Cientos de miles colman el centro de CDMX en histórica marcha del 8M contra la violencia de género

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Uniformadas de violeta, púrpura, rosa y verde, cientos de miles de mujeres llenaron las calles del centro de la Ciudad de México rumbo al Zócalo capitalino para marchar, llorar, bailar, abrazarse y juntas gritar “si tocan a una, tocan a todas”, “no estás sola” y “hermana, aquí está tu manada”.

Las desapariciones de niñas y mujeres, los feminicidios, la violencia vicaria, los abusos sexuales, la desigualdad económica y en el trabajo de cuidados, el machismo, la lucha por los derechos sexuales y reproductivos, la lucha por la igualdad y la inclusión, llevaron a que ríos y ríos de mujeres unieran su voz desde el Ángel de la Independencia, el Monumento a la Revolución, el Senado o la Glorieta de las Mujeres que Luchan hasta un Palacio Nacional amurallado.

La primera marea de mujeres, niñas, adolescentes, mujeres trans y personas no binarias llegó al Zócalo alrededor de las 12:00 horas y desde ese momento los contingentes no dejaron de avanzar sin cesar hasta pasadas las 8 de la noche, cuando llegó el último contingente a la plaza de la Constitución.

 

La marcha fue histórica. Incluso las cifras oficiales reportan que a lo largo de 8 horas más de 180 mil mujeres se dieron cita en la manifestación, por lo que se trató de la “más concurrida de los últimos años”. De acuerdo con los propios datos del gobierno, en 2023 la marcha del 8M logró reunir a 90 mil; en 2022 a 75 mil y en 2020 a 80 mil. Un aumento del 100%.

Marcha 8M
Foto: Elizabeth Dorantes

Con el poco refugio que ofrecían las sombras de los edificios de los alrededores, ante el intenso calor que alcanzó los 32 grados en la capital del país: insoladas, sedientas, muchas de ellas con historias de violencia a cuestas, se abrieron paso por las calles y tapizaron de denuncias, frases feministas y fotos de agresores las vallas metálicas que colocó el gobierno en las inmediaciones de Bellas Artes, pasando por los comercios de la zona hasta Palacio. 

Algunas realizaron la quema de sus carteles en aquelarres festivos, mientras otras colocaron flores para honrar la memoria de las mujeres víctimas.

A su paso, las manifestantes dejaron escritos sobre las paredes de las principales avenidas los mensajes de su lucha: “Palestina libre”, “El miedo cambió de bando”, “Cárcel al violador” y “Vivas nos queremos”.

Desde temprano se difundió la noticia de que no había bandera nacional en el asta de la plancha del Zócalo, por lo que un grupo de mujeres subió una bandera con los colores de México y el símbolo de Venus. 

La protesta fue mayormente pacífica. Algunas de las manifestantes acudieron con el rostro cubierto y expresaron sus consignas entre pintas y golpes a las vallas metálicas que impedían el paso al Palacio Nacional, sin que se presentaran enfrentamientos con la policía.

La violencia del 8M fue protagonizada por un hombre, quien se acercó a la marcha en una motocicleta de color rojo, se bajó y comenzó a agredir a dos mujeres. El hombre fue detenido por la policía, después de forcejear con las asistentes.

Marcha 8M
Foto: Shareni Guzmán

“Rugió”, la Alerta Feminista en el Metro

Ya casi eran las 14:00 horas y la estación Revolución de la Línea 2 del Metro se saturó de pañuelos verdes y violetas. Mientras las mujeres esperaban para avanzar a los torniquetes y poder salir, un grupo comenzó a gritar consignas. Las demás, respondieron y se escuchó la alerta feminista como un rugido. Todas iban a la marcha. 

“¡Alerta!, ¡alerta al que camina!, ¡la lucha feminista por America Latina!, ¡y tiemblen y tiemblen los machistas que América Latina será toda feminista!”; cantaban al mismo tiempo que el vagón del Metro de la dirección contraria se alejaba. El ambiente de marcha comenzaba a sentirse desde el subterráneo. 

Llegó otro vagón, pero el andén seguía saturado, no avanzaban las personas. Se abrieron las puertas y cada quién se acomodó. El vagón retumbó y un grito se escuchó “Vivas se las llevaron, vivas las queremos”. Empezó a fluir el paso. Al salir de la estación, la calle estaba pintada de morado. Las amigas se encontraban y los continentes se alistaban. 

Marcha 8M
Foto: Shareni Guzmán

“Vengo por ellas”

Enfrente de la Glorieta de las Mujeres que Luchan estaba Diana Espinosa. Veía pasar las colectivas, mientras su acompañante terminaba de escribir una pancarta. 

“Soy tanatóloga y hoy vengo a representar a todas las mujeres pacientes que sufren violencias: psicológica, emocional, física, sexual, vicaria y económica. Estoy aquí por ellas, porque todavía no están en ese proceso de ir a levantar la voz”, dijo Diana, quien agregó que en los últimos meses ha incrementado el número de pacientes. 

