De la China a Zaira: La historia del cuidaperros de las famosas

Cuando tenía 16 años, Marcelo Bossart aprendió el valor de tener su propio dinero. Gracias a su belleza y a su altura, comenzó a hacer trabajos como modelo publicitario en la Argentina, México, España y Chile. Desde entonces, y durante su juventud, en la década del 90, encaró proyectos diversos: estudió para ser guardavidas, fue paseador de perros en Devoto, remisero en la agencia de un amigo en Chacarita, trabajó en una empresa constructora y hasta probó de entrenador, dando clases de "funcional".

En 2008, Marcelo era empleado de comercio en una marca de ropa. Tenía 33 años, había vivido dos años en México, se había casado y divorciado. Su pequeña hija Martina vivía con su mamá. Se sentía un poco perdido. "Atendía gente en un local en pleno Palermo, estaba cansado y aburrido, cuando me dije: 'Pará. Tengo una casa, estoy separado, no dependo de nadie. Voy a concretar esta idea: tener un servicio de guardería de perros'", cuenta. Hoy, 12 años después de aquella idea, Guardería Leloir es el espacio que eligen las famosas para dejar a sus perros cuando se van de vacaciones: María Eugenia "China" Suárez, María del Cerro y Zaira Nara son algunas de las fieles clientas de Bossart. El servicio funciona en Ituzaingó, a 20 minutos de la Capital Federal, en un terreno enorme con casa, parque, árboles y pileta. "Con el dinero ahorrado en todos los trabajos hice una inversión mínima, porque ya tenía el lugar. Lo acondicioné, pensé los espacios para los perros y cómo iban a convivir conmigo. Hoy tengo siempre entre 20 y 25 que me acompañan", explica.

A cada posible cliente Bossart le hace un formulario en el que debe informar algunos datos de su perro: la edad, la raza, el alimento que consume y si tiene alguna enfermedad. Luego le envía un presupuesto, que oscila entre los $1000 y $1500 por día según el tamaño del animal, la cantidad de días que se quedará bajo su cuidado.

Durante la estadía les envía fotos y videos a las familias, y un reporte diario a través de Instagram Stories. El servicio no incluye el alimento (cada dueño debe proveer el que corresponde) y requiere de una primera visita de adaptación para que la mascota conozca el lugar. Además, son opcionales los servicios de traslado, baño y peluquería.

"Creo que es un gran negocio porque la inversión inicial es muy baja comparada con la rentabilidad que tuve, sobre todo en los últimos cuatro años. Los costos de mantenimiento no son más que la casa, los impuestos y una persona para las tareas de limpieza", explica Bossart. Una marca de alimento balanceado de origen francés es uno de los principales sponsors que tiene Guardería Leloir.

Todos los días se levanta entre las 5.30 y las 6 de la mañana, hace una limpieza profunda del lugar y comienza una ronda de paseos en tandas. Los perros están organizados en grupos según su tamaño (grandes, medianos y pequeños) para preservar el bienestar de todos los animales. El concepto, insiste una y otra vez, es "como en casa": que el perro esté igual o mejor que cuando está con sus dueños. "De hecho, muchas veces me pasa que los clientes me dicen que los ven 'deprimidos' cuando regresan. Y eso es porque se acostumbran, durante siete, 10 o 15 días a vivir en manada y estar felices, rodeados de sus pares", sostiene.