Clifton Collins Jr. espera que 'Jockey' haga de un rostro conocido un nombre conocido

El prolífico actor de cine y televisión Clifton Collins Jr. en Giffith Park en Los Ángeles, el 17 de diciembre de 2021. (Carlos Jaramillo/The New York Times)
El prolífico actor de cine y televisión Clifton Collins Jr. en Giffith Park en Los Ángeles, el 17 de diciembre de 2021. (Carlos Jaramillo/The New York Times)

Cada vez que Clifton Collins Jr. aborda un vuelo a mitad de una producción, la posibilidad de que la aeronave se estrelle lo petrifica. “Tengo que terminar la película”, piensa el actor a medio vuelo.

En cuanto se complete la película, ¿turbulencias y altibajos? Nada de eso es importante, porque comentó: “Tengo otra película en camino; sobre todo, si tengo la esperanza de que será buena”. “No me importa si fracasa. Me sentiría mal por los demás, pero yo estoy bien. Terminé”.

Collins, de 51 años, ha mantenido un enfoque tan intenso durante más de 30 años como actor de personajes excéntricos, añadiendo su talento a repartos de directores renombrados como Steven Soderbergh (“Tráfico”), Alejandro González Iñárritu (“Babel”) y Quentin Tarantino (“Había una vez en Hollywood”), aunque quizá sea mejor conocido por sus diversas apariciones en series de televisión como “Westworld” y “Ballers”.

Ahora el actor finalmente vive su gran oportunidad, un papel principal extraordinario. En la conmovedora película independiente de Clint Bentley, “Jockey”, Collins interpreta a Jackson Silva, un jinete maduro que se enfrenta a padecimientos físicos y la posibilidad de ser padre. La actuación visceral, fruto de una preparación envolvente, ya le ha dado una nominación en los premios Independent Spirit Awards, su primera vez, y un premio especial de actuación en Sundance. No es su único papel en una película importante esta temporada —Collins interpreta al miembro de un carnaval en la suntuosa película de cine negro “El callejón de las almas perdidas” de Guillermo del Toro—, pero quizá sea el que haga la gran diferencia.

Durante una entrevista reciente en un restaurante en la sección de Studio City de Los Ángeles, donde llevaba una camiseta de Pink Floyd tan sencilla como él, una gorra de Homeboy Industries y una cálida camisa de franela, explicó: “He tenido otros papeles protagónicos, pero ninguno como este”.

La diferencia no solo reside en el tiempo en pantalla, sino también en su colaboración continua con Bentley, director primerizo, y el productor Greg Kwedar, quien lo eligió para actuar en el debut de Bentley como director, “Transpecos”, una película de suspenso en la que interpretó a uno de tres agentes de la Patrulla Fronteriza que se ven obligados a participar en una misión ilegal de narcotráfico. Para su papel en “Jockey”, Collins aumentó su compromiso e invirtió dinero como productor ejecutivo.

Para interpretar a Jackson, Collins perdió kilogramos a pesar de su ya delgada complexión con el fin de tener el cuerpo esquelético de un jockey. Sin embargo, esa solo fue la transformación superficial. En Turf Paradise, el hipódromo de Phoenix donde se filmó la película, se volvió peón, trabajó en el lugar todos los días y ayudó con los caballos para deshacerse de la etiqueta de actor ante la mirada de los jinetes de verdad.

El prolífico actor de cine y televisión Clifton Collins Jr. en Giffith Park en Los Ángeles, el 17 de diciembre de 2021. (Carlos Jaramillo/The New York Times)
El prolífico actor de cine y televisión Clifton Collins Jr. en Giffith Park en Los Ángeles, el 17 de diciembre de 2021. (Carlos Jaramillo/The New York Times)

“No quería que me vieran como actor. No quería recibir trato especial”, explicó. “Que las personas a las que estás interpretando te acepten es el regalo más grande que podría pedir cualquier actor”, agregó.

Cuando se trata de la integridad de un personaje, Collins lo da todo, sin importar el tamaño del papel. Para el drama carcelario “El último castillo” (2001), consultó a varios terapeutas de lenguaje antes de aceptar interpretar a un personaje que tiene una discapacidad del habla, aunque solo fuera un papel secundario. En otro trabajo, la comedia “Negocios brillantes” (2009), casi se rehusó a encarnar a un amputado porque el director no había considerado en detalle los pormenores de la situación del personaje.

