La otra cara de la violencia en las familias y la comunidad

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“Hace falta que algo cambie para que todo siga igual”.

Giuseppe Tomasi di Lampedusa (1896-1957)

 

México atraviesa un periodo turbulento, afectado por factores sociales, económicos y políticos. Sin embargo, son la violencia y la inseguridad las que predominan en las conversaciones diarias de los ciudadanos, desencadenando ansiedad, miedo, incertidumbre y hasta desesperanza. Estos sentimientos se intensifican ante el aumento de actividades criminales de grupos delincuenciales y del crimen organizado, que atentan contra la paz del país, situándolo en la posición 137 de entre 163 naciones evaluadas a nivel global en el Índice de Paz Global 2023, del Institute for Economics & Peace (IEP).

La realidad para muchas personas, familias y amistades es desgarradora, especialmente para aquellos afectados por desapariciones (111,000), homicidios (29,675) y extorsiones (10,971). Estos no son solo números estadísticos, sino experiencias angustiantes que confinan a la comunidad en una prisión de silencio e injusticia. La escalada de violencia exige una nueva estrategia por parte de los gobiernos locales y federal para enfrentar a los grupos criminales y a la delincuencia organizada.

Cada vez más personas se ven obligadas a convivir con la violencia en su día a día, buscando refugio en sus espacios familiares y laborales. Para muchos, la violencia es una pesadilla que prefieren ignorar, manteniéndola alejada de sus vidas y de sus seres queridos. Sin embargo, es aún más preocupante que para algunos la violencia se haya normalizado como parte de su rutina diaria.

La violencia ya no puede ser ignorada como un asunto aislado; se ha convertido en el tema central de la agenda pública. El aumento en la tasa de homicidios, desapariciones forzosas y la falta de respuestas efectivas solo refuerzan la sensación de impotencia y desesperanza ante el miedo a ataques y masacres frecuentes en muchos estados del país. Es relevante mencionar que el 13 de marzo, la ONG Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos Jalisco recibió el Premio de Derechos Humanos Rey de España, destacando el impacto devastador de las desapariciones forzadas en México.

Ante este panorama y una cifra sexenal de más de 180 mil muertes violentas, la Iglesia Católica lideró la iniciativa “Compromiso por la Paz; Estrategias de Política Pública para los Candidatos a la Presidencia“, buscando construir una agenda por la paz y superar la crisis de violencia actual, ante el riesgo de que la delincuencia asuma roles de autoridad en muchas comunidades.

Aunque la estrategia de seguridad actual incluye abordar las causas estructurales como la pobreza y la desigualdad social, la realidad evidencia que el país sigue sumido en la inseguridad y la violencia, truncando la esperanza de un cambio verdadero. La situación económica también se ve afectada por la falta de seguridad, con un impacto económico de la violencia en 2022 de 4.6 billones de pesos, que representa el 18.3 % del PIB mexicano (Índice de Paz México, 2023– IEP).

La ciudadanía es consciente de la ineficacia de la justicia y la impunidad prevalente, con cárceles llenas de personas sin sentencia. Es urgente aplicar las leyes de manera efectiva, sin importar la posición social de los implicados.

Para enfrentar la inseguridad es fundamental involucrar a los ciudadanos en la vigilancia y coordinación de esfuerzos desde las autoridades locales. Esto implica establecer mecanismos genuinos de colaboración y avanzar hacia una transformación profunda en la prevención, administración y aplicación de la justicia, así como en la participación ciudadana y la responsabilidad de las autoridades.

* Elio Villaseñor Gómez es director de Iniciativa Ciudadana para la Promoción del Diálogo A.C. (@Iniciativa_pcd).