En casa del magistrado Alito se desplegó un símbolo de la campaña ‘Stop the Steal’

En una fotografía obtenida por The New York Times, una bandera invertida ondea en la residencia del magistrado de la Corte Suprema Samuel Alito en Alexandria, Virginia, el 17 de enero de 2021, tres días antes de la toma de posesión de Biden. (vía The New York Times).
En una fotografía obtenida por The New York Times, una bandera invertida ondea en la residencia del magistrado de la Corte Suprema Samuel Alito en Alexandria, Virginia, el 17 de enero de 2021, tres días antes de la toma de posesión de Biden. (vía The New York Times).

Tras las elecciones presidenciales de 2020, mientras que algunos seguidores de Donald Trump sostenían falsamente que el presidente Joe Biden había robado el cargo, muchos decidieron desplegar un símbolo alarmante frente a su casa, en su automóvil y en sus publicaciones en línea: una bandera estadounidense de cabeza.

Una de las casas que ondeaba una bandera invertida en esa época era la residencia del magistrado de la Corte Suprema Samuel Alito, en Alexandria, Virginia, según fotografías y entrevistas con sus vecinos.

La bandera invertida estaba en alto el 17 de enero de 2021, según muestran las imágenes. Los seguidores del presidente Donald Trump, incluidos algunos que lucían el mismo símbolo, habían organizado un motín en el Capitolio poco más de una semana antes. Faltaban tres días para la toma de posesión de Biden. Varios vecinos alarmados tomaron fotografías, algunas de las cuales obtuvo hace poco The New York Times. Según dijeron en entrevistas algunos empleados del tribunal, en ese recinto circularon comentarios sobre esa bandera.

La bandera seguía ondeando mientras el tribunal debatía si debía aceptar un caso sobre las elecciones de 2020, decisión en que Alito estuvo con el bando perdedor. En las siguientes semanas, los magistrados emitirán un fallo con respecto a dos casos culminantes relacionados con la invasión del Capitolio el 6 de enero, uno de los cuales determinará si Trump goza de inmunidad por sus acciones. Sus decisiones definirán si debe rendir cuentas por intentar invalidar las últimas elecciones presidenciales y sus probabilidades de reelección en las próximas.

“No tuve nada que ver con que esa bandera estuviera ondeando”, afirmó Alito en un correo electrónico enviado al Times. “Mi esposa la puso un tiempo ahí en respuesta a unos letreros que colocó un vecino en su jardín con frases que a ella le parecieron ofensivas y despectivas”.

Varios expertos judiciales señalaron en entrevistas que la bandera era una violación evidente de las normas de ética, cuyo propósito es evitar incluso la apariencia de sesgo, además de que podría generar dudas sobre la imparcialidad de Alito en casos relacionados con las elecciones y los disturbios en el Capitolio.

Algunos miembros de una turba incitada por el presidente Donald Trump se trepan a los muros del Capitolio en Washington, el 6 de enero de 2021. (Jason Andrew/The New York Times).
Algunos miembros de una turba incitada por el presidente Donald Trump se trepan a los muros del Capitolio en Washington, el 6 de enero de 2021. (Jason Andrew/The New York Times).

Siquiera dar la impresión de una opinión política ya puede ser un problema, según los expertos en ética. “Puede ser su esposa o alguien más que vive en su casa, pero él no debería tenerla en su jardín, donde parece que es su mensaje para el mundo”, indicó Amanda Frost, profesora de derecho en la Universidad de Virginia.

Es “como poner un letrero de la campaña ‘Stop the Steal’ (‘Detengan el robo’, en español) en tu jardín, que es un problema si vas a tomar decisiones en casos relacionados con las elecciones”, explicó Frost.

Varias entrevistas muestran que la esposa del magistrado, Martha-Ann Alito, tuvo diferencias con otra familia de la cuadra por un cartel contra Trump que colocaron en su jardín, pero, dado el momento en que sucedió y lo crudo que es el símbolo, los vecinos interpretaron la bandera invertida como una declaración política de la pareja.

El código de ética que siempre se ha aplicado a los tribunales inferiores, así como el código reciente adoptado por la Corte Suprema, enfatizan la necesidad de que los jueces mantengan una postura independiente y eviten declaraciones u opiniones de carácter político sobre temas que podrían someterse a su análisis.

