‘Una catedral para todos’: eche un vistazo a una iglesia católica de Sacramento de 135 años de antigüedad

Uniquely is a Sacramento Bee series that covers the moments, landmarks and personalities that define what makes living in the Sacramento area so special.

(English below)

En el corazón del centro de Sacramento, a solo unas cuadras del Capitolio estatal, se encuentra uno de los edificios más históricos de la ciudad: la Catedral del Santísimo Sacramento, de 135 años de antigüedad.

Este monumento histórico se encuentra en la intersección de las calles K y 11th con una gran cúpula, una campana de 5,000 libras y tres agujas que se extienden hacia el cielo. Marca el lugar de lo que alguna vez fue la catedral más grande al oeste del río Mississippi.

La catedral es la iglesia principal de la Diócesis Católica Romana de Sacramento. La diócesis atiende a más de 500,000 católicos en 102 iglesias, desde el Condado de Sacramento hasta la frontera con Oregón.

El edificio contiene obras de arte religiosas donadas por algunas de las figuras más famosas de Sacramento. Ha sido el lugar de las misas funerarias de los últimos gobernadores de California. Pero, sobre todo, la Catedral del Santísimo Sacramento ha servido como un espacio para que personas de diferentes orígenes religiosos y étnicos se reúnan, según el guía principal Oscar Ramírez.

“No es una catedral sólo para nosotros los católicos, es una catedral para todos en Sacramento”, dijo.

La historia detrás de la única catedral católica de Sacramento

La Catedral del Santísimo Sacramento fue construida porque un ex minero de oro tuvo un sueño.

El inmigrante irlandés Patrick Manogue llegó a California en busca de riquezas durante la fiebre del oro. Después de unos años, obtuvo una gran ganancia y conoció a algunos amigos ricos en el camino, dijo Ramírez.

Finalmente, Manogue decidió poner fin a su carrera minera prematuramente para convertirse en sacerdote ordenado. Asistió a un seminario en París, donde quedó impresionado por la belleza de la Iglesia de la Santísima Trinidad.

Se sintió motivado a crear una versión similar una vez que se convirtió en obispo de Sacramento, según el sitio web de la catedral. A mediados de la década de 1880, pidió a sus conocidos mineros de oro que donaran tierras y ayudaran a financiar la construcción de la catedral. El sitio en el centro de Sacramento fue seleccionado deliberadamente para estar al lado del edificio del Capitolio del estado.

En 1886, comenzaron las obras en la dirección 1019 11th St. Se tardaron tres años en terminar el proyecto, que costó $250,000 (el equivalente a $6 millones hoy), dijo Ramírez. En aquel entonces, era la catedral más grande de la costa oeste y uno de los pocos lugares donde los católicos podían contemplar vidrieras radiantes y obras de arte renacentistas.

“En 1889, no había mucho arte. No había mucha belleza en Sacramento”, dijo Ramírez. “Cuando se construyó, fue el segundo edificio más importante de Sacramento en la ciudad, y sigue siendo el segundo, después del Capitolio”.

Arte y arquitectura dentro de la catedral

Al entrar, la catedral es un espectáculo impresionante de luz, arte y religiosidad. El edificio de estilo victoriano toma inspiración arquitectónica del Renacimiento italiano y cuenta con obras de arte donadas por varios famosos ex residentes de Sacramento.

Decenas de bancos de madera que pueden albergar hasta 1,400 personas llenan a la iglesia de 200 pies de largo. Doce candelabros que alguna vez funcionaban con gas se encontraban sobre los bancos. En los rincones traseros de la iglesia se encuentran confesionarios hechos de madera de pino, cedro, secuoya y roble de los años 1800.

Mira hacia arriba y deslumbrantes vidrieras flanquean cada lado de la catedral. Varias de las vidrieras presentan insertos rectangulares que fueron donados por la coleccionista de arte y filántropa de Sacramento, Margaret Crocker, dijo Ramírez.

