Yahoo Noticias Chivas y su hipócrita política de no aceptar naturalizados, aunque también sean mexicanos
Chivas ha emprendido el camino rumbo a su reconstrucción. El equipo tapatío sumó a Fernando Gago como nuevo entrenador para el Clausura 2024. Y un nuevo tema ha aparecido en el horizonte: el fichaje de jugadores con doble nacionalidad. Limitados por su tradición de jugar únicamente con futbolistas mexicanos, en el Rebaño Sagrado batallan de manera constante para encontrar nuevos elementos que estén a la altura de sus necesidades.
En días recientes, se ha hablado del posible fichaje de Cade Cowell, nacido en Estados Unidos y de ascendencia mexicana. Aunque se trata de un rumor todavía, de nueva cuenta está sobre la mesa el debate de quién es elegible para jugar en Chivas y quién no. El asunto ya había despertado amplia polémica en 2022, cuando Santiago Ormeño se puso playera rojiblanca. Ormeño tiene ascendencia peruana por su abuelo paterno, pero nació y vivió toda su vida en México. Su llegada causó especial impacto porque había jugado ya con la Selección de Perú. Ante la ley, era mexicano, por lo que podía jugar en Chivas sin importar que fuera seleccionado peruano.
Y el mismo Amaury Vergara, propietario del club, ha dicho que en Chivas lo estatutos enmarcan que pueden militar ahí jugadores nacidos fuera de México, pero de padres mexicanos. No naturalizados. “Nunca, por lo menos en mi gestión, (porque) no sé lo que pasará en el futuro, solo lo que me toca, no vamos a tener naturalizados en Chivas. Nosotros, en nuestros estatutos, nos guiamos por lo que es considerado por la constitución como mexicanos, ya sean nacidos o hijos de nacidos en México", dijo en una entrevista para Esto en septiembre del año pasado.
En la misma conversación, Vergara redobló sus intenciones de buscar a jugadores de ascendencia mexicana en todos los rincones del mundo. “Hay una apuesta por todo el talento mexicano donde quiera que esté. Si está en Estados Unidos, si está en Europa, si está en China, en Timbuktú, en donde sea donde haya un buen jugador mexicano que pueda venir a Chivas, ahí vamos a estar nosotros buscando”, señaló entonces.
El problema es que Vergara dice que su equipo se rige por la constitución: el que sea mexicano ante la ley puede jugar en Chivas... pero no los naturalizados. Y cómo entender eso, si los naturalizados también son mexicanos ante la ley. Es importante decir que Vergara respondió aquellas preguntas, en septiembre, en el contexto de Julián Quiñones y su llamado a la Selección Mexicana. El tema generó un enorme debate y también hubo doble moral: muchos opinólogos rechazaron su llamado, pero nunca dijeron nada de Santiago Giménez, que tampoco es mexicano ni por nacimiento ni por sus padres.
Lo mismo pasa ahora con Chivas, que históricamente ha tenido a jugadores que no nacieron en México: Miguel Ponce, Isaac Brizuela, Jesús Padilla o Alejandro Zendejas. Y han tenido a jugadores con ascendencia extranjera nacidos en México, como el caso de Ormeño y Friessen Wutteke, de abuelos alemanes, nacido en Guadalajara. Entonces sí, Chivas acepta a mexicanos que tienen la nacionalidad ante la ley, menos a los naturalizados, que también lo son con respaldo constitucional, con los mismos derechos y obligaciones.
La tradición de Chivas siempre ha lindado con la xenofobia y ha sido disfrazada de patriotismo. Si algo de apertura puede tener, radicaría en esa política de aceptar mexicanos nacidos en otros países, como lo han hecho. Pero ¿y los naturalizados? Ellos también son mexicanos. Y al rechazarlos abiertamente, Chivas caen no sólo en una hipocresía inmensa sino también en discriminación. Es un tema incómodo que no mucho querrán decir. Pero no hay otra manera de nombrarlo.
