Clínica de Miami inicia el primer estudio nacional sobre el LSD para tratar la ansiedad

Los gurús de la era psicodélica de la cultura pop estadounidense ensalzaban la experiencia del “viaje ácido”. Pero el gobierno estadounidense y gran parte del público siguieron recelando del LSD, y el presidente Nixon lo declaró, junto con otras drogas, “enemigo público No. 1”.

Ahora, medio siglo después que Nixon lanzara la Guerra contra las Drogas, una clínica de investigación privada del área de Miami puso en marcha un ensayo clínico aprobado por el gobierno federal para probar el LSD como posible tratamiento del trastorno de ansiedad generalizada.

El hito del ensayo, anunciado por el desarrollador del fármaco como el mayor estudio sobre el LSD para su posible uso comercial jamás realizado en Estados Unidos, refleja un creciente número de investigaciones que sugieren que aquellos hippies tal vez tenían razón: el poder de alteración de la mente del LSD, las setas y otros alucinógenos —si se administran en cantidades controladas y bajo supervisión médica— podría tener algunas propiedades beneficiosas, especialmente en el tratamiento de problemas psicológicos.

La dosis inaugural del ensayo más reciente fue administrada a un paciente el 24 de agosto por Segal Trials, en su Centro de Investigación de Psicodélicos y del Cannabis en Miami Lakes.

La forma patentada de LSD “farmacéuticamente optimizada” se llama MM-120 y es propiedad de MindMed, una pequeña empresa de biotecnología con sede en Nueva York. El estudio de MindMed pudiera ser un paso importante en el largo proceso de sacar al mercado un nuevo tratamiento para el trastorno de ansiedad generalizada. El estudio abarca 20 clínicas en todo el país, incluyendo Segal Trials.

Miami es el sitio de pruebas perfecto

Rishi Kakar, director médico y jefe científico de Segal, dijo que la gran población y la diversidad demográfica de Miami-Dade hacen del condado un lugar perfecto para el ensayo médico.

“Hay más pacientes aquí que tienen ansiedad y no tienen suficiente acceso a tratamiento, o que el tratamiento no está cumpliendo sus objetivos”, dijo. “Nosotros estamos en una posición única para eso en Miami. Tenemos una gran variedad de poblaciones de pacientes”.

El estudio, que inicia una segunda fase, está diseñado para controlar tanto los efectos del fármaco como para encontrar la dosis más eficaz. Los pacientes recibirán una de las cuatro dosis diferentes, mientras que otros recibirán un placebo. Segal Trials probablemente aportará entre 10 y 20 pacientes de los 200 que MindMed está sometiendo a prueba en esta segunda fase.

Los pacientes que reciban las dosis serán controlados en una sala diseñada para que se sientan más como en casa que en una clínica esterilizada. El primer paciente en Miami Lakes, dijo Kakar, se recostó en un sofá mientras estaba bajo la influencia de la droga; se le proporcionaron auriculares, antifaz para los ojos y una manta. Dos guías con experiencia en la supervisión de psicoterapia asistida por psicodélicos supervisaron al paciente durante todo el tiempo que duraron sus efectos psicoactivos, que Kakar estimó en unas 12 horas.

Las formas ilegales de LSD suelen venderse en empaques como este encontrado por la policía durante una redada de hace varios años en la casa de un presunto traficante de drogas, en el noroeste de Miami-Dade.
Las formas ilegales de LSD suelen venderse en empaques como este encontrado por la policía durante una redada de hace varios años en la casa de un presunto traficante de drogas, en el noroeste de Miami-Dade.

Los psicodélicos no son nada nuevos, ni en un contexto recreativo ni en uno terapéutico. Estas drogas psicoactivas fueron ampliamente estudiadas y administradas para frenar la adicción al alcohol, el trastorno de estrés postraumático, la ansiedad y la depresión en Estados Unidos hasta que se criminalizaron en 1968. Ahora, tras un aumento constante de la demanda en la comunidad, vuelven a entrar en la investigación psiquiátrica a lo grande.

La última década ha sido fructífera para la investigación. Se han multiplicado los estudios prometedores sobre la psilocibina como tratamiento de la ansiedad, la depresión y la adicción, junto con las investigaciones sobre la MDMA (metilendioximetanfetamina) –las “drogas de club” más comúnmente llamadas éxtasis o molly– como posible tratamiento del trastorno de estrés postraumático y la adicción.

El LSD también se estudió ampliamente, aunque sobre todo antes de la prohibición de 1968. Los Institutos Nacionales de la Salud financiaron más de 100 becas para el estudio de la droga antes de su prohibición. Algunos de esos estudios también descubrieron la utilidad del compuesto para calmar la ansiedad y la adicción. Bill Wilson, fundador de Alcohólicos Anónimos, es famoso por reconocer que el LSD le ayudó en su camino hacia la sobriedad.

Investigación renovada e interés comercial

Esos estudios y avances se agotaron tras la prohibición. Pero estudios como el de MindMed están despertando un renovado interés por el LSD y un amplio abanico de posibles tratamientos psicodélicos.

