Catástrofe climática en España: Las inundaciones llegan a Barcelona mientras continúa la búsqueda de desaparecidos en Valencia
BARCELONA.- El frente de lluvias torrenciales que azota el litoral mediterráneo español, y que ya ha cobrado las vidas de al menos 214 víctimas mortales desde el pasado martes, se ha desplazado hacia la mitad sur de Cataluña y ha provocado numerosas incidencias. La gota fría o DANA (“Depresión Aislada de Alto Nivel”) ha anegado calles y carreteras de los alrededores de Barcelona, incluido el aeropuerto de El Prat, que ha sufrido una inundación parcial de sus instalaciones, por lo que se han visto afectados unos 50 vuelos. Sin embargo, hasta el momento, no hay que lamentar ninguna muerte.
Esta vez, las autoridades han actuado con extrema cautela. La Generalitat de Cataluña ha enviado avisos de alerta roja a diversas comarcas catalanas a medida que la DANA se dirigía hacia el norte. En Barcelona, todos los teléfonos móviles han recibido la alarma alrededor de las 10.30 (hora local), que incluía un mensaje en catalán y castellano el que se instaba a la ciudadanía a “evitar desplazamientos innecesarios” y “alejarse de rieras y barancos” durante las tres horas siguientes.
🚨🇪🇸 INUNDACIONES SEVERAS AZOTAN CASTELLDEFELS, CATALUÑA, BARCELONA, ESPAÑA
Las intensas lluvias de este lunes han provocado graves inundaciones en afectando infraestructuras y movilidad.#Barcelona #Cataluña #España pic.twitter.com/MlIKopJRgD— SantiContreras (@SantiContreras) November 4, 2024
Entre las medidas adoptadas por el Gobierno de Cataluña, figuraba la suspensión de las clases en las escuelas y universidades de las zonas más afectadas. Además, se ha interrumpido el servicio de trenes de cercanías hasta las 14.00. Los bomberos de la capital recibieron en un par de horas casi 150 llamadas por incidencias.
En las comarcas del sur de Cataluña, no se podía circular por algunas carreteras, y en las redes sociales circulaban fotografías de vías convertidas en auténticas piscinas con coches flotando. Algunas de estas carreteras conectan con el Aeropuerto de El Prat. Además, se ha interrumpido la circulación de los trenes de Alta Velocidad por la inundación de un túnel a la altura de El Prat.
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— 🌑 (@DaniFraLa) November 4, 2024
Ahora bien, la región de Valencia, donde se hallan la gran mayoría de las víctimas mortales, ya ha podido por fin librarse de esta mortífera DANA. “Queridos conciudadanos valencianos. Podemos dar por finalizada la crisis meteorológica. Ya solo queda aviso amarillo activo en el norte de Castellón”, rezaba un mensaje de la delegación valenciana de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Si bien durante los próximos días se espera un tiempo variable en la zona, con algunas lluvias dispersas, serán de baja intensidad.
En la zona siniestrada, alrededor de la ciudad de Valencia, el lunes proseguían los trabajos de las unidades de emergencia de Protección Civil y de los bomberos de búsqueda de los desaparecidos y limpieza de las vías públicas, muchas todavía cortadas al estar atravesadas por centenares de vehículos y otros objetos.
Asimismo, se trataba de hacer llegar productos básicos y medicinas en aquellos lugares donde los comercios no están operativos, además de restablecer los servicios básicos, como el suministro de agua, allí donde aún no ha sido posible.
Más de seis días después, todavía no es posible hacerse una idea de la magnitud de la tragedia, pues las autoridades valencianas se niegan a proporcionar una cifra aproximada de desaparecidos. El lunes por la mañana, la inspección del aparcamiento del centro comercial de Bonaire, en Aldaia, proporcionó un rayo de esperanza. Se temía que su anegado garaje, con capacidad para cerca de 2000 vehículos, pudiera albergar decenas de cadáveres. No obstante, según la Policía Nacional, una primera inspección de 50 vehículos no ha añadido ninguna nueva víctima mortal.
Al mismo tiempo, la prensa española daba cuenta de la resaca política de los incidentes del día anterior, cuando una comitiva integrada por el rey Felipe VI, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, y el de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, fueron recibidos en Paiporta con abucheos, gritos de “asesinos”, e incluso el lanzamiento de barro y otros objetos. El pueblo de Paiporta ha sido definido como la zona cero de la catástrofe, con más de 60 fallecidos. Desde la riada del martes por la noche, los medios de comunicación han recogido múltiples voces de los habitantes de la zona indignados por la falta de previsión y ayuda de las instituciones públicas.
Varias figuras del gobierno atribuyeron las escenas de violencia a grupúsculos de radicales de extrema derecha. En una entrevista a Televisión Española, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska aseguró que hubo en Paiporta un “grupo reducido de marginales violentos” que actuaron con un “mínimo de organización”. Por su parte, la ministra de Defensa, Margarita Robles, denunció que algunos intentaran azuzar la confrontación. “No es aceptable en ningún caso la violencia, y más cuando esta violencia no está con la gente que sufre, sino que tiene otras connotaciones políticas”, dijo la ministra de Defensa.
Por su parte, el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, se limitó a enviar un mensaje de apoyo a la monarquía, pero no condenó el uso de la violencia, lo que suscitó el enfado de Grande-Marlaska. “Todo dirigente político y jefe de la oposición, en este caso, no puedo directa ni indirectamente avalar conductas violentas”, espetó el ministro. Ante algunas voces críticas que cuestionan la idoneidad de la visita a Paiporta, Mazón la ha defendido argumentando que las autoridades “deben dar la cara” en todo momento.
En la prensa más ideológica, existe un intenso debate sobre quién debería asumir la responsabilidad política por la tragedia. Desde la izquierda, se considera a Mazón el principal responsable por haber ignorado las advertencias de la AEMET y no haber alertado a tiempo a la ciudadanía. Desde la derecha, se culpa al presidente Sánchez por no haber asumido las competencias de Protección Civil, que el Estatuto de Autonomía atribuye a la Generalitat Valenciana. En la Moncloa, se insiste que es la autoridad más cercana la que mejor conoce sus recursos, y defiende que su rol debe ser aportar la ayuda necesaria, no crear nuevas cadenas de mando en una situación de caos.
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