Colectivo In-fértil: mujeres crean manual y grupo de apoyo para reproducción asistida

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Antes de que ella cumpliera 30 años, Rebeca y su pareja ya habían pasado por tres ciclos de estimulación, tres intentos de inseminación y una cirugía para quitarle miomas y endometriosis para buscar un embarazo. No resultó y volvió a empezar, con un nuevo médico, clínica y proceso. Mucho tiempo y una bomba de hormonas e inyecciones después, finalmente tuvo a sus bebés. 

“Nunca me imaginé pasar por todo esto, nadie te habla de lo que puedes vivir para poder quedar embarazada. Agradezco cada día por haber logrado el sueño que tuve tantos años”, dice ahora. Más tarde, compartió su camino de obstáculos y frustración, tanto como ese sueño, con Guadalupe, a quien conoció a través de un grupo de apoyo de mujeres en Instagram y Facebook.

Uno y otro in vitro –a veces sin descanso solo por presión médica–, aplicaciones irresponsables de varios embriones, cirugías innecesarias o sin explicaciones, mal manejo de óvulos o muestras, inyecciones experimentales y todos los “pequeños traumas” que pueden desencadenar los procedimientos de reproducción asistida son prácticas que Guadalupe y Rebeca conocen bien.

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Después de que ellas mismas vivieran el difícil camino de enfrentarse a años de intentos fallidos, en ocasiones con médicos que no procedían de manera honesta o adecuada, comenzaron a reflexionar sobre las consecuencias que había sufrido su salud mental, su estabilidad emocional, su autoestima y los efectos del estrés que genera la frustración de no conseguir un embarazo.

Eso las llevó a decidir que era necesaria una herramienta más específica para otras mujeres que han pasado por lo mismo que ellas –de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, 1 de cada 6 personas tiene esterilidad en algún momento de su vida–. Así nació la idea de reunir a especialistas para elaborar un manual de fertilidad, impulsado por el colectivo que ellas mismas crearon: In-fértil. 

 “Hicimos una red de doctores, que la mayoría son jóvenes, trabajan en diferentes hospitales y los empezamos a entrevistar sobre cuál era su enfoque en infertilidad y qué era para ellos, para tratar de verlo de una forma integral. Nos encontramos con 23 especialistas, nutriólogos, biólogos, ginecólogos, psicólogos, todo lo que te puedas imaginar, que se sumaron a esta causa”, cuenta Rebeca. 

Se dieron cuenta, además, de que no era menor el número de mujeres que enfrentaban obstáculos y malas prácticas durante procesos de reproducción asistida: de ser apenas 50 en el grupo de apoyo que iniciaron, donde en un principio había una timidez natural para compartir con otras, han llegado a sumar más de 300, ávidas por compartir sus experiencias, algunas con médicos ya conocidos o denunciados antes por negligencia.

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Foto: Cuartoscuro/Archivo

Un panorama regulatorio incompleto

Todas las mujeres que han conectado con In-fértil comparten el desgaste y dolor inherente a los procesos de reproducción asistida, o se han encontrado con médicos que privilegian el descuido y la indolencia en un país con un panorama regulatorio aún incompleto: en México no existe una ley específica que norme las técnicas de reproducción asistida, ni un marco legal sobre el acceso a estos métodos.

Eso ha facilitado la existencia de abusos, fraudes y riesgos clínicos, advierte el manual de In-fértil. “Además, permite que cada institución que ofrece servicios de reproducción asistida, ya sea pública o privada, establezca requisitos arbitrarios para su inclusión. Es una necesidad social el surgimiento de una normativa que permita una práctica clínica segura basada en la ética, que ponga esta herramienta reproductiva al alcance de cualquier grupo social”, agrega.  

Aun así, las clínicas que ofrecen estos tratamientos deben tener, como mínimo, licencia sanitaria y permiso de operación de la Comisión Federal de Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y registro ante el Centro Nacional de Trasplantes. La Red Latinoamericana de Reproducción Asistida (Redlara) reúne un listado de centros acreditados. Este tipo de información también forma parte del documento. 

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Según datos del Consejo Nacional de Población, el 17 por ciento de las y los mexicanos en edad reproductiva tienen alguna condición relacionada con la infertilidad; el 32 por ciento de los casos son mujeres y el 31 por ciento hombres. Anualmente, en México se practican cerca de 80 mil procedimientos de reproducción humana asistida.  