Sus exigencias no tenían el objetivo de hacerlo parecer grandioso, sino que era una manera de respetar las vivencias de personas para quienes esas circunstancias no son un disfraz, sino su verdad. “No puedes simplemente pisotear los desafíos que la gente está tratando de superar en la vida real”, comentó.

En “Jockey”, Collins comparte escenas con jinetes profesionales a quienes trató de guiar a través del proceso cinematográfico con paciencia y espacio para la espontaneidad. La conmovedora charla en una escena dentro de un hospital con un “jockey” lesionado, interpretado por un jinete real, Logan Cormier, fue resultado de la camaradería que generó a lo largo del tiempo con sus colegas, que no eran actores.

“Lo das por sentado cuando está siendo generoso con personas como Clint Eastwood” en “La mula”, dijo Bentley. “Pero que tenga esa misma generosidad con alguien que jamás ha actuado y en algunos casos nunca volverá a actuar dice muchísimo sobre su calidad como persona y artista”.

Collins, que nació y creció en Los Ángeles, también canalizó recuerdos de su padre, quien, cuando estaba lo suficientemente sobrio, lo llevaba a él y a su hermana a su tráiler en Inglewood, California. Cuando su padre se encontraba con amigos en Hollywood Park, un hipódromo cercano, a veces dejaba que Collins lo acompañara y le enseñaba cómo apostar en caballos de carreras desde que era pequeño. El discurso final que ofrece Jackson en la película —sobre el padre de Jackson, que era un hombre enojado que solo demostraba su afecto cuando estaba borracho o cuando apostaba— provino precisamente de esos recuerdos agridulces de la infancia.

Del Toro recurrió a Collins para “El callejón de las almas perdidas” (su segunda colaboración, después de “Titanes del Pacífico”, el filme épico del género “kaiju”) porque el actor “parece incapaz de transmitir cualquier otra cosa que no sea autenticidad, además de siempre estar presente y lleno de ideas”, afirmó el director a través de un correo electrónico. Collins “tiene una cadencia, ritmo y tono que nadie más posee”, agregó Del Toro. “Lleva el cine en la sangre y en los ojos. Su mirada atrapan la cámara y nuestra atención por completo”.

Para el actor, explorar el plató de “El callejón de las almas perdidas” le pareció como entrar al mundo de antaño donde vivía su abuelo materno, Pedro Gonzalez-Gonzalez, un texano orgulloso que se hizo de su propio éxito como artista, cuya carrera comenzó en espectáculos itinerantes de carpa. Los espectáculos de vodevil mexicoestadounidenses, como La Carpa García, eran populares durante la primera mitad del siglo XX, y el abuelo de Collins en su mayor parte se presentaba ante audiencias latinas que trabajaban en los campos texanos. Después trabajaría como artista de contrato para John Wayne, y la película más importante en la que participó fue el la película del Oeste “Río Bravo” (1959).
“Mi abuelo era la única persona que decía: “Sí, tú puedes”, y solo se necesita que lo diga una voz, una persona que respetes”, aseguró Collins, quien primero intentó estudiar Ingeniería en la universidad antes de dedicarse de tiempo completo a la actuación, con la aprobación de su abuelo.

Collins dijo que fue su trabajo en “Capote” (2005), en la que interpretó a un prisionero en el corredor de la muerte llamado Perry Smith, lo que convenció a Gonzalez-Gonzalez de que tendría futuro en la actuación. “Estaba muy preocupado de que fuera a tener éxito o pudiera tener una carrera en este negocio”, comentó Collins.

Una noche mientras filmaba “El callejón de las almas perdidas” en Toronto, Del Toro animó a Collins a escribir un guion sobre Gonzalez-Gonzalez. Collins comenzó a escribirlo esa misma noche.

Ahora que terminó su trabajo en “Jockey” y “El callejón de las almas perdidas”, Collins ha decidido enfocarse de nuevo en el guion sobre su abuelo. Después de perfeccionar sus habilidades narrativas durante años con la creación de videos musicales para artistas country como la Zac Brown Band (“Chicken Fried”) y Jamey Johnson (“High Cost of Living”), también se ha propuesto dirigir la película.

“Esa es la única meta específica que tengo. No puedo ver más allá de eso”, concluyó Collins.

© 2021 The New York Times Company