La CGT ya no le cree al Presidente y advierte sobre el salto de la inflación

Alberto Fernández en la CGT
Silvana Colombo

En la CGT son cada vez más las voces que aventuran un fracaso económico de la gestión de Alberto Fernández. Pero lejos de fijar una postura en bloque ante la crisis, un sector sindical ya tomó distancia del Presidente mientras que otro, el hasta ahora mayoritario, salió otra vez a su rescate, como ya lo hizo, por ejemplo, cuando el kirchnerismo retiró en tropa a sus ministros del gabinete después de la derrota electoral del año pasado.

Con estrategia y agenda propia, Pablo Moyano es uno de los tres jefes de la CGT que ya decidió de qué lado pararse en la interna del Frente de Todos. Se encargó personalmente de divulgar la foto del encuentro reservado que tuvo con Máximo Kirchner al día siguiente que sus colegas cegetistas se habían reunido con el Presidente, ministros y empresarios. Se lee detrás de esta alianza en ciernes el desacuerdo de ambos dirigentes ya no solo con en el pacto con el Fondo Monetario Internacional (FMI) sino también con en el rumbo económico que tomó la gestión. Hay otra coincidencia: el camionero comenzó a desmarcarse de su padre, que esta semana reapareció con un mensaje de apoyo a Fernández, mientras que el jefe de La Cámpora atinó a cuestionar a su madre por el armado del Frente de Todos para destronar al macrismo. Señales que son más para una terapia familiar que para una grupal, como les propuso el Presidente a empresarios y sindicalistas para afrontar la “guerra” contra la inflación.

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A espaldas de Pablo Moyano, el sector mayoritario de la CGT accedió a auxiliar a Fernández al advertir un escenario político y económico sombrío . Héctor Daer y Carlos Acuña, los representantes de “los Gordos” y de Luis Barrionuevo en el triunvirato de mando, coordinaron un encuentro secreto con Fernández, su gabinete y empresarios en la previa al acto por el Consejo Económico y Social. Como sucedía en los 90, durante el menemismo, la sede del gremio de la Sanidad volvió a ser el búnker para definiciones clave. Se selló allí y ahora una suerte de pacto de gobernabilidad, aunque guiado por el escepticismo. Articulados y en una curiosa alianza, sindicalistas y empresarios evitaron tensionar con el Presidente, aunque le advirtieron que la crisis podría generar un estallido social. “La alta inflación es un peligro latente, que lo potencia la falta de confianza y perspectiva”, le enrostraron los popes de la CGT y de la Unión Industrial, según reconstruyó la nacion a partir de fuentes sindicales y empresarias.

Los empresarios y sindicalistas cruzaron miradas cómplices y de sorpresa cuando en un tramo de la conversación en el segundo piso de Sanidad Martín Guzmán y Matías Kulfas hacían cálculos en el aire sobre la variación inflacionaria por las consecuencias de la guerra en Ucrania. “Nos subiría las proyecciones un 8%”, arriesgaron en voz alta. Más de un dirigente gremial se mordió la lengua para no cruzar a los ministros. “Nos viene con el Excell y la Wikipedia a los viejos lobos”, se enojó uno de ellos con el referente de Economía. Otro apeló a comentar la bofetada del actor Will Smith al presentador en los premios Oscar para insinuar que Guzmán debe reaccionar ante el avance inflacionario. También creen que ya es hora de que Alberto se emancipe de Cristina.

Guzmán, sentado sobre el escenario del salón Vallese de la CGT.
Guzmán, sentado sobre el escenario del salón Vallese de la CGT.


Guzmán, sentado sobre el escenario del salón Vallese de la CGT.

Kulfas zafó apenas de la crítica, pero también está en la mira. Hombres de negocios y gremialistas de fuste dudan sobre la viabilidad del Plan Argentina 2030 que presentó el miércoles en el marco del Consejo Económico y Social. “Sin confianza y con un presidente falto de poder, ¿cómo piensa que se crearán 100.000 empresas y dos millones de empleos?”, se preguntó uno de los líderes sindicales más influyentes. Otro dirigente de peso, referente de uno de los gremios más numerosos del país, fue contundente: “Alberto está perdido, la foto del CCK es una foto sin contenido. Lo hacemos solo por la institucionalidad”.

Adiós a la “sarasa”

Antes de resbalar en la polémica por la iniciativa para monitorear las redes sociales, Gustavo Beliz dijo lo que realmente los sindicalistas y empresarios esperaban oír del Presidente. “Necesitamos obras concretas, no palabras vanas”, instó el secretario de Asuntos Estratégicos en la apertura del encuentro multisectorial. Es decir, se acabó el tiempo de la “sarasa”, el atajo retórico al que apeló Guzmán cuando expuso el año pasado sobre el proyecto oficial de Presupuesto, con índices que hoy ya se ven oxidados, como si hubieran pasado varios años.

