Era capaz de echarse el equipo al hombro y llevarlo al título. Para muchos es uno de los grandes del béisbol amateur cubano
Como pelotero era capaz de echarse el equipo en sus hombros y llevarlo al campeonato.
Mencionar su nombre es hablar de una de las grandes leyendas del béisbol amateur cubano que decidió no jugar a nivel profesional teniendo todo el talento para triunfar a dicho nivel.
Pedro Chávez nació el 7 de junio de 1936 en La Salud y después se mudó a Santiago de Las Vegas, ambos pueblos localizados en la provincia de La Habana.
Se inició en el amateurismo a los 16 años en la Liga de Quivicán. Jugó cuatro temporadas en la Unión Atlética con el Círculo de Artesanos de San Antonio de los Baños y Santiago Sport Club, para después hacerlo en la Liga de Pedro Betancourt con el elenco de Araujo dirigido por Andrés Fleitas donde ganó la Triple Corona de bateo.
En dos ocasiones, Chávez tuvo la oportunidad de firmar para jugar profesional. Primero cuando Tony Pacheco le brindó la oportunidad y luego cuando otro buscador de talento de Estados Unidos le ofreció un contrato con una franquicia de Grandes Ligas.
Pero este jugador decidió no hacerlo, pues eran otros tiempos cuando se jugaba más por amor a la pelota.Cuando en Cuba se eliminó el profesionalismo donde jugaban los equipos Habana, Almendares, Cienfuegos y Marianao, muchas personas sintieron nostalgia.
Y con razón, pues la popularidad de esa Liga Invernal agrupaba a toda la nación. Desde inicios del pasado siglo los cubanos tenían sus propios equipos en las Ligas Negras, después en Ligas Menores con los Havana Cubans y por último con los Cubans Sugar Kings en Triple A, estando este país a un paso de recibir una franquicia de Grandes Ligas.
Ante la desaparición de esta histórica tradición beisbolera que era la segunda mejor del mundo y que jugaba su torneo principal en el Gran Stadium del Cerro, muchos aficionados decidieron no ver béisbol.Pero el 14 de enero de 1962 se inició un nuevo campeonato con el nombre de Serie Nacional, en partido entre Orientales y Azucareros. Fueron cuatro equipos con peloteros de las diferentes ligas del país.
Los Occidentales dirigidos por Fermín Guerra, los Azucareros por Tony Castaños, los Orientales por Pedro “Natilla’’ Jiménez y el Habana por José María Fernández.Estos cuatro equipos contaron con peloteros que se habían iniciado en la Unión Atlética y en los torneos independientes.
Ellos se ganaron el cariño de la afición cubana y jugaron un papel de enorme importancia en el desarrollo de la nueva etapa al recoger la antorcha de sus antecesores para mantener a Cuba en lo más alto del béisbol mundial.
EL poder de Miguel Cuevas, el bateo seguro de Pedro Chávez, el tacto de Urbano González, la inteligencia de Manolito Hurtado, las manos de Tony González, el coraje de José Antonio Huelga, la curva endemoniada de Santiago “Changa’’ Mederos y la excelencia monticular de Manuel Alarcón, volvieron a levantar a miles de aficionados de sus asientos en los estadios y a millones en los hogares.
El ejemplo de estos jugadores logró que los aficionados que se habían marchado del béisbol, regresaran a los estadios con nuevos bríos.
Además de los grandes jugadores de esta etapa, lo que más distinguió a esa primera década fue el sentimiento puro que sentía cada pelotero por la franela del equipo’’. Chávez debutó en la primera Serie Nacional a los 26 años con Occidentales.
También militó con Industriales bajo la dirección de Ramón Carneado. Y por último lo hizo con el Habana dirigido por Juan “Coco’’ Gómez.Después que los Industriales ganaron cuatro torneos consecutivos entre 1963 y 1966, en 1967 perdieron con los Orientales dirigido por Roberto Ledo teniendo en la lomita al estelar serpentinero Manuel “El Cobrero’’ Alarcón.
Antes del juego decisivo en el Estadio Latinoamericano de La Habana, Alarcón le mandó un mensaje a la afición de Oriente, en alusión a que iba a derrotar a los poderosos Industriales: “Cierren la Trocha y que salga el Cocuyé’’.
Y así ocurrió, Alarcón realizó una disertación de pitcheo para darle el primer triunfo a la provincia de Oriente en Series Nacionales.
“Alarcón poseía movimientos elegantes, variedad de envíos y su control era excelente. Ha sido uno de los grandes lanzadores de las Series Nacionales, pero aunque yo le bateaba bien, quien mejor le conectaba era Urbano González’’, nos dijo Chávez en una ocasión que le hicimos para el diario el Nuevo Herald.
Y concluyó recordando una anécdota: “Una vez jugando en Oriente, Alarcón invitó a Urbano a tomar unos tragos horas antes del juego en busca de dominarlo y este ídolo de Catalina de Güines lo aceptó. Pero esa noche, Urbano le pegó cuatro imparables’’.
