Más censura y educación cívica ‘patriótica’ para estudiantes en la Florida de DeSantis | Opinión

El sistema educativo caricaturesco del estado de Florida no puede hallar una salida.

Como si la sesión legislativa del año pasado no fuera suficiente espectáculo, ahora los legisladores quieren prohibir el uso de “ellos” como pronombre singular en las escuelas, o cualquier otro, por ende, que no sea el pronombre asignado a un estudiante al nacer.

La identidad de género fluida supera el alcance del nivel de coeficiente intelectual de los republicanos.

Sucede lo mismo con el arte clásico, y una educadora ha perdido su trabajo por ello.

La directora de la Escuela Clásica de Tallahassee fue expulsada después de que los padres se quejaran de que a los alumnos de sexto grado se les mostró la famosa escultura “David” de Miguel Ángel. Uno tildó la icónica obra maestra del siglo XVI de “pornografía”, prohibida por la ley de Florida, informa el Tallahassee Democrat.

Este caso de censura absurda en la Florida liderada por el gobernador Ron DeSantis le está dando la vuelta al mundo.

Mientras tanto, junto con la censura y la represión retrógradas, pronto habrá un elaborado programa de adoctrinamiento patriótico, presentado el jueves en el condado de Clay por el gobernador Ron DeSantis y su comisionado de educación, Manny Díaz Jr.

Oh, la ironía: ¡Los educadores censurados enseñando educación cívica!

Sin embargo, este espectáculo de circo puede resultar contraproducente, al menos en los grados superiores. En un intento de convertir a la próxima generación de niños de la Florida en derechistas nacionalistas al reformar el sistema educativo del estado, DeSantis parece estar ciego frente a su propia realidad.

Si los estudiantes realmente se involucran en lecciones constitucionales y de construcción de país veraces, supuestamente integradas en su nuevo curso de “excelencia” en civismo, es más probable que lleguen a la conclusión de que el gobernador y su Legislatura, predominantemente republicana, son extremadamente antidemocráticos.

Para empezar, los estudiantes hallarían muy poca separación de poderes en este estado rojo, dadas sus leyes e iniciativas de supresión de votantes.

Los Padres Fundadores favorecieron sabiamente un sistema de controles y equilibrios, algo que aquí ya no se valora y de lo cual los republicanos están muy orgullosos.

Su dominio total de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial del estado los ha envalentonado tanto que un alto líder republicano presentó un proyecto de ley para derogar el Partido Demócrata, y el presidente republicano del estado se jactó públicamente de ello.

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Precio de la educación cívica, estilo DeSantis

Me encantaría observar las aulas de la Florida cuando los maestros, que reciben un estipendio de $3,000 para tomar un curso de educación cívica para aprender cómo DeSantis quiere que se enseñe la materia, se dedican a la lección sobre la libertad de expresión y la Primera Enmienda.

En la Florida, la libertad de expresión solo existe para los republicanos que adulan, que están de acuerdo con el gobernador y le sirven. Todos los demás ven su ya restringida libertad de expresión amenazada, como la de los estudiantes homosexuales y trans, o erosionada, como es el caso de los medios de comunicación en esta sesión legislativa.

Ni siquiera los grupos respetados como la Liga de Mujeres Votantes, no partidista, a la cual se le negó el permiso para realizar un mitin en los escalones del Capitolio, tienen voz en la formulación de políticas.

Los fundadores de este país establecieron una forma de gobierno “for the people” —para El Pueblo— no para que los políticos abusaran de este.

Autocracia de la Florida

Pero no es ningún secreto que la Florida está funcionando como una autocracia de facto, en la que una sola persona tiene el poder absoluto.

Con su influencia política en su punto más alto, DeSantis ordena la agenda legislativa, con la que busca realzar su perfil nacional, y eso es todo lo que la Legislatura acepta, sin importar las necesidades de los electores.

Un proyecto de ley para mitigar el alto nivel de explosiones para obtener material de construcción que afectan y destruyen las casas de Miami-Dade todos los días de la semana, a veces hasta tres veces al día, está estancado en la primera presentación. Y en ninguna parte de la agenda figuran los problemas con los seguros, como el doble impacto del aumento del costo del seguro de la asociación de propietarios de viviendas para edificios altos que también enfrenta grandes incrementos en las evaluaciones para reparaciones costosas.

Pero los proyectos de ley para apoyar los propósitos de DeSantis pasan de un comité a otro y, ¡listo! — se convierten en ley cuando él los firma.

La Legislatura, por ejemplo, aceleró una medida que legitima las jugadas que hizo DeSantis en su truco publicitario de llevar inmigrantes de Texas a Martha’s Vineyard. Y los legisladores también están tratando de derogar las proclamadas leyes de apertura de registros de la Florida para evitar que los periodistas descubran las inicuas acciones de DeSantis y las suyas propias.

Vergonzoso.

Sin la obligación legal de cumplir con las solicitudes de libertad de información que informan a los periodistas, asestarán un golpe a investigaciones como las crónicas galardonadas del Miami Herald que reconstruyen la historia interna de los maquiavélicos vuelos de inmigrantes de DeSantis.

Están así en contra descaradamente de los derechos a una prensa libre que los Padres Fundadores garantizaron en la Primera Enmienda. Esperen a que los estudiantes lleguen a ese capítulo de la historia de Estados Unidos.

Pero probablemente ningún maestro pagado por DeSantis para adoctrinarlos enseñe que, según los estándares establecidos desde hace mucho tiempo, y ciertamente los del mundo moderno, el comportamiento del gobernador es antiestadounidense.

Pero tal vez un estudiante brillante con capacidad de pensamiento crítico lo reconozca, desafíe al maestro y ofrezca su punto de vista.

DeSantis, quien el jueves hizo la falsa presentación de que nadie ha enseñado educación cívica en la Florida, tiene una visión selectiva de la libertad, el valor cívico y la historia.

Deshumaniza a los inmigrantes en un país fundado por ellos.

Favorece las opciones de estilo de vida cristiana de extrema derecha, aunque los primeros estadounidenses llegaron huyendo de la persecución religiosa y acogieron la libertad de cultos para la nueva nación. No hay ni la menor atención en la agenda de DeSantis, por ejemplo, a los derechos de los presbiterianos y católicos a favor del derecho a decidir y a aceptar a los homosexuales.

Sí, los estudiantes de la Florida tienen mucho que aprender sobre educación cívica, y las lecciones pueden convertirlos en mejores estadounidenses. Pero dudo que sean floridanos orgullosos en un estado donde reina la estupidez.