los acontecimientos han puesto a Eslovaquia en rumbo de colisión con Bruselas: el Parlamento Europeo aprobó una resolución muy crítica y la Comisión Europea advirtió de que podría suspender los fondos de la UE si entraban en vigor las polémicas leyes.
SMER, el partido de Fico y Šefčovič, ha sido expulsado del grupo parlamentario Socialistas y Demócratas (S&D). Sin embargo, ambos permanecen en el Partido de los Socialistas Europeos (PSE), el partido paneuropeo.
Teresa Ribera: una escéptica declarada
La carrera de Teresa Ribera ha estado dedicada a la lucha contra el cambio climático, la protección de la biodiversidad y la promoción del desarrollo sostenible, desempeñando diversos cargos para Naciones Unidas, el Foro Económico Mundial y el Instituto para el Desarrollo Sostenible y las Relaciones Internacionales (IDDRI) de París.
En 2018, se convirtió en la ministra española para la Transición Ecológica del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y pronto se convirtió en una de las más firmes defensoras del Pacto Verde Europeo, instando a Bruselas a mantener sus ambiciones frente a la reacción violenta de la derecha.
Aunque parece perfectamente capacitada para un alto cargo en la próxima Comisión, un detalle clave podría hacer descarrilar sus aspiraciones comunitarias: la energía nuclear.
Ribera no ha ocultado su escepticismo hacia la energía nuclear, una tecnología con bajas emisiones de carbono que suscita importantes preocupaciones por la extracción de uranio, los riesgos para la seguridad, los residuos radiactivos y los elevados costes.
Ha criticado la decisión de la Comisión de incluir la energía nuclear en la taxonomía verde como un "gran error" y se ha opuesto a la iniciativa francesa de considerar el hidrógeno de origen nuclear como energía renovable.
"Podemos intentar encontrar una solución para los franceses, pero la energía nuclear no es verde. Lo siento", dijo Ribera el año pasado en pleno debate sobre el hidrógeno.
Aunque su posición es mayoritaria en España y en países como Alemania, Austria, Portugal y Luxemburgo, las opiniones de Ribera son un anatema para Francia y sus aliados centroeuropeos, que creen que la energía nuclear tiene un papel indispensable en la transición verde y quieren que Bruselas promueva la inversión y "desbloquee plenamente" el potencial del sector.
Apostolos Tzitzikostas: Di no a Prespa
El histórico Acuerdo de Prespa de 2018 que resolvió la disputa de décadas entre Grecia, un Estado miembro, y Macedonia del Norte, un país candidato, es apreciado como una hazaña diplomática en Bruselas.
Así que el hecho de que Apostolos Tzitzikostas, el candidato griego a comisario, lo haya calificado de "perjudicial y extremadamente peligroso" para los intereses nacionales, está llamado a levantar ampollas antes de su audiencia de confirmación.
Como gobernador de Macedonia Central, cargo que ocupa desde 2013, Tzitzikostas encabezó una campaña para desbaratar la ratificación del acuerdo, argumentando que el texto, que incluía el reconocimiento de la lengua y la ciudadanía macedonias, violaba la historia y la identidad de la región griega del mismo nombre. Exigió al Gobierno que celebrara un referéndum sobre el texto propuesto (que nunca tuvo lugar) y se negó a cambiar las señales de tráfico de "Skopje" a "Macedonia del Norte".
Además de este espinoso asunto, el político de derechas podría enfrentarse a preguntas incómodas sobre su postura en varios temas sociales, como los derechos LGBTQ+, y su controvertida decisión en 2013 de invitar a funcionarios del partido de extrema derecha Amanecer Dorado a participar en las conmemoraciones anuales de la resistencia antinazi de Grecia en tiempos de guerra.
Sin embargo, Tzitzikostas tiene un as en la manga: su candidatura cuenta con el apoyo del primer ministro Kyriakos Mitsotakis, uno de los miembros más destacados del Partido Popular Europeo (PPE) y estrecho aliado de Ursula von der Leyen.
Muchos esqueletos en el armario
Es inevitable que surjan más escándalos, meteduras de pata, rencillas y momentos cuestionables. Es probable que Thierry Breton sea interrogado por su inesperada diatriba contra el PPE y la campaña de reelección de von der Leyen, que planteó cuestiones éticas, y por su mordaz carta antes de la entrevista de Elon Musk con Donald Trump, que según los críticos atentaba contra la libertad de expresión.
Los liberales podrían entonces tomar represalias e ir a por las propias filas del PPE: Wopke Hoekstra podría tener que explicar de nuevo su asociación con Shell, una multinacional que se ha convertido en sinónimo de contaminación, mientras que Maria Luís Albuquerque podría ser cuestionada por su papel en las políticas de austeridad de Portugal y la privatización de TAP, una aerolínea nacional.
A la estonia Kaja Kallas, candidata a la jefatura de la diplomacia de la UE, se le preguntará probablemente por la participación de su marido en una empresa de logística que siguió realizando entregas a Rusia tras el inicio de la guerra de Ucrania. El irlandés Michael McGrath podría ser interrogado sobre su oposición en el pasado al referéndum de 2018 que legalizó el aborto y el polémico régimen de bajos impuestos de su país.
Y el maltés Glenn Micallef podría pasar un mal rato en el hemiciclo debido a su evidente falta de experiencia política. El cargo más alto que ha ocupado este hombre de 35 años es el de jefe de gabinete del primer ministro Robert Abela, muy lejos de la "competencia ejecutiva" exigida por Ursula von der Leyen.