Los comentarios de Trump sobre los migrantes ilustran su obsesión con los genes

El expresidente Donald Trump, candidato presidencial republicano, llega a un acto de campaña en Saginaw, Míchigan, el 3 de octubre de 2024. (Maddie McGarvey/The New York Times)
El expresidente Donald Trump, candidato presidencial republicano, llega a un acto de campaña en Saginaw, Míchigan, el 3 de octubre de 2024. (Maddie McGarvey/The New York Times)

Con la carrera presidencial en sus últimas semanas, el lenguaje de Donald Trump se ha vuelto cada vez más estridente en el tema de la inmigración. Pero mientras sigue satanizando a los inmigrantes que entraron ilegalmente en Estados Unidos al decir que son criminales violentos, el expresidente también está reviviendo otro viejo hábito: invocar su antigua fascinación por los genes y la genética.

Durante décadas, incluso mucho antes de convertirse en figura política, Trump ha manifestado su obsesión con los linajes y su creencia declarada de que la genética es el mejor indicador del éxito de una persona. En repetidas ocasiones ha hecho comentarios sobre lo que describe como sus buenos genes, los de su familia y los de sus seguidores, y sobre los malos genes de los demás.

En una entrevista en “The Hugh Hewitt Show” el lunes, Trump citó de manera engañosa datos del gobierno para afirmar que miles de asesinos habían cruzado la frontera sur durante el gobierno de Biden. Y luego usó ese dato para cambiar el foco de la conversación.

“Muchos de ellos asesinaron a más de una persona y ahora viven felices en Estados Unidos”, dijo Trump a Hewitt, un locutor de radio conservador. “Yo creo que una persona es asesina porque está en sus genes. Y tenemos muchos genes malos en nuestro país ahora mismo”.

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Las declaraciones de Trump sobre los “malos genes” de los inmigrantes provocaron una oleada de titulares en los medios de comunicación y la condena de los demócratas. Karine Jean-Pierre, secretaria de prensa de la Casa Blanca, calificó el lenguaje de “vil, perturbador y de odio” durante una sesión informativa el lunes.

Karoline Leavitt, portavoz de la campaña de Trump, acusó a los medios de comunicación de crear una controversia, diciendo que Trump “se refería claramente a los asesinos, no a los inmigrantes”.

El expresidente Donald Trump, candidato republicano a la presidencia, habla en un acto de campaña en la oficina del alguacil del condado de Livingston en Howell, Míchigan, el 20 de agosto de 2024. (Nick Hagen/The New York Times)
El expresidente Donald Trump, candidato republicano a la presidencia, habla en un acto de campaña en la oficina del alguacil del condado de Livingston en Howell, Míchigan, el 20 de agosto de 2024. (Nick Hagen/The New York Times)

Trump ha hablado abiertamente de su creencia en la teoría del caballo de carreras, una idea, adaptada de la cría de caballos, según la cual los buenos linajes producen una descendencia superior. Ofreció una explicación rápida de cómo la teoría se aplica a los humanos en un mitin en Nevada este año. Proclamaba su propia inteligencia señalando que su tío, John Trump, durante mucho tiempo fue catedrático del Instituto Tecnológico de Massachusetts.

“Tenemos los mismos genes”, comentó Trump de su tío, fallecido en 1985. “Somos gente inteligente”. Luego añadió: “También somos como los caballos de carreras. Ya saben, los rápidos producen caballos rápidos, y los lentos no funcionan tan bien, ¿verdad? Pero no, no somos diferentes en ese sentido”.

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No es la primera vez que Trump recurre a esta teoría para reforzar sus pretensiones de superioridad. Pero también ha extendido la noción a otros, a menudo elogiando los genes de los partidarios a los que se dirige desde el escenario. En 2020, durante su campaña, elogió la composición de una multitud de mayoría blanca en un mitin en Minnesota.