Las doce imágenes muestran las estaciones de la cruz, que representan a Jesús en el día de su crucifixión y fueron creadas a partir de vidrio reciclado del Renacimiento italiano. Aunque Crocker no era católica, era una gran devota del obispo Manogue.

De manera similar, otro líder histórico de Sacramento, que no era católico, donó arte que todavía se encuentra en la catedral.

Jane Stanford, ex primera dama de California y cofundadora de la Universidad de Stanford, recibió el permiso del emperador de Austria para que se hiciera una réplica de la “Madonna Sixtina” del pintor renacentista Rafael Sanzio. Los visitantes pueden ver la pintura colgada en el lado izquierdo de la iglesia.

“Esta es la catedral que construyeron los inmigrantes, que construyeron las mujeres y que construyeron el oro y la plata”, dijo Ramírez.

Los puntos centrales de la catedral también cuentan con una pila bautismal y un altar que contiene mármol extraído y tallado en China y España. Sobre el altar, cuelga un crucifijo de 2,000 libras suspendido por cables de avión.

Grandes reformas

Algunas de estas características aún son nuevas para la catedral. En 2003, la diócesis se embarcó en un enorme proyecto de renovación de dos años para actualizar la catedral.

La restauración comenzó con un techo que perdía agua y pronto se convirtió en un proyecto de $34 millones. El edificio fue adaptado para resistir terremotos y el interior se transformó en una estética más unificada basada en el pasado, según el sitio web de la catedral.

En ese momento, la catedral estaba cerrada para los feligreses para permitir la construcción. Cuando reabrió, la catedral revitalizada tenía varios componentes nuevos, incluidos confesionarios renovados y un nuevo altar y una pila bautismal. Ramirez dijo que el mayor desarrollo de todos fue una cúpula interior a la que los visitantes podían mirar por primera vez en más de 60 años.

En la década de 1930, la cúpula interior de 110 pies de alto se cubrió por completo para mejorar la acústica del edificio para los feligreses que asistían a las misas. Se despojó hasta que solo quedo su madera y sus clavos y la belleza contenida en el interior de la cúpula fue destruida sin ningún registro fotográfico, dijo Ramírez.

Durante la última renovación, la diócesis revisó recortes de periódicos, diarios y revistas en un intento por reconstruir la obra de arte de la cúpula original. Ahora, el ojo de la cúpula reconstruida representa al Espíritu Santo y se extiende hacia escenas pintadas de la Biblia donde Dios está alimentando físicamente y espiritualmente a su pueblo.

A lo largo de los años, la catedral ha sufrido tres renovaciones importantes en 1939, 1972 y 2005. Pero a pesar de estos cambios, Ramírez dijo que la misión de la Catedral del Santísimo Sacramento en el centro de Sacramento ha permanecido la misma.

“Desde el principio, esta iglesia, esta catedral no se ha percibido sólo como un templo católico, sino como un edificio cívico para la ciudad de Sacramento y una fuente cívica de orgullo”, afirmó.

The history behind Sacramento’s 135-year-old Catholic cathedral

In the heart of downtown Sacramento, just a few blocks from the state Capitol, rests one of the city’s most historic buildings — the 135-year-old Cathedral of the Blessed Sacrament.

The landmark sits at the intersection of K and 11th streets with a grand dome, a 5,000-pound bell and three spires extending into the sky. It marks the site of what was once the largest cathedral west of the Mississippi River.

The cathedral is the main church of the Roman Catholic Diocese of Sacramento. The diocese serves more than 500,000 Catholics across 102 churches, ranging from Sacramento County to the Oregon border.

The building contains religious artwork donated by some of Sacramento’s most famous figures. It has been the site of funeral masses for past California governors. But above all, the Cathedral of the Blessed Sacred has served as a space for people from all different religious and ethnic backgrounds to gather, according to lead docent Oscar Ramirez.

“It’s not a cathedral just for us Catholics, it is a cathedral for everyone in Sacramento,” he said.

The history behind Sacramento’s only Catholic cathedral

The Cathedral of the Blessed Sacrament was built because a former gold miner had a dream.

