La carrera a la Casa Blanca: Donald Trump se impone en New Hampshire y su candidatura parece inevitable
WASHINGTON.- Donald Trump se impuso en la elección de New Hampshire, la segunda cita electoral en la primaria presidencial de Estados Unidos, y logró darle un impulso casi decisivo a su campaña en busca de su añorado regreso a la Casa Blanca. Pero Nikki Haley, única rival de Trump aún de pie en la interna del Partido Republicano, quedó en segundo lugar y prometía seguir en la pelea al perder por una diferencia más estrecha de lo que anticipaban las encuestas. En el escrutinio provisorio Trump obtuvo el 54,8% de los votos contra el 43,2% de Haley.
El nuevo triunfo de Trump en New Hampshire lo dejó al borde de conseguir nuevamente la nominación presidencial del Partido Republicano. Aunque aún deben votar los estados más importantes, la superioridad de Trump respecto de sus rivales parece ya insuperable. Nunca en el último medio siglo un candidato que ganó dos de las primeras tres elecciones –Iowa, New Hampshire y Carolina del Sur– se quedó después sin la candidatura. Y desde 1976, seis de los ocho ganadores de la primaria republicana en New Hampshire se quedaron luego con la nominación presidencial, incluido Trump, ocho años atrás.
“Vamos a ganar esto. No tenemos otra opción. Si no ganamos, creo que nuestro país está acabado”, dijo Trump en su discurso de victoria.
Trump dejó una furiosa críticia a Haley, quien decidió seguir en la pelea a pesar de haber salido derrotada y de correr muy rezagada en las encuestas.
”Dio un discurso como si hubiera ganado. No ganó”, fustigó Trump, quien se mostró como el líder del Partido Republicano, y trató de llevar la discusión a la pelea final por la Casa Blanca con ataques directos al presidente Joe Biden.
Con el avance del escrutinio, el único interrogante en pie era cuál sería la diferencia final entre Trump y Haley, que se estableció en torno al 10%.
Poco después de que los medios le dieron la victoria a Trump, Nikki Haley brindó un discurso ante sus seguidores en el que felicitó al expresidente por su victoria, y se mostró decidida a seguir adelante con su campaña.
“Esta carrera está lejos de terminar. Quedan docenas de estados por recorrer y el siguiente es mi dulce estado de Carolina del Sur”, dijo la candidata.
I’ve got bad news for the political establishment: I’m not going anywhere…except to my sweet South Carolina. We’re not going to let them coronate Donald Trump when 48 states haven’t voted. #BringIt pic.twitter.com/lNfVjjL0E9
— Nikki Haley (@NikkiHaley) January 24, 2024
La elección de New Hampshire ofreció varias particularidades que la convirtieron en una contienda decisiva en la carrera por la presidencia.
A diferencia de Iowa, New Hampshire vota en las primarias para elegir a sus candidatos bajo el formato de una elección tradicional, y no con el formato de asambleas que siguen los caucus. El electorado de New Hampshire además es más diverso, y más representativo del votante norteamericano que el de Iowa: es más moderado, suburbano, y menos religioso, y en las primarias además está permitido que voten los votantes independientes –la gran mayoría se volcó a favor de Haley, según encuestas a boca de urna–, que no estén registrados con un partido, ya sea que voten en las primarias republicanas o demócratas.
New Hampshire, cuyo lema es “vivir libre o morir”, es además un “estado péndulo” en las elecciones presidenciales: en algunas elecciones presidenciales ha volcado a favor del candidato demócrata, y en otras, del republicano. Sin las inclemencias del clima que sufrió Iowa una semana atrás, el gobierno estatal calculaba que irían a votar más de 320.000 personas.
Las encuestas a boca de urna revelaron una grieta: los votantes independientes y moderados se volcaron a favor de Haley, mientras que los votantes republicanos respaldaron a Trump, una señal de las dificultades que podría enfrentar el magnate si llega a ser el elegido para competir con Biden otra vez por la presidencia.
Varios candidatos, tanto demócratas como republicanos, lograron revivir o darle impulso a sus candidaturas gracias al resultado que obtuvieron en New Hampshire, como fue el caso de Ronald Reagan, en 1980, Bill Clinton, en 1992, o John McCain, en 2008.
Trump buscaba dar un golpe de nocaut y terminar de despejar su camino hacia la nominación presidencial del Partido Republicano. Haley aspiraba a dar un batacazo con un resultado mejor al que vaticinaban las encuestas que la fortaleciera.
La importancia que las campañas presidenciales le asignaron a New Hampshire este año quedó reflejada en un dato: desde principios de año, los candidatos y las organizaciones políticas que los respaldan gastaron casi 80 millones de dólares en publicidad, según recabó la firma AdImpact. Todo para una elección que, más allá de la atención que recibe al ser técnicamente la elección primaria con una votación tradicional, decide menos del 1% del total de delegados que irá a la Convención Nacional, el órgano partidario que designará al candidato a mediados de julio próximo.