Joseph Lichter, un químico que imparte un curso de “Renacimiento Psicodélico” en el Honors College de la Universidad Internacional de la Florida (FIU), cree que estas investigaciones pudieran ser prometedoras para el futuro de la psiquiatría estadounidense. Las sustancias que alteran la mente han sido temidas o consideradas peligrosas durante décadas, pero son poderosos compuestos no tóxicos que han cautivado a científicos e investigadores desde mucho antes de que fueran prohibidos.

Definitivamente necesitamos ver más ciencia antes de empezar a poner estas cosas en manos de los profesionales de la salud para que las usen con los pacientes, pero es realmente algo bueno para nosotros trabajar hacia la desestigmatización del LSD”, dijo Lichter. Cree que no hay mejor lugar para iniciar un renacimiento psicodélico, un resurgimiento de la investigación sobre las sustancias tabú, que el Condado Miami-Dade.

“Cada vez que ocurre algo aquí en Miami-Dade, me entusiasma porque somos una gran metrópolis”, dijo Lichter. “Creo que el renacimiento psicodélico en este momento está en un período de mucha investigación, y cosas como los ensayos en Segal son los pasos correctos hacia adelante”.

En todo el país ya existen clínicas que ofrecen ketamina, un sedante psicoactivo. La psilocibina también ha ganado adhesión médica; Segal Trials realizó sus propios ensayos de psicoterapia asistida con psilocibina para el tratamiento de la depresión en su centro de Miami Lakes el verano pasado.

“Hay un interés tan renovado, hay una gran necesidad insatisfecha en nuestra comunidad en esa área en particular”, dijo Kakar. “Y parece que los psicodélicos se están normalizando más en la mente de los pacientes y las comunidades, en lugar de mantenerse marginados en el uso recreativo”.

Efectos más duraderos

Lo que distingue al MM-120 y a otros tratamientos psicodélicos de los que se prescriben tradicionalmente para la ansiedad y la depresión es la duración del efecto. En lugar de un uso diario, el candidato a convertirse en fármaco se está estudiando como un tratamiento único que promete —al menos potencialmente— beneficios duraderos.

“A diferencia de los medicamentos actuales, que deben tomarse a diario durante mucho tiempo y, con suerte, tendrán efecto muchas semanas después, creemos que si este medicamento se toma una vez en condiciones estructuradas, puede tener un efecto potencial sobre la ansiedad que dure mucho tiempo”, dijo Kakar. “Así que creemos que funciona de una forma farmacológica muy diferente a la de cualquier otro medicamento que tenga que tomarse a diario”.

Robert Barrow, director general de MindMed, ha pregonado el potencial en los comunicados de prensa de la empresa, señalando un reciente trabajo de investigación de un socio del estudio con el MM-120.

MindMed, escribió, está trabajando con el Hospital Universitario de Basilea, Suiza, que es el centro de investigación más importante del mundo para el LSD en aplicaciones médicas. A principios de este mes, el Hospital Universitario de Basilea publicó un documento con los resultados de su propio estudio sobre la eficacia del LSD para controlar la ansiedad.

“Este documento refuerza aún más las pruebas preliminares positivas del LSD en pacientes que sufren trastornos de ansiedad”, dijo Barrow. “La administración aguda de LSD produjo reducciones duraderas y notables de los síntomas de ansiedad y depresión comórbida durante hasta 16 semanas. Estos resultados son alentadores ....”.

No está claro cuánto durará la segunda fase del ensayo. Una vez que se disponga de datos suficientes en todos los centros participantes, MindMed aprobará una dosis específica de MM-120 que se estudiará en la tercera fase. En esa tercera y última fase se probará un grupo más amplio de pacientes solo con la dosis aprobada. Será el último paso antes de que MindMed pueda presentar el fármaco a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para su aprobación y posible uso futuro con receta. La empresa estima que todo el proceso se completará en noviembre del año próximo, pero esto pudiera cambiar si las fases se prolongan más de lo previsto.

Sin embargo, a pesar de las prometedoras investigaciones, pudiera decirse que el LSD tiene la peor reputación de todos los psicodélicos. La droga tiene una reputación empañada por estar asociada a la contracultura, las protestas contra la guerra y los “malos viajes”. Es potente incluso en pequeñas cantidades y, cuando se toma en dosis demasiado altas o en un entorno desestructurado, puede provocar un estrés extremo o condiciones inseguras para el usuario.

El estigma que acompaña al LSD es la razón por la que Lichter enseña a sus alumnos una frase acuñada por Humphrey Osmond, el psiquiatra británico que acuñó la palabra psicodélico.

“’Para penetrar en el infierno o volverse angelical, basta con tomar una pizca de psicodélico’ es la frase que inventó Osmond”, dijo Lichter. “Existe el riesgo de entrar en un lugar infernal con este compuesto o el potencial de entrar en un lugar angelical. Todos tenemos que tener ese reconocimiento de que hay un gran riesgo”.

Pero, dijo, hay mucho espacio entre esos extremos y los beneficios potenciales son demasiado tentadores para que algunos científicos no los apoyen.

“En realidad es solo un compuesto químico que se une a un receptor de serotonina y provoca cambios en la forma de pensar o sentir de las personas”, dijo Lichter. “Y si ese cambio puede realmente ayudarles, que es lo que muestran algunos de estos estudios, tenemos que desestigmatizarlo y darle esperanza, prestarle la atención que merece”.