Más adelante estaba Montserrat Cabrera sosteniendo una cartulina que decía: “No somos histéricas, somos históricas”, y es que ella es historiadora y decidió marchar por la violencia que sufrió. 

“Estoy en la marcha porque sufrí violencia física por parte de una pareja. Y también estoy aquí luchando por mis niñas, por todas mis alumnas y todas las mujeres”, contó Montserrat, al mismo tiempo que pasaban los contingentes. 

Para Sandra, quien también se encontraba en la Glorieta, la marcha del 8M es como un refugio. “En la marcha me siento segura, que estoy protegida con mis hermanas, mis amigas”. 

Lee: Con madres buscadoras al frente, mujeres desbordan el Zócalo de CDMX para exigir una vida libre de violencia

Tendedero: “El Estado me debe justicia”

Como parte de las actividades para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, activistas y sobrevivientes de violencias montaron un tendedero con testimonios de mujeres que han vivido revictimización e impunidad luego de acudir ante las autoridades para denunciar.

El tendedero, promovido con el nombre “El Estado me debe justicia”, fue colocado en la avenida Paseo de la Reforma, desde el Monumento de las Mujeres que Luchan hasta la altura de la calle Donato Guerra, trayecto en el que pudieron leerse testimonios de sobrevivientes de agresiones sexuales, así como de mujeres cuyas hijas fueron asesinadas o desaparecidas.

Ante la pregunta “¿Qué deuda consideras que tiene contigo el Estado?”, algunas de las participantes de la actividad escribieron respuestas como: “la no localización de mi hijo” y “darme la solución del daño causado, que para mí es la detención de mi agresor, la deuda es que este hombre sea encarcelado y no agreda a más mujeres”.

En otros casos, las denunciantes aprovecharon para expresar que “el camino hacia la justicia ha sido horrible, porque los violentadores tienen todo un sistema que los apoya y sostiene”.

Teresa Villalobos, madre de una de las víctimas que convocaron al tendedero, dijo que se recibieron más de 300 testimonios de mujeres que han denunciado a sus agresores sin recibir justicia, y que en promedio llevan entre 6 y 8 años en el proceso de investigación y juicio, aunque algunas comentaron que llevan más de 9 años.

En el caso de Andrea –hija de Teresa Villalobos, sobreviviente del delito de violación–, el proceso lleva casi cuatro años detenido, ya que el presunto agresor se amparó para no ser vinculado a proceso, lo que ha tenido a la víctima en la incertidumbre y, según sus propias palabras, le han dificultado “seguir adelante con mi vida”.

En siete años, de 2015 a 2021, de las 279 mil 98 carpetas de investigación que se abrieron en el país por abuso sexual, acoso, hostigamiento sexual y violaciones, resultaron en sentencia condenatoria solo 5 mil 274, es decir, el 1.89%, de acuerdo con las estadísticas de impartición de justicia en materia penal del INEGI.

Marcha 8M
Foto: Elizabeth Dorantes

Médicas se unen al contingente

El contingente “Médicas”, integrado por profesionales de la salud y mujeres de la sociedad civil, marchó este viernes en contra de la obstaculización del ejercicio de los derechos de la mujer.

“(Venimos a protestar) por el rechazo para utilizar métodos anticonceptivos y en contra de la esterilización forzada, gordofobia en consultorios médicos y la violencia obstétrica”, señaló Mariana Robles, ginecóloga que encabezó el contingente con la influencer La Fatshionista.

El grupo salió de la Glorieta de las Mujeres que Luchan poco después de las 15:00 horas y avanzó sobre la calles de Reforma y 5 de mayo hasta llegar al Zócalo.

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“Ni una más, ni una más, ni una madre buscadora asesinada más”

La protesta por las madres buscadoras que han sido asesinadas en la búsqueda de sus hijos desaparecidos en México resonó fuerte durante la marcha del 8M este viernes. “Ni una más, ni una más, ni una madre buscadora asesinada más” gritaron al llegar a la plancha del Zócalo y ser las primeras en subir al templete que se había colocado para la protesta.

Cerca de las 15:30 horas, el contingente fue conformándose poco a poco en torno a la Glorieta de las Mujeres que Luchan para encabezar las manifestaciones convocadas a salir a las 16:00 horas. 

A la vanguardia iba Yadira González Hernández, de la red de colectivos Unidas Siempre Buscando, levantando y haciendo sonar cada tanto una pala y un pico. Detrás de ella, una enorme manta con las fotos y los datos de 13 madres asesinadas y otras 10 que fallecieron sin encontrar a sus hijas e hijos. 

