Coliseo hi tech: el ambicioso plan para que el ícono romano vuelva a tener espectáculos

Así se verá la nueva arena del Coliseo una vez terminado el proyecto
DARIO FRANCESCHINI

ROMA.- De madera, hi tech, sostenible y completamente reversible. Así será la arena, es decir, el nuevo piso que el espectacular Coliseo romano, uno de los monumentos más visitados de Italia y del mundo, volverá a tener dentro de dos años, en 2023.

Lo anunció con bombos y platillos este fin de semana el Ministerio de Bienes Culturales de Italia que, tras un concurso, le adjudicó este proyecto del cual se habla desde hace años a una empresa veneciana llamada “Milan Ingegneria”.

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“El Coliseo volverá a tener su arena. Después de años de estudio ha sido proclamado el proyecto ganador”, destacó en un tuit el ministro de Cultura, Dario Franceschini, que recordó que hasta fines del siglo XIX existió un piso en el Coliseo, que fue removido por arqueólogos dejando al descubierto la red subterránea de túneles por dónde pasaban los gladiadores y los animales antes de los sangrientos espectáculos. El ministro explicó que ahora ese piso volverá a estar, pero en versión hiper moderna y reversible. “Esto permitirá visitar sus zonas subterráneas y ver la majestuosidad del Coliseo desde su centro”, indicó.

El anfiteatro Flavio (por los tres emperadores de la familia que lo construyó), que en tiempo pre-coronavirus solía recibir casi 19.000 personas por día, fue mandado a construir por el emperador Vespasiano en el año 72 d.C. junto a un lago, en los terrenos del palacio de Nerón denominado la Domus Aurea.

Para su inauguración, Tito organizó cien días de juegos. Aunque el Coliseo fue efectivamente terminado más tarde, entre los años 81 y 96 d.C., con el emperador Domiciano. Como es sabido, allí tenían lugar luchas a muerte de gladiadores y peleas de animales salvajes financiadas por el emperador y los ciudadanos adinerados. El Coliseo servía para entretener y para mantener el apoyo de las masas (panem et circenses, pan y circo).

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Los emperadores presidían los espectáculos que, a menudo, comenzaban con números circenses realizados con animales. Luego venían las luchas a muerte entre gladiadores. Cuando uno moría, hombres vestidos de Caronte (personaje mitológico que ayudaba a los muertos), se llevaban su cuerpo en una camilla y luego esparcían tierra sobre su sangre, preparando el terreno para un nuevo combate. La suerte de una gladiador herido de muerte dependía del favor del público. El pulgar levantado del emperador significaba el perdón; hacia abajo, la muerte.

Para los espectáculos, que eran gratuitos, también se traían animales de lugares remotos y exóticos como Asia y África. Y se recuerda que en los juegos celebrados en el 284 d.C. con motivo del centenario de la fundación del anfiteatro, murieron cientos de leones, elefantes, hipopótamos y cebras.

Con bastante mala fama en su haber, en un momento comenzó a circular la leyenda de que en el Coliseo vivía el Demonio, recordó el escritor Stefano Massini en un artículo en La Repubblica, en el que evocó, asimismo, que para rehabilitar al anfiteatro a lo largo de los siglos fueron dándose diversos proyectos de reconversión de este espacio en lugar de culto. Hasta que en 1744 el papa Benedicto XIV decidió consagrar el Coliseo a la Pasión de Cristo, con el tradicional Vía Crucis.

Consciente de las polémicas que traerá la reconstrucción de la arena en este lugar emblemático, que es hoy un sitio arqueológico, Franceschini, gran impulsor de la iniciativa, subrayó que el Coliseo no volverá a ser un lugar para espectáculos. “Por favor, nadie piensa que se convertirá en un sitio para espectáculos”, aclaró. Aunque admitió que sí hospedará algunos eventos internacionales “de grandísimo nivel”, que por supuesto deberán respetar el área monumental.

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La obra, que tendrá un valor de 18,5 millones de euros, será “extremadamente liviana, hi tech, sostenible y reversible”, dijeron al ilustrar el proyecto. El área a pisar ocupará 3000 metros cuadrados de superficie y será colocada a la misma altura que tenía en la época Flavia. Y habrá paneles móviles “de alto contenido tecnológico en fibra de carbono revestido en madera de Accoya”.

Como puede verse en una filmación, el movimiento de los paneles permitirá la apertura y la vista de las estructuras subterráneas, garantizando su aireación e iluminación. Veinticuatro unidades de ventilación controlarán la humedad y la temperatura y en 30 minutos podrá haber un recambio de aire. La nueva arena, además, pasará a proteger las estructuras inferiores de los agentes atmosféricos, reduciendo incluso la carga hídrica con un sistema que reutilizará el agua de lluvia para los baños del monumento.

Visitantes toman fotografías a cantantes y músicos de la academia Santa Cecilia que actúan en el emblemático Coliseo de Roma que reabrió en medio de una flexibilización de las restricciones al coronavirus
Vincenzo Pinto


Visitantes toman fotografías a cantantes y músicos de la academia Santa Cecilia que actúan en el emblemático Coliseo de Roma que reabrió en medio de una flexibilización de las restricciones al coronavirus (Vincenzo Pinto/)

Aunque ahora falta identificar a la empresa constructora que realizará el proyecto, como no podía ser de otra manera, reafloraron las controversias, tal como destacó el Corriere della Sera. El historiador de arte, Tomaso Montanari, definió el proyecto no sólo “pésimo”, sino “demagógico, populista y anti-histórico”.

Coincidió Paolo Liverani, profesor de arqueología en la Universidad La Sapienza, que recordó que en Italia hay muchísimas iglesias que siguen destruidas por terremotos, donde adentro llueve. “¿Qué sentido tiene gastar 18 millones en el monumento más visitado y conocido? ¿Y para qué?”, se preguntó.

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Franceschini consideró “justo” que haya polémicas. Y defendió el proyecto: “la verdad es que se trata de un desafío para el país y un proyecto ambicioso que ayudará a la conservación y a la tutela de las estructuras arqueológicas, recuperando la imagen original del Coliseo y devolviéndole su naturaleza de compleja máquina escénica”, dijo.

Por lo pronto, una porción de plataforma ya reconstruida en el interior del anfiteatro Flavio hospedará la reunión del G-20 de Cultura que tendrá lugar, coronavirus permitiendo, el 29 de julio próximo.