Irish immigrant Patrick Manogue came to California in search of riches during the Gold Rush. After a few years, he turned a great profit and met a few wealthy friends along the way, Ramirez said.

Eventually, Manogue decided to end his mining career prematurely to become an ordained priest. He attended a seminary in Paris, where he was struck by the beauty of the Church of the Holy Trinity.

He felt moved to create a similar version once he became the bishop of Sacramento, according to the cathedral’s website. In the mid-1880s, he called on his gold miner acquaintances to donate land and help fund the cathedral’s construction. The site in downtown Sacramento was selected deliberately to be next door to the state Capitol building.

In 1886, construction began at 1019 11th Street. It took three years to finish the $250,000 project — the equivalent of $6 million today — Ramirez said. At the time, it was the largest cathedral on the West Coast and one of the few places where Sacramentans could gaze upon radiant stained-glass windows and Renaissance artwork.

“In 1889, there wasn’t much art. There wasn’t much beauty in Sacramento,” Ramirez said. “When this was built, it was the second most important building in Sacramento in the city, and it remains to this day, second only to the Capitol.”

Art and architecture inside the cathedral

Upon entrance, the cathedral is a stunning spectacle of light, art and religiosity. The Victorian-style building takes architectural inspiration from the Italian Renaissance and features artwork donated by several famous former Sacramento residents.

Dozens of wooden pews that can seat up to 1,400 people line the 200-foot long church. Twelve chandeliers that were once gas-fueled perch over the pews. Confessionals made of pine, cedar, redwood and oak wood from the 1800s reside in the back corners of the church.

Look above and dazzling stained-glass windows flank every side of the cathedral. Several of the stained-glass windows feature rectangular inserts that were donated by art collector and Sacramento philanthropist Margaret Crocker, Ramirez said.

The twelve inserts showcase the Stations of the Cross, which depict Jesus on his day of crucifixion and were created from recycled glass from the Italian Renaissance. Even though Crocker was not Catholic, she was a great devotee of Bishop Manogue.

Similarly, another non-Catholic but historic Sacramento leader donated art that still lives in the cathedral.

Jane Stanford, a former first lady of California and co-founder of Stanford University, received permission from the Emperor of Austria to have a replica made of “The Sistine Madonna” by Renaissance painter Raphael Sanzio. Visitors can see the painting hanging on the left side of the church.

“This is the cathedral that immigrants built, that women built and that gold and silver built,” Ramirez said.

Central points of the cathedral also feature a baptismal font and altar containing marble mined and carved in China and Spain. Above the altar, hangs a 2,000-pound crucifix suspended by airplane cables.

Major renovations

Some of these characteristics are still new to the cathedral. In 2003, the diocese embarked on a massive two-year renovation project to update the cathedral.

The restoration started with a leaking roof and soon evolved into a $34 million project. The building was retrofitted for earthquakes and the interior was transformed into a more unified aesthetic rooted in the past, according to the cathedral’s website.

At the time, the cathedral was closed to parishioners to allow for construction. When it reopened, the revitalized cathedral had several new components, including updated confessionals and a new altar and baptismal font. Ramirez said the grandest development of all was an inner dome that visitors could gaze up into for the first time in more than 60 years.

In the 1930s, the 110-foot inner dome was completely covered to improve the building’s acoustics for mass-going parishioners. It was stripped to wood and nails, and the beauty contained in the dome’s interior was destroyed without any photographic record, Ramirez said.

During the most recent renovation, the diocese searched through newspaper clippings, diaries and journals in an attempt to reconstruct the artwork of the original dome. Now, the eye of the reconstructed dome portrays the Holy Spirit and extends into painted scenes from the Bible where God is physically and spiritually feeding his people.

Over the years, the cathedral has undergone three significant renovations in 1939, 1972 and 2005. But despite these changes, Ramirez said the mission of the Cathedral of the Blessed Sacrament in downtown Sacramento has remained the same.

“Since the beginning, this church, this cathedral has not been perceived only as a Catholic temple, it has been perceived as a civic building for the city of Sacramento and a civic source of pride,” he said.