El que tenga el cinturón que lo cuide. Baddy sorprende al mundo con un triunfo inolvidable sobre Michael Chandler
Paddy Pimblett demostró que no tiene un pelo de tonto.
La noche en el Kaseya Center fue testigo de una sacudida en el mundo de las artes marciales mixtas cuando el carismático peleador británico, se impuso con autoridad y estrategia a un veterano curtido como Michael Chandler, en el evento coestelar de la cartelera UFC 314 y dejó claro que no está aquí solo para entretener, sino para contender seriamente.
Celébralo Paddy "The Baddy" #UFC413 pic.twitter.com/GDsVZ2ielg
— UFC Español (@UFCEspanol) April 13, 2025
Con esta soberbia demostración en Miami, Pimblett se mantiene invicto en la UFC con siete victorias. Esta fue también su quinta victoria por nocaut en la promoción. Después de la pelea, Pimblett pidió una pelea de alto nivel en 155 libras.
“Cualquiera entre los cuatro o cinco primeros es el siguiente que quiero’’, proclamó “The Baddy’‘.
“Quiero el título mundial. ... Quiero a Dustin (Poirier), Justin (Gaethje), Charles (Oliveira) o el pequeño niño rico Arman (Tsarukyan) - cualquiera de ellos cuatro”.
Desde el inicio del primer asalto, el peleador inglés mostró una versión más madura y calculadora. Atrás quedó el peleador imprudente y algo desordenado que tantos críticos señalaban.
Esta vez, Paddy llegó con un plan claro: evitar el poder explosivo de Chandler, cansarlo con movilidad y castigar con precisión. Lo logró desde los primeros compases.
Chandler, conocido por su agresividad y su potente mano derecha, intentó imponer su ritmo desde temprano.
Sin embargo, Pimblett supo esquivar lo peor del vendaval inicial, utilizando su jab como arma de contención y mezclando fintas que descolocaron al norteamericano.
Pimblett se consolida en el peso ligero
El público, dividido entre gritos de apoyo y silbidos, comenzó a notar que el combate no seguiría el guion esperado.
El punto de inflexión llegó en el segundo asalto. Chandler, intentando cerrar la distancia, cayó en una trampa perfectamente tendida por el británico: una finta de derribo seguida de un preciso gancho de izquierda que lo sacudió.
Paddy no desaprovechó la oportunidad. Siguió con una ráfaga de golpes al cuerpo y terminó llevando la pelea al suelo, donde su jiu-jitsu habló alto.
El tercer asalto fue una clase de control. Pimblett no se desesperó. Mantuvo la distancia, esquivó los embates desesperados de un Chandler cada vez más frustrado y lo mantuvo contra la reja durante largos minutos. Los jueces no tuvieron dudas. La decisión unánime fue clara: 30-27, 29-28, 30-27 para el oriundo de Liverpool.
Con este triunfo, Paddy Pimblett no solo acalla críticas sobre su nivel frente a peleadores de élite, sino que se mete de lleno en la conversación por una oportunidad titular. Su evolución técnica, sumada a su innegable carisma, lo convierten en uno de los nombres más atractivos para el futuro inmediato de la división ligera.
Al final del combate, micrófono en mano y con su clásico humor ácido, Paddy lanzó un reto claro: “Ya no soy solo un personaje. Soy un problema. Y si alguien ahí arriba tiene cinturón... que lo cuide’’.
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