“Tienen buenos genes”, dijo. “Lo saben, ¿verdad? Tienen buenos genes. Mucho de esto tiene que ver con los genes, ¿verdad? La teoría del caballo de carreras. ¿Creen que somos tan distintos? Tienen buenos genes en Minnesota”.

Por otra parte, Trump tiene un patrón de uso de lenguaje deshumanizante para describir a los inmigrantes que viven ilegalmente en Estados Unidos. Se ha referido en repetidas ocasiones a los inmigrantes que cometen delitos como “animales”. En un mitin en Ohio en marzo, fue aún más explícito. “No sé si llamarlos personas”, dijo refiriéndose a los inmigrantes acusados de delitos. “En algunos casos, no son personas, en mi opinión”.

Sus declaraciones del lunes recordaron en cierto modo su repetida afirmación del año pasado de que los inmigrantes estaban “envenenando la sangre de nuestro país”, una frase criticada por muchos por evocar la ideología de la eugenesia promulgada por los nazis en Alemania y los supremacistas blancos en Estados Unidos.

Trump ha defendido su uso de esa frase diciendo que “no era seguidor de Hitler”, aunque varios artículos de prensa, biógrafos y libros sobre su presidencia han documentado su antiguo interés por Hitler. En gran medida, ha dejado de utilizar la expresión “envenenar la sangre”.

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Hace más de un siglo, el movimiento eugenésico desempeñó un papel en la política conservadora y liberal de Estados Unidos.

La eugenesia, la desacreditada creencia de que la raza humana puede mejorar mediante la reproducción selectiva, se dirigía a menudo contra la gente de color, los pobres o los discapacitados. Muchos estados tenían programas eugenésicos que llevaban a cabo esterilizaciones ordenadas por el Estado, en un intento de acabar con la pobreza, según ellos, y mejorar la reserva genética. Theodore Roosevelt apoyó las teorías eugenésicas durante su presidencia, haciendo temer varias veces a principios del siglo XX el “suicidio racial” porque las mujeres blancas acomodadas no tenían suficientes hijos.

Como parte de su intento de derrotar a la vicepresidenta Kamala Harris en noviembre Trump ha hecho de la inmigración un tema central de su campaña, su lenguaje se ha vuelto más hostil que en años anteriores. Con frecuencia hace afirmaciones infundadas de que otros países envían deliberadamente presos y enfermos mentales a Estados Unidos, al tiempo que ignora la gran cantidad de familias con niños que cruzan la frontera sur.

Las encuestas han demostrado de manera sistemática que los votantes creen que Trump es mejor que Harris en materia de inmigración. Durante una visita a la frontera el mes pasado con el objetivo de ayudarla a abordar su vulnerabilidad en este tema, Harris adoptó una postura más dura que cualquier demócrata en décadas, ya que prometió continuar con las medidas enérgicas del presidente Joe Biden contra el asilo y poner más orden en la frontera.

Aunque los cruces ilegales de la frontera aumentaron durante el gobierno de Biden, han disminuido desde que impuso en junio una orden ejecutiva para prohibir el asilo a quienes cruzan ilegalmente. Algunas encuestas recientes han mostrado que Harris ha reducido la ventaja de Trump en este tema, en comparación con la ventaja que tenía sobre Biden antes de que el presidente suspendiera su campaña.

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Los comentarios de Trump del lunes se centraron en un grupo de casi 13.000 asesinos que, según él, han cruzado la frontera durante el gobierno de Biden.

El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas publicó el mes pasado datos que mostraban que había 13.099 inmigrantes condenados por homicidio a los que los funcionarios de inmigración seguían la pista pero que no habían sido detenidos por ellos.

Tras la publicación de los datos, los funcionarios de Seguridad Nacional dijeron que la cifra incluía a personas que habían entrado en Estados Unidos a lo largo de varias décadas, así como a personas que podrían estar ya bajo custodia de las autoridades federales, estatales y locales.

c.2024 The New York Times Company