“Siempre es preferible ser proactivo en cuanto a la apariencia de imparcialidad”, señaló en una entrevista Jeremy Fogel, juez federal retirado y director del Instituto Judicial Berkeley. “La mejor práctica sería asegurarte de que no haya nada así frente a tu casa”.

El propio tribunal les ha insistido en repetidas ocasiones a sus empleados que eviten manifestaciones públicas de posturas partidistas, según los lineamientos distribuidos entre el personal y que revisó el Times. No está permitido tener carteles o letreros ni calcomanías en el parachoques, según el reglamento interno del tribunal y un comunicado distribuido en 2022 en el que se reitera la prohibición de actividades políticas.

El tribunal no respondió cuando preguntamos si estas normas se les aplican también a los magistrados.

No se sabe a ciencia cierta el periodo exacto durante el cual la bandera en cuestión ondeó frente a la residencia Alito. En un correo electrónico del 18 de enero de 2021 que revisó el Times, un vecino le escribió a un pariente que la bandera llevaba varios días invertida para ese entonces.

Según los vecinos, en el santuario pacífico de su calle, en la que viven republicanos y demócratas, han surgido conflictos en años recientes. En la época de las elecciones de 2020, una familia de la cuadra colocó un cartel en contra de Trump que incluía una palabra altisonante. Al parecer, esto ofendió a Martha-Ann Alito y provocó que escalaran las diferencias entre ella y la familia, según varias entrevistas.

A algunos residentes también les molesta el ruido y la intromisión causados por manifestantes, que comenzaron a plantarse frente a la residencia Alito en 2022, después de que la Corte Suprema anuló el derecho federal al aborto. Otros vecinos se han unido a los manifestantes, cuya intención era “traer las protestas a su vida personal porque se trata de decisiones que afectan nuestra vida personal”, afirmó Heather-Ann Irons, quien fue a la calle a manifestarse.

Los seis vecinos que vieron la bandera o se enteraron de que estaba ahí solicitaron mantenerse en el anonimato porque dijeron que no quieren agravar los conflictos prevalecientes en la cuadra y por temor a represalias. El sábado pasado, 11 de mayo, los manifestantes regresaron a la calle con sus propias banderas (con la leyenda “No se metan con mi útero”) y con un megáfono, que usaron para amplificar varias groserías dirigidas a Alito, que estaba en Ohio, donde dio un discurso de graduación. Martha-Ann Alito se asomó en una ventana y se quejó con el equipo de seguridad de la Corte Suprema apostado fuera.

Mientras estuvo en marcha la misión de Trump para ganar (y luego socavar) las elecciones de 2020, esa expresión se propagó como nunca antes y se convirtió en “un símbolo muy establecido de la campaña ‘Stop the Steal’”, según Alex Newhouse, investigador de la Universidad de Colorado en Boulder.

Los periódicos locales desde Lexington, Kentucky, hasta Sun City, Arizona, y North Jersey escribieron sobre las banderas que aparecieron a su alrededor. Unos días antes de la toma de posesión, un candidato al Senado en Minnesota ondeó una bandera invertida en su vehículo de campaña.

Colocar una bandera invertida frente a tu casa era “una señal explícita de que formabas parte de esa comunidad convencida de que Estados Unidos estaba cautivo y era necesario recuperar el control”, explicó Newhouse.

Esta primavera, los magistrados ya operan en una atmósfera de sospecha de parte de muchos estadounidenses que creen que, independientemente de las decisiones que tomen sobre los casos del 6 de enero, serán partidistas. El magistrado Clarence Thomas se negó a recusarse del caso, a pesar de que su esposa, Virginia Thomas, tuvo una participación directa en acciones para invalidar las elecciones.

Los expertos en ética comentaron que, ahora que estamos a solo unas semanas de que se den a conocer las decisiones sobre los casos del 6 de enero, es posible que se presente un debate similar sobre Alito. “En realidad es cuestión de apariencias y el posible impacto en la confianza del público en el tribunal”, afirmó Fogel. “Me parece que sería mejor para el tribunal que él no participara en casos relacionados con las elecciones de 2020. Pero estoy seguro de que él no opina lo mismo”.

Fogel explicó que, si Alito estuviera en otro tribunal, el incidente de la bandera podría dar pie a algún tipo de revisión a fin de determinar si existió algún tipo de mala conducta. Pero como la Corte Suprema funge como árbitro de su propia conducta, “en realidad no hay ninguna instancia a la que se pueda turnar esta situación”, aseveró.

c.2024 The New York Times Company