Sin embargo, una de las críticas de In-fértil es precisamente que la atención o foco de algunas clínicas y médicos se dirige en primera instancia a las mujeres, e incluso llegan a examinarlas o tratarlas por periodos largos antes de considerar hacer estudios a los hombres. 

Cuando existe una condición de infertilidad, explican Guadalupe y Rebeca, los procesos de reproducción asistida pueden ser de baja o alta complejidad. Los primeros contemplan tratamientos menos complicados, como la inducción de la ovulación, el coito programado o la inseminación intrauterina; los segundos refieren a todas las variantes de fertilización in vitro. 

“El tema del tráfico de embriones es que aquí, después de un tiempo, los embriones que te sobran se quedan en el congelador. Si pagas una renta mensual o después se te olvidan y ahí los quieren tener, quién sabe, pero hay muchas clínicas que esos embriones que ya no se usaron los regalan o se los venden a alguien más… Todo es ilegal pero todo se hace en México”, asegura Guadalupe.

A esto añaden que, por ejemplo, solo en la Ciudad de México hay 53 clínicas de reproducción asistida, en las que la variación de precios es, además, muy marcada, pues pueden ir de los 50 a los 350 mil. En tanto, la ovodonación y la existencia de catálogos en algunas se permite y en otras no. 

Compartir la experiencia

Para Rebeca y Guadalupe, “si no lo vives, no lo entiendes”. Por lo tanto, es muy complicado encontrar una orientación o guía confiable para atravesar por procesos de reproducción asistida. De ahí nació el grupo de apoyo, que reunió inquietudes que ahora también son parte del manual.

Además, consideran que no existe suficiente información sobre las pérdidas y todas las consecuencias que conllevan esos procedimientos. A eso se refieren cuando hablan de los “pequeños traumas”. Su objetivo es, también, que las mujeres puedan compartir sus experiencias unas a otras con el propósito de sanar.   

El mensaje que ha privilegiado y fortalecido la educación, cuestionan, es la prevención mediante un temor o evitación reiterada del embarazo, pero con pocos contenidos sobre condiciones de infertilidad. “Años después no tienes idea de qué pasa en tu cuerpo, por qué no te puedes embarazar, nadie te llevó al ginecólogo a ver si tu antimulleriana está en un nivel normal”, apunta Rebeca.

La mayoría de las mujeres en este país crecemos, aseguran las fundadoras de In-fértil, con un enfoque de prevención de embarazos, más que de planificación. Por eso, en el grupo ellas tratan de incentivar a que quienes están en tratamientos de reproducción asistida siempre pregunten, opinen e investiguen lo que les van a hacer tanto como quién lo va a llevar a cabo.

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mujer embarazada
Foto: Cuartoscuro/Archivo

Para ellas, es importante centrar la reflexión en el hecho de que nadie sabe más del propio cuerpo que las mujeres a quienes les pertenece. De esa manera, les recuerdan que nadie puede saber o entender mejor el dolor, la tristeza o los duelos que viven que ellas mismas. Un médico puede determinar cuándo hay disposición biológica para un tratamiento, pero no debería decirle a una mujer que está lista si aún está superando un duelo previo, ejemplifican. 

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“Cuando nosotras como mujeres llegamos a las clínicas, ya llevas un año de pruebas negativas de embarazo, entonces ya piensas que algo está mal contigo, que algo malo está pasando en tu cuerpo y el doctor tiene toda la razón, y le das a él todo el poder de tu cuerpo, tu fertilidad, tu mente y de todo, es el dios creador de la fertilidad. Ahí es cuando perdemos el control de nuestro cuerpo, toda autoestima y es en donde estamos expuestas a todas estas malas prácticas”, concluye Guadalupe. 

A partir de esas experiencias y cuestionamientos, en 263 páginas concentraron el conocimiento de diversos especialistas en temas que van desde las definiciones más básicas de la fertilidad y los padecimientos que la afectan, cuándo y cómo acudir a la reproducción asistida, en qué consiste, los vacíos legales, mitos y realidades, hasta cómo se relaciona con aspectos emocionales y psicológicos, como la culpa, el duelo y la relación con la pareja.