Alrededor de una hora antes, en un breve mitin a un costado de la glorieta, varias madres buscadoras compartieron sus testimonios, pero también llamaron a que su causa sea escuchada siempre. Tras relatar su búsqueda en el Ajusco, el Comité Familiar de Búsqueda de Guadalupe Pamela Gallardo Volante pidió que así como las mujeres salen a la calle en el 8M, que se ha vuelto un festejo y debería ser un día de lucha, salgan con las madres a buscar a sus hijas e hijos.

“No estás sola, no estás sola”, corearon en respuesta las asistentes que escuchaban frente al templete. El comité también pidió acuerpar a todas las brigadas de búsqueda, en cualquier estado, pues en los 32 se sigue buscando. 

Ahí mismo, Joanna Alvear, mamá de Lilith, habló de la desaparición de su hija, una mujer trans de quien a partir del 2 de enero de 2023, en Playa Zicatela, Oaxaca, ya no se supo nada después de irse de vacaciones con la familia de su pareja. “Yo no tengo palabras para describirles el dolor que se siente tener a tu hija desaparecida”, dijo su mamá.    

Por su parte, la hermana de Verónica Manzano Ortega, quien desapareció hace un año en Dos Ríos, Estado de México, el 28 de febrero de 2023, acusó que las autoridades ya no la buscan. “Lleva un año desaparecida donde no tenemos pistas, donde la carpeta la tienen detenida, donde ya no hay más que hacer. Hemos ido a preguntar qué más se puede hacer, no tenemos respuesta de la policía, de las autoridades”, lamentó.  

“El día de hoy venimos alzando la voz por ella y por todas las desaparecidas, y todos los desaparecidos, que están en nuestro país. Viva se la llevaron y viva la queremos”, dijo en una consigna que fue repetida en coro por el resto de las asistentes. Y así fue: las madres buscadoras alzaron la voz al frente de los contingentes que comenzaron a avanzar a las 4 de la tarde.

Madres buscadoras 8M
Foto: Marcela Nochebuena

Dieron los primeros pasos sobre Paseo de la Reforma al grito “¿Por qué los buscamos? Porque los amamos. ¿Hasta cuándo? Hasta encontrarles”. Al coincidir a la altura de El Caballito con los contingentes que habían seguido saliendo de la Glorieta de las Mujeres que Luchan desde el mediodía y con los que venían del Monumento a la Revolución, decidieron abrirse paso entre todos los que aún marchaban hacia la Plaza de la Constitución, pues serían las primeras en abrir el mitin en la plancha del Zócalo.  

A su paso, los contingentes que hacían barrera a los lados gritaban “No están solas, no están solas”, o soltaban un momento de aplausos. “Abran paso, abran paso para el contingente de las madres buscadoras. Necesitamos llegar al Zócalo”, se escuchaba por el megáfono. Y el paso se abría. Parecía sorprendente, excepto porque era una tarea mínima para aquellas que han abierto la tierra con sus propias manos.  

Ya en el templete, las primeras en compartir su caso fueron las hermanas de Dayana Yuriko Baltazar Figueroa, de 18 años, quien desapareció en la Agrícola Pantitlán, Alcaldía Iztacalco, de la Ciudad de México. “Los judiciales no quieren hacer nada todavía”, acusó una de ellas. “No están solas”, respondieron las decenas de mujeres que ya ocupaban la plancha capitalina.

“Tengo 18 años buscándolo –continuó después Yadira  Gonzalez Hernández–, pero buscando también a los más de 100 mil desaparecidos en México. Estos casos todos los días los vivimos las buscadoras en México, todos los días salimos con pala y pico a buscarlos desgraciadamente en la tierra… Las queremos buscar vivas, los queremos buscar vivos, pero la realidad de este país es que a muchas de ellas y de ellos los encontramos en una fosa clandestina, y el gobierno de México, peor en este sexenio, nos ha dejado solas, nos ha abandonado”.

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“No somos botín político”, “Somos las aguafiestas de su fiesta electorera”: convocantes

Las convocantes de la marcha leyeron un pronunciamiento donde destacaron que no son un botín político. “Aunque dos de las principales candidatas son mujeres, nosotras no nos confundimos: mantenemos la independencia y autonomía de nuestro movimiento, que se manifiesta y crece en las calles”, se escuchó desde el templete. 

“Sabemos, por experiencia, que aún con los cargos ocupados por mujeres no hay garantía de avanzar en materia de justicia para nosotras, por lo que nos situamos fuera de la lógica partidista, de sus formas políticas inventadas por el patriarcado; apostamos por la movilización social. Que le quede claro al gobierno y a la autodenominada oposición: nosotras no somos un botín político de nadie… Somos las aguafiestas de su fiesta electorera”, advirtieron.

Además del acceso a las mujeres de una vida libre de violencia; la erradicación de la desigualdad de clase, racial y de género; la eliminación de la discriminación y todas las formas de opresión, en el templete también se hicieron llamados específicos por las víctimas de Palestina y por la liberación de Manuel Guerrero, hombre homosexual preso en Qatar.