Tengo el cariño de México y de los cubanos buenos de Miami, afirma estelar pelotero en el Clásico

Randy Arozarena sabía que en México lo querían. Después de este Clásico Mundial, el pelotero cubano tiene una mejor idea de cuánto lo aprecian en la nación que le ha acogido como uno más y que le ha convertido en uno de los íconos deportivos de este momento.

Cada juego de la selección azteca, cada turno y cada acción era acompañada con gritos de: “Randy, hermano, ya eres mexicano’‘, y el agradecimiento no podía llegar de otra manera que con un desempeño estelar por parte del pinareño dentro y fuera del terreno.

“Me siento muy contento y muy feliz de estar aquí, adorado por la afición de México’‘, expresó el jardinero antes del choque de cuartos de final contra Puerto Rico en el loanDepot park de Miami. “Les brindo rendimiento en el campo. Les doy mi alegría. Mi cariño, porque son un motor impulsor de mi carrera. Me siento feliz de ser querido por un país donde no nací’‘.

Más cubano no puede ser la actual estrella de los Rays, pero su vida deportiva y personal para siempre estará ligada a México, al país al que llegó cuando salió de Cuba en el 2016 tras dos temporadas en la Serie Nacional de Cuba con Pinar del Río.

Sin perder un instante, Arozarena llegó a México y continuó su desarrollo como pelotero en ligas de categoría menor, antes de participar en la LMB con los Toros de Tijuana y la Liga del Pacífico con Mayos de Navojoa, sin pensar que su explosión llegaría con Tampa Bay.

Padre de una hija nacida en México, Arozarena nunca se ha escondido para mostrar su amor por la nación que le dio abrigo y en una entrevista con El Nuevo Herald ya había avisado de su interés de vestir los colores de ese país por encima de Cuba, debido a diferencias por el sistema imperante en la mayor de las Antillas.

Aquí en Miami, encuentra el amor de dos aficiones: la mexicana y la cubana.

“También es bueno tener un público cubano que me apoya, los cubanos buenos que me apoyan, lo s de aquí de Miami’‘, agregó Arozarena. “Es una afición que siempre me va a favorecer. Siempre voy a dar el ciento por ciento. Me siento muy feliz. Desde chiquito quise representar a mi país en un Clásico Mundial y México me dio la oportunidad’‘.

Sin lugar a dudas, Arozarena fue vital para que México conquistara el primer lugar del Grupo C del Clásico en Phoenix con 3-1, porque el antillano bateó a sus anchas al dejar una línea de .500/.632/1.071 ( un OPS de 1.703), con cinco dobles y nueve empujadas.

Antes del inicio de la ronda de cuartos, Arozarena era el líder del torneo en dobles y encabezó el evento en impulsadas durante la fase de grupos, además de romper la marca de remolques para un jugador de la selección mexicana, que era de Jorge Cantú con ocho.

Pero quizá el mayor impacto habría que encontrarlo en el aspecto emocional, porque Arozarena ha sido como una especie de puente humano que sobresale en el clubhouse de los mexicanos que le reconocen como un líder en todo el sentido de la palabra.

“Randy es muy querido por todo Mëxico y por todos los mexicanos en la actualidad’‘, apuntó el manager azteca, Bengi Gil. “Es un personaje que dentro del vestidor es sumamente tranquilo, callado, reservado. Claro que tiene su actitud, le sale el personaje ese, pero en el terreno de juego lo que hace es extraordinario. La energía que tiene en el terreno y en el dogout. Ha sido un placer tenerlo y tener la oportunidad de conocerlo con más profundidad. Es un caballero y u caballo dentro del terreno’‘.

Por ahora, Arozarena le dará hasta su última gota de sudor a México, pero cuando el Clásico Mundial termine, regresará rápidamente a Tampa Bay para culminar la primavera con los Rays rumbo a la nueva temporada de Grandes Ligas, donde se espera mucho de él.

Pero esta experiencia con la selección mexicana será inolvidable.

“Me llevo esas ganas tremendas que tenía de representar a mi país’‘, recalcó Arozarena. “México me dio la oportunidad. Me siento orgulloso de mi y de México. Me llevo una experiencia muy bonita. Nací en Cuba y desde niño quise jugar con Cuba, pero cuando llegué a México todo el mundo me agarró muy bien. Jugué en la liga de México. Tengo una niña mexicana. México es mi segundo país. Es mi país también