En el intento por rescatar al Gobierno del naufragio económico, la CGT y la UIA escenifican la búsqueda de un acuerdo para contener la inflación. Acordaron no alterar por ahora la hoja de ruta de las paritarias y frenaron la alternativa oficial de otorgar por decreto un aumento a los trabajadores formales, como se hará con las jubilaciones mínimas. “Nosotros negociamos lo nuestro, que es lo que sabemos hacer. Ustedes resuelvan la macroeconomía”, planteó un sindicalista. El rango objetivo de inflación anual trazado con el FMI es de entre 38 y 48 por ciento. El presupuesto de Guzmán que no pasó el filtro del Congreso proyectaba un 33%. Ahora en el Gobierno cruzan los dedos para que el aumento de los precios no toque el 60% durante 2022. Con estas cifras en debate, Claudio Moroni acordó con la CGT que las paritarias estén abiertas de manera permanente, tal vez con acuerdos más cortos, por trimestre, como avanzó de manera preliminar el Sindicato de Empleados de Comercio.

Cuando el país estaba sumergido en la angustia y la incertidumbre por el coronavirus, la CGT y la UIA pactaron reducciones salariales para contener el empleo. La misma articulación de entonces se refleja en los movimientos en tándem de la última semana. Hay una salvedad: por entonces gobernaba la incertidumbre de la peste, sin vacunas en el horizonte, y ahora la incertidumbre sigue latente, aunque con la economía en marcha y con indicadores de actividad y empleo que vislumbran una leve recuperación.

Estados Unidos

La política doméstica mira a los Estados Unidos más allá de la ideología. Cristina Kirchner recibió en el Senado al embajador, Marc Stanley, a la misma hora en la que Alberto Fernández conversaba con empresarios y gremialistas en Sanidad. Uno de los sindicalistas allí presentes se preguntó: “¿Cuál es la verdadera foto del día? ¿Esta reunión o la de Cristina? No tengo dudas que la de la vicepresidenta”.

Cristina Kirchner y el embajador de Estados Unidos, Marc Stanley
Twitter Cristina Kirchner


Cristina Kirchner y el embajador de Estados Unidos, Marc Stanley (Twitter Cristina Kirchner /)

Dos días después Stanley fue el anfitrión de un cocktail en la Cámara de Comercio que Estados Unidos tiene en Buenos Aires. Reunió a funcionarios, opositores, empresarios y gremialistas. La numerosa tropa de la CGT que asistió tuvo una novedad: contó entre ellos con Pablo Flores, referente del gremio de los empleados de la AFIP y un ladero de los Moyano. Flores se retiró raudo y dice que fue casi por un formalismo a partir de un convenio de formación e intercambio para sus afiliados. Además del show musical, no pudo escuchar a sus colegas cegetistas sembrar dudas sobre la estrategia antiinflacionaria que desplegó Fernández para afrontar “la guerra”.

La esperanza de una ayuda salvadora de la potencia del norte es también algo que desvela a la oposición. Horacio Rodríguez Larreta ya circuló por Washington para mostrarse como eventual presidenciable en 2023. Ahora es el turno de Patricia Bullrich, la titular de Pro que desafía al jefe de gobierno porteño a ir a una interna para dirimir la candidatura.

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Bullrich estará desde pasado mañana en San Francisco, Nueva York, Washington y Chicago. ¿Quién financia el viaje de la jefa de Pro? Circulan versiones que Marcelo Peretta, el secretario general del Sindicato de Farmacéuticos y Bioquímicos, sería uno de ellos. “Soy parte de su equipo y todo lo hacemos a pulmón. En este caso no pusimos ni un peso. Pero sí tratamos de contribuir para que Patricia sea presidenta”, dijo a la nacion. Se trata de un dirigente gremial de escasa representación surgido bajo el ala del moyanismo que fue noticia la semana pasada por agredir a un abogado con el que debía negociar paritarias.

Peretta lanzó un mensaje por la renovada alianza de la CGT con la UIA. “Mientras el país se hunde, la burocracia sindical empresaria permanece intacta”, escribió en las redes sociales, y exhibió una foto de los sindicalistas y empresarios reunidos con Guzmán, Kulfas y Moroni. Una ironía: algunos de los protagonistas de esa foto también descreen de la gestión de Alberto Fernández, quizás tanto o más que el aliado sindical que tiene el macrismo.