Comer menos hace que todo mejore: el humor, el sueño, el sexo...

Olvídate de esas dietas que te proponen seguir con tu dieta y no reducir la cantidad de comida que te metes entre pecho y espalda. Según un nuevo estudio que acaba de ver la luz, las personas que comen menos acaban consiguiendo una serie de beneficios. No se trata solo de que se pierda peso (que también) sino que, además, se producen una serie de beneficios que van más allá.

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(Fotos: Pexels)

El estudio publicado en ‘Journals of Gerontology’ y desarrollado por el Pennington Biomedical Research Center de Baton Rouge (Estados Unidos), se basa en una prueba llamada ‘Calerie’ y que consistió en lo siguiente: los investigadores asignaron dietas a un total de 218 participantes con edades entre 20 y 50 años, con un peso normal o un sobrepeso moderado. A la mitad les dejaron comer todo lo que quisieran y a la otra mitad les quitaron el 25% de las calorías que consumían.

Cuando la prueba terminó, las personas dentro del grupo que había consumido menos calorías había perdido apróximadamente el 10% de su peso. Pero, más allá de ese dato esperable, se comprobó que no solo no eran infelices por haber tenido que comer menos durante 24 meses, sino que su calidad de vida había mejorado ostensiblemente. Además de estar más delgados, se encontraban de buen humor, comenzaron a dormir mejor después de 12 meses y, tras dos años, su vida sexual se enriqueció de manera notable.

(Fotos: Pixabay)

Aunque la reducción de un 25% de calorías en la dieta puede ser difícil de llevar a cabo, los autores del estudio sostienen que, una vez superada la barrera de los primeros 24 meses, es factible adaptarse a esa nueva situación en el largo plazo. Es decir, que no se trata de pasar hambre durante un tiempo para perder peso, sino de adoptar unos buenos hábitos alimenticios para el resto de nuestra vida.

Este estudio enlaza con otros que, a lo largo de los últimos 80 años, han demostrado de manera recurrente los beneficios importantes de comer menos para el cuerpo humano. Así, en 2014, un estudio del Langone Medical Centre de la New York University demostró que ratones alimentados con un 30% menos de calorías mostraban menos actividad en casi 900 genes diferentes vinculados con el proceso de envejecimiento. Así, parece que comer menos puede ralentizar el deterioro cognitivo que llega con la edad.

Comer menos parece ser la clave tras la longevidad de poblaciones como las de Okinawa (Japón) o en Ikaria (Grecia), donde hay más centenarios que en casi cualquier otra parte del mundo. Por supuesto, también influye la ausencia de azúcar refinado o la ingesta moderada de carne, en detrimento de legumbres o pescado, pero también hay un modo de vida en el que se come menos. Los japoneses, sin ir más lejos, tienen un dicho, “hara hachi bu”, que significa “come hasta que estés lleno en un 80%”. Pues eso.