Además de Alarcón, la década del sesenta fue testigo de otros excelentes lanzadores entre ellos Aquino Abreu, Modesto Verdura, Roberto Valdés, Lázaro Santana, Manolito Hurtado, Alfredo Street, Rolando Pastor, Antonio “Chucho’’ Rubio, Jesús Torriente, Rigoberto Betancourt, Gaspar “El Curro’’ Pérez, José Antonio Huelga, Julio Rojo, Rolando Macías, Walfrido Ruiz y Braudilio Vinent (se inició en 1968); entre otros.
Entre todos estos serpentineros el más difícil para el oriundo de La Salud fue Modesto Verdura que lo dominó en 27 turnos consecutivos.
Chávez ganó dos coronas de bateo en Series Nacionales, en 1964 (.333) y en 1967 (.318). Conquistó el premio de Jugador Más Valioso en 1964. También lideró en imparables con 78 en 1967, en triples con siete en 1964), en carreras impulsadas con 27 en 1964, en bases intencionales recibidas con 10 en 1967, en elevados de sacrificios con tres en 1964, con cuatro en 1966 y con cuatro en 1967.
Chávez entregaba alma y corazón en cada partido en busca del triunfo. Fue ese bateador que cualquier mánager desea tener en su equipo para decidir en los grandes momentos.
Terminó su carrera con promedio de .287 actuando en una etapa donde se tuvo que enfrentar a un pitcheo selecto al existir menos equipos.
Solo jugó ocho años en Series Nacionales donde los torneos eran de menos juegos y esta es la razón por la que sus números no se encuentran entre los líderes de todos los tiempos en varios renglones ofensivos.
Yo, que siendo niño tuve la suerte de verlo jugar y que desde ese entonces he tenido la oportunidad de ver a los mejores peloteros de las Series Nacionales, puedo asegurar que, si Chávez hubiera actuado en etapas con temporadas largas como las que después se jugaron, algunas de sus estadísticas estuvieran entre las mejores, en especial en promedio de bateo y en carreras impulsadas.
Su posición inicial fue el jardín izquierdo. Por su estilo de jugar tuvo varias lesiones que lo llevaron al retiro teniendo solo 33 años.
Primero se lesionó su brazo de tirar que lo obligó a pasar de los jardines a la inicial, después tuvo problemas en la rodilla y por último en el hombro cuando en Winnipeg chocó con fortaleza con un jugador estadounidense que lo llevó a abandonar el béisbol un año después por los dolores que sufría que no le permitía batear.
Chávez participó en la Serie Mundial de 1961 en San José, Costa Rica. En 1965 en Colombia los cubanos no actuaron por no recibir las visas.
Estuvo en los Juegos Panamericanos de 1959 en Chicago, Estados Unidos; en 1963 en Sao Paulo, Brasil; y en 1967 en Winnipeg, Canadá.
En Juegos Centroamericanos y del Caribe lo hizo en 1966 en San Juan, Puerto Rico. Por último, actuó con el elenco cubano como deporte invitado en los Juegos Olímpicos de 1968, en México.Chávez siempre alineó como tercero y cuarto bate del equipo Cuba entre 1959 y 1968.
Ganó el título de bateo en los Centroamericanos de 1966 con promedio de .444 (27-12), lideró en impulsadas con seis y en imparables con 12.
En los Panamericanos de 1963 fue líder en remolcadas con 13 y bateó para .438. En los Panamericanos de 1959 lo hizo para .555 (9-5). En 1967 fue la única ocasión que estuvo por debajo de los 300. Su promedio en eventos internacionales fue de .360 (114-41).
Uno de los momentos más emocionantes para este jugador fue cuando en los Panamericanos de 1963 conectó dos jonrones en el partido decisivo ante Estados Unidos, el primero con las bases llenas y el segundo con dos en bases para remolcar siete carreras y guiar el triunfo de Cuba.
Luego de su retiro fue entrenador y mánager. Dirigió a varios equipos juveniles de Cuba logrando cuatro triunfos. En Series Nacionales lo hizo con Industriales, Metropolitanos y Habana, ganando dos campeonatos con Industriales en 1973 y 1986 cuando ocurrió el histórico jonrón de Agustín Marquetti frente al pinareño Rogelio García.
Como piloto del equipo Cuba ganó en los Mundiales de La Habana (1984 y Holanda (1986). También terminó invicto en los Juegos Centroamericanos de 1986 en Santiago de los Caballeros, República Dominicana.En estos momentos a sus 88 años de edad, esta leyenda del béisbol cubano radica en Santiago de Las Vegas.
Fue elegido al Salón de la Fama del Béisbol Cubano (Palmar de Junco) en 2023 junto con el serpentinero Pedro Luis Lazo, el jardinero Osmani Urrutia y el jonronero Miguel Cuevas.