Comió de latas por meses y vivió con 17 personas. Su cara hoy se ve en todo Estados Unidos

A la presentadora venezolana Lindsay Casinelli un día le dijeron que no se dedicara a esta carrera porque ‘las mujeres en el deporte no tienen credibilidad’. Qué bueno que no hizo caso porque se ha convertido en unos de los rostros más conocidos de las noticias deportivas en Estados Unidos, conduciendo programas de Univision como República Deportiva y Combate Global.

“He sido capaz de contar mi propia historia. Estoy convencida de lo que hago y lo hago con espontaneidad y eso me ha hecho auténtica”, dice Casinelli, que desde julio se unió al equipo de Despierta América, en el que pone sabor y también el toque femenino a los deportes.

“Nunca he pretendido ser de otra manera para encajar. Si alguien, hombre o mujer –creo que no importa el género– quiere dedicarse a esta carrera, le diría que lo haga con convicción y autenticidad”, aconseja Casinelli.

En pleno mes de la Herencia Hispana, Casinelli, de 37 años, reúne esas cualidades que hacen a un inmigrante exitoso. Se fue sola para California a estudiar. No tenía dinero ni para comprarse una computadora y durante varios meses se alimentó con latas de atún mientras tenía tres trabajos.

Conmovido con su historia, Joseph Ganitsky, uno de sus profesores en la Universidad de Miami, donde Casinelli estudia ahora una maestría en Negocios, escribió a el Nuevo Herald para que contáramos, sobre todo, ese momento en que la joven Lindsay casi “tira la toalla” y se rinde, pero decidió insistir y su vida cambió.

A punto de graduarse, hacía una pasantía los sábados de madrugada. “Mi trabajo consistía en hacer ‘log’ a los partidos de la Bundesliga Alemana a las 4 a.m., y dejar las anotaciones para el productor, que llegaba a las 7 a.m.”, cuenta Casinelli, que no había podido coincidir con ningún productor y presentarse para que la consideraran para un trabajo. Estaba desilusionada y sin dinero.

La presentadora venezolana Lindsay Casinelli, que se ha convertido en una referencia en la conducción de deportes en Estados Unidos, ahora también integra el equipo de Despierta América de Univision.
La presentadora venezolana Lindsay Casinelli, que se ha convertido en una referencia en la conducción de deportes en Estados Unidos, ahora también integra el equipo de Despierta América de Univision.

“Uno de esos sábados no tenía para llenar el tanque de gasolina, y la pasantía era a una hora de mi casa, por lo que si iba, no tendría cómo regresar. Me desperté, me eché a llorar y decidí no ir, pero minutos después me vestí y dije: ‘Tengo que cumplir, debo terminar lo que comencé, ya veré como regreso’ ”.

Ese día cambió su vida. El comentarista Adrián García Márquez la invitó a hacer su primera audición para un programa de béisbol. “Gracias a esa audición estoy aquí, y he tenido la fortuna de tener una carrera mas gratificante de lo que alguna vez pude soñar”.

Casinelli, que combina su intensa labor con la de mamá de Mikele, de 5 años, y Massimo, de 3, contestó estas preguntas para que los lectores de el Nuevo Herald la conozcan mejor.

¿Cómo fue tu infancia en Venezuela?

Crecí en Caracas en una familia italovenezolana. Mis abuelos eran inmigrantes de la Segunda Guerra Mundial que llegaron a Venezuela como refugiados. A veces pienso que de esa sangre inmigrante heredé mis deseos de irme de Venezuela y venir a Estados Unidos. Lo hice con muy pocos recursos.

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Lo paradójico es que en Venezuela siempre tuve todas las comodidades, sin embargo nunca sentía que ese era mi hogar. Por eso decidí salir en busca de mi sueño, en el que ni mis papás creían, de hecho mi papa un día me dijo: ¿Por qué tú no tienes sueños normales? Yo quería ser periodista y ellos pensaban que estaba loca.

Estudiaste en Estados Unidos mientras trabajabas de mesera. ¿Qué fue lo más duro y lo más divertido de esa época?

Fueron años de muchas carencias. Me gradué sin poder comprar libros y mucho menos tenía para comprar una computadora. Nunca pertenecí a ninguna hermandad o grupo universitario porque no tenía tiempo. Literalmente, iba de la escuela al trabajo, y en el verano llegué a trabajar en tres restaurantes al mismo tiempo. Necesitaba ese dinero para pagar mi colegiatura. Hoy, al recordarlo, es divertido, pero en esa época lo padecí mucho.

En algún momento renté una habitación en una casa que compartíamos 17 personas, en San José. Pero es justamente ese espíritu de lucha de tantos inmigrantes lo más bonito que me llevo de esa época, cada quien a su manera estaba luchando por un futuro mejor. Y nunca faltó quien me diera una mano o me brindara un plato de pozole.

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Recuerdo haber conocido a un cocinero en uno de mis trabajos que llevaba cinco años seguidos sin descansar un día. Hoy cada vez que tengo el privilegio de hablarle a la audiencia hispana de Estados Unidos siento que le hablo a personas como él.

La competencia por los ratings en televisión es una realidad. ¿Qué se debe priorizar?

En los últimos años el periodismo deportivo se ha convertido más en una mesa de polémica que otra cosa, porque vende más un programa donde se discuten conflictos que los espacios en los que se resalta la parte humana e inspiradora del deporte. Cada vez me interesa más contar la historia del deportista que inspire y no la que destruye.

Lindsay Casinelli ha entrevistado a una larga lista de figuras del deportes, como Alex Rodríguez.
Lindsay Casinelli ha entrevistado a una larga lista de figuras del deportes, como Alex Rodríguez.

¿Cómo es la Lindsay que no vemos frente a las cámaras?

Igualita a la de frente a cámara. Me la paso bailando, soy bromista, me gusta mucho hablar, echar cuento. Si tuviera una cámara en mi casa, la gente no se sorprendería de nada porque siempre les he mostrado quien soy. Afortunadamente, mi carrera me lo ha permitido, aunque no a todos mis jefes le ha gustado mi estilo.

Arepas, tequeños, patacón o croquetas o empanadas. ¿Qué eliges para darte un gusto?

Tacos, chocolate y pasta... Pudiera comerlos todos los días. Aprendí a amar la cocina mexicana estando tantos años en Los Angeles. Además, mi esposo es mexicano. El chocolate es mi debilidad y la pasta la llevo en los genes, aunque jamás le podría decir que no a una arepa de queso blanco con café con leche.

¿Cómo manejas el tiempo para estar presente para tus hijos?

Mis hijos son el motor de mi vida. Siempre me visualicé como mama y me considero muy divertida. Tengo un matrimonio muy lindo en el que ambos estamos de acuerdo en los valores que queremos dar a nuestros hijos.

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Esta es una carrera que, si te descuidas, te puede consumir y me he perdido fechas importantes en mi familia. Desde que nacieron mis hijos intento siempre estar, aunque sea a través de la tecnología. Mi esposo también tiene una agenda sumamente complicada y le toca viajar mucho, pero contamos con familia que nos ayuda. Así como mi trabajo se basa en contar los logros de equipos, gracias a mi equipo personal es que puedo seguir haciendo lo que amo.

Si conoce a una persona cuya historia de superación personal y profesional pudiera ser reflejada en esta serie de perfiles de el Nuevo Herald, se puede comunicar a smoreno@elnuevoherald.com o gguerra@miamiherald.com.