Celebrando la Independencia: La Historia, la Cultura y la Perspectiva de Carolina Pérez

Celebrando la Independencia: La Historia, la Cultura y la Perspectiva de Carolina Pérez en la Fiesta de Septiembre

El mes de septiembre tiene un profundo significado para México y los países de América Central. Es el tiempo en el que el eco de la independencia resuena con fuerza en las calles y en los corazones de sus ciudadanos. El 15 y el 16 de septiembre son fechas emblemáticas que celebran el anhelo de libertad y autodeterminación que marcó el final del dominio colonial español en estas regiones. Estos días no solo evocan el pasado histórico, sino que también ofrecen una oportunidad para reforzar la identidad cultural y el orgullo nacional.

El 15 de septiembre de 1821, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica proclamaron su independencia del Imperio Español. Esta declaración, que se realizó en un ambiente de creciente descontento con el dominio colonial, marcó el inicio de una nueva era para estas naciones, que buscaban establecerse como países soberanos con identidad propia. Por su parte, México celebra el 16 de septiembre, recordando el Grito de Dolores que pronunció el sacerdote Miguel Hidalgo en 1810. Este evento, que se considera el punto de partida de la guerra de independencia, representa un símbolo de resistencia y libertad que se sigue venerado con gran fervor.

Para Carolina Pérez, una destacada profesional de la tecnología y experta en aprendizaje y desarrollo en ThousandEyes de Cisco, el 15 de septiembre tiene una resonancia profundamente personal. Carolina, cuya familia emigró de Santa Ana, El Salvador a los Estados Unidos hace 28 años, vive la celebración de la independencia con una mezcla de nostalgia y orgullo. Su historia es un testimonio conmovedor de cómo las tradiciones pueden perdurar y florecer incluso cuando se está lejos del hogar.

“Para nosotros, el 15 de septiembre no es solo una fecha en el calendario; es una celebración de nuestra historia y nuestra identidad”, afirma Carolina con una pasión palpable. “Recuerdo cómo mi madre preparaba la casa para la celebración desde una semana antes. La emoción y el orgullo en casa eran evidentes”.

En El Salvador, el 15 de septiembre es una fiesta que empieza temprano en la mañana. Las calles se llenan de color con desfiles escolares en los que los estudiantes marchan con banderas y son acompañados por bandas de paz. Los actos cívicos incluyen discursos y la interpretación de canciones patrióticas, mientras que los bailes típicos como el carbonero y las cortadoras de café adornan la celebración. Carolina rememora cómo su madre, una figura destacada en la escuela, era abanderada cada año. “Para mi madre, llevar la bandera durante el desfile era un honor supremo. La veía caminar con tanta dignidad y orgullo que nos inspiraba a todos”, dice Carolina.

La emigración de la familia Pérez a los Estados Unidos no apagó su amor por sus tradiciones. “A pesar de la distancia, mis padres hicieron todo lo posible para mantener viva nuestra cultura. Cada 15 de septiembre ponían un casete con el himno nacional y recitábamos la oración a la bandera antes de ir a la escuela. Quisieron que nunca perdiéramos nuestras raíces”, recuerda Carolina con gratitud.

A medida que la familia Pérez se adaptaba a su nueva vida en Estados Unidos, encontraron maneras innovadoras de mantener viva su herencia cultural. “Hoy en día, gracias a la tecnología, podemos seguir las celebraciones en El Salvador en tiempo real. Mi mamá cocina pupusas, tamales y pastelitos de plátano, y aunque estamos lejos, nuestra mesa se convierte en un pedazo de El Salvador aquí en Estados Unidos”, explica Carolina. Esta fusión de tradición y modernidad permite que la familia Pérez continúe celebrando su cultura en su nuevo hogar.

Además de sus contribuciones profesionales, Carolina Pérez ha destacado académicamente. Se graduó con una licenciatura en Lenguas Modernas en Francés y otra en Música, y completó dos maestrías en Enseñanza y en Español en la Universidad de Georgia Southern. Su educación también incluye una certificación ESOL y está trabajando hacia un Doctorado en Tecnología Educativa. Su trayectoria académica refleja su compromiso con la educación y el aprendizaje, que ahora aplica en su rol actual en ThousandEyes de Cisco. “La educación ha sido una parte fundamental de mi vida. Cada uno de mis estudios ha sido un paso hacia el entendimiento y la conexión con mis raíces y mi profesión”, señala Carolina.

Carolina y sus hermanos, que son bilingües y han integrado tanto el español como el inglés en sus vidas, son un testimonio de la riqueza cultural que la emigración puede ofrecer. “Hablar ambos idiomas y entender ambas culturas nos ha dado una perspectiva única. Nos sentimos afortunados de poder compartir nuestras tradiciones con amigos y colegas aquí en Estados Unidos, mientras mantenemos nuestra conexión con El Salvador”, afirma Carolina.

Las celebraciones del 15 y el 16 de septiembre, tanto en México como en Centroamérica, no solo conmemoran eventos históricos, sino que también celebran la rica herencia cultural de estos países. Estos días representan una reafirmación de la identidad nacional, una ocasión para reflexionar sobre el pasado y mirar hacia el futuro con esperanza. La historia de Carolina Pérez es un ejemplo elocuente de cómo las tradiciones y el orgullo cultural pueden trascender fronteras, manteniéndose vivos en cada celebración, cada comida y cada recuerdo.

Así, mientras septiembre avanza, el eco de la independencia resuena con fuerza, recordándonos que la historia y la cultura son la base sobre la cual construimos nuestro presente y nuestro futuro. Las festividades del 15 y el 16 de septiembre celebran no solo el pasado, sino también la continuidad y la riqueza cultural que definen a las naciones de México y Centroamérica, y la forma en que estas tradiciones siguen enriqueciendo vidas alrededor del mundo.

En cada rincón de estos países resuena el eco de historias que trascienden el tiempo, un eco que encuentra en Carolina Pérez una voz de extraordinaria fortaleza y belleza. Como mi Asistente Docente en la Universidad de Georgia Southern, Carolina no solo mostró una dedicación sin igual en duros momentos personales, sino también un espíritu vibrante que ilumina cada recuerdo que tengo de ella con gran cariño. Su vida, marcada por el coraje y la resiliencia, se entrelaza con una experiencia profundamente conmovedora: la lucha de su familia contra la adversidad tras el trágico accidente de su hermano, un desafío que enfrentaron con una valentía que solo la esperanza y el amor pueden forjar. Aunque esa historia completa de superación y determinación se merece su propio relato (estén atentos porque pronto se publicará un artículo sobre este suceso), es en este contexto que celebramos no solo la independencia, sino también el espíritu indomable de aquellos que, como Carolina, llevan consigo la esencia de sus raíces mientras enfrentan y superan cada desafío con dignidad. Que el Día de la Independencia sea un himno a la perseverancia, a la memoria y al orgullo de nuestras historias personales, donde cada bandera ondea como símbolo de la fuerza y la esperanza que nos une. ¡Viva el Día de la Independencia! Que cada celebración sea un tributo a nuestra capacidad de renacer, amar y mantener vivas nuestras tradiciones con el mismo fervor y pasión con que Carolina honra las suyas.

This article originally appeared on Savannah Morning News: Carolina Pérez Historia Cultura