Cercado por la Justicia, Jair Bolsonaro negó el intento de golpe ante una masiva movilización en San Pablo
BRASILIA.– Jair Bolsonaro negó un intento de golpe de Estado y aseguró que busca una “pacificación” en Brasil, en una multitudinaria manifestación en la Avenida Paulista de San Pablo para demostrar apoyo ante el creciente cerco en las investigaciones por una supuesta trama para mantenerlo en el poder luego de la derrota electoral de 2022.
Ante una marea humana de entre 600.000 y 750.000 personas, según estimaciones de la secretaría de Seguridad Pública de San Pablo, Bolsonaro presentó una defensa política e intentó mostrar respaldo, 17 días después de Tempus Veritatis, la mayor operación policial contra el núcleo bolsonarista por un presunto intento de golpe de Estado con decenas de allanamientos y arrestos.
En un discurso de casi media hora, el expresidente brasileño (2019-2022) defendió el legado de su administración, se presentó como un “perseguido” de las autoridades y pidió “amnistía” para los presos por el asalto a las sedes de los tres poderes en Brasilia el 8 de enero de 2023.
“Hay gente que sabe lo que diría, pero lo que busco es una pacificación, pasar la goma de borrar sobre el pasado. Es buscar una manera de que vivamos en paz, no seguir sobresaltados”, dijo Bolsonaro, que evitó citar directamente al Supremo Tribunal Federal (STF).
Decenas de miles de simpatizantes de Bolsonaro, en su mayoría con camisetas del seleccionado de Brasil, desbordaron la emblemática Avenida Paulista para acompañar el discurso del expresidente, principal orador. El ultraderechista se jactó de haber conseguido “una fotografía para Brasil y para el mundo”, con la emblemática avenida colmada en la primera manifestación convocada desde que dejó el poder, en diciembre de 2022. “Estoy orgulloso y agradecido porque ustedes aceptaron la invitación para tener una fotografía de la determinación del pueblo brasileño”, dijo Bolsonaro, que calificó como “pobres” a los condenados por el asalto a las sedes de los poderes.
El acto, financiado y organizado por el popular pastor evangélico y aliado Silas Malafaia, había sido convocado para “defender el Estado Democrático de Derecho”.
Bolsonaro, que vistió una camiseta de la selección brasileña por encima de un chaleco antibalas, evitó un desafío directo a los jueces del STF. Cualquier afronta podría dar argumentos para una orden de prisión preventiva, evaluaban en el entorno del exmandatario.
“Pasé cuatro años perseguido mientras era presidente. Esa persecución aumentó cuando dejé la presidencia”, aseguró el exmandatario en otro tramo de su discurso.
“Hicimos la transición sin ningún reclamo por parte de la izquierda. Salí de Brasil y la persecución no terminó. Es joyas, dinero que mandé fuera.. La última (acusación), ‘Bolsonaro quería dar un golpe’. ¿Qué es un golpe? Es tener tanques en la calle, armas, conspiración. Nada de eso sucedió”, se defendió.
A diferencia de otros grandes actos bolsonaristas del pasado, no hubo entre los manifestantes carteles pidiendo una ruptura del orden democrático. El expresidente había dicho que quería una “foto” de apoyo, en un “acto pacífico”, sin ataques “contra quien quiera que sea”.
Una eventual orden de prisión del expresidente dejó hace tiempo de ser considerada una posibilidad remota entre sus aliados, como admitió el propio pastor Malafaia, que se refirió a la existencia de una “ingeniería del mal para querer arrestar a Jair Bolsonaro”.
“Presidente, usted, con Dios, es mayoría siempre. Si ellos te arrestan, vas a salir de ahí engrandecido. No va a ser tu destrucción, sino la destrucción de ellos”, dijo el pastor.
Entre los manifestantes, que en algunos casos llegaron en ómnibus desde estados del interior brasileño, ondearon decenas de banderas de Israel, uno de los asuntos para elevar críticas al gobierno de Lula tras la comparación hecha por el presidente de los ataques de Tel Aviv en Gaza con el Holocausto.
Decenas de parlamentarios y cuatro gobernadores que aspiran a heredar los votos bolsonaristas en 2026 acompañaron al expresidente, entre ellos Tarcísio de Freitas, jefe de San Pablo, que habló y llegó al acto en el mismo vehículo que Bolsonaro.
El expresidente está inhabilitado políticamente hasta 2030, condenado por haber lanzado ataques a las urnas electrónicas durante una reunión con embajadores en la residencia oficial en 2022. Además, es blanco de ocho procesos en el Supremo Tribunal Federal
Michelle Bolsonaro, esposa del expresidente, abrió el acto con una oración colectiva, lloró y se refirió a “injusticias” contra su marido.
“No ha sido fácil, pero estamos de pie”, dijo a la multitud.
Bolsonaro está acorralado por el avance de las investigaciones por la presunta trama golpista para evitar la asunción de Lula y mantenerse en el poder tras la derrota en las presidenciales de 2022.
El jueves compareció a la sede de la policía federal en Brasilia, al igual que decenas de investigados, y se mantuvo en silencio.
La investigación está basada, entre otros elementos, en el video de una reunión de la alta cúpula del gobierno en julio de 2022 en la que Bolsonaro incentivó a adoptar un “plan b” ante la probable victoria de Lula.
La Policía Federal entiende probada la participación activa de Bolsonaro en la confección de un borrador de decreto golpista que proponía anular los comicios y ordenar la prisión del juez del STF Alexandre de Morães.
El expresidente consiguió demostrar ayer que, fuera del poder, aún mantiene apoyo de una gran parte de los brasileños, argumento de la narrativa bolsonarista para reforzar la idea de una supuesta persecución política.