Tras el caos en Ecuador, Daniel Noboa busca retomar el control y sofocar el desafío de los narcos

Miembros de las Fuerzas Armadas patrullan una calle durante un operativo para proteger la seguridad civil en Quito (Photo by STRINGER / AFP)
Miembros de las Fuerzas Armadas patrullan una calle durante un operativo para proteger la seguridad civil en Quito (Photo by STRINGER / AFP) - Créditos: @STRINGER

GUAYAQUIL.– Ecuador vive desde hace 48 horas en estado de guerra, como hace 29 años. En esta ocasión el enemigo no es el vecino Perú y el detonante no es un litigio fronterizo. Hoy el bloque de seguridad (militares y policías con todos sus miembros desplegados tras la declaración de “conflicto armado interno”) lucha contra los poderosos narcos, que surgieron de la nada hace unos años para aliarse con carteles mexicanos y destruir así la paz que reinaba en uno de los países más calmos de la región. “Estamos en estado de guerra: no podemos ceder ante los grupos terroristas”, advirtió el presidente Daniel Noboa.

Tras dos días de terror este miércoles siguió una jornada en la que ambos contendientes midieron sus fuerzas y en el que el Estado se anotó varios puntos a su favor, con la “detención de 329 terroristas”, el rescate de 41 rehenes y la recaptura de 48 presos fugados, además de contabilizar “cinco terroristas abatidos”, según informaron las autoridades. Entre los liberados se encuentran los tres uniformados secuestrados en Machala, una actuación de la Armada que llenó de optimismo al bloque de seguridad. Los servicios de Inteligencia también evitaron un atentado en Riobamba de la banda de Los Lobos contra la policía.

Controles de seguridad de las Fuerzas Armadas en Quito (Photo by STRINGER / AFP)
Controles de seguridad de las Fuerzas Armadas en Quito (Photo by STRINGER / AFP) - Créditos: @STRINGER

La mano dura aplicada por el gobierno y las fuerzas policiales, a las que se ha sumado el Ejército con su poder disuasorio, han sofocado de momento el desafío descarado de sus enemigos, aunque todos ellos temen que se trata de una guerra de largo aliento. “No podemos ceder a los terroristas”, clamó el presidente, sabedor de que todos los mensajes que hasta ahora ha transmitido el crimen organizado lo han situado a él en el centro de la diana.

“Sean valientes, peleen contra los militares”, fustigó Noboa a las bandas que atemorizan el país, que además graban sus acciones, como la ejecución de dos policías en Guayas, para profundizar el terror en la sociedad. “Se acabaron los gobiernos tibios, estamos combatiendo al narcoterrorismo. Estamos en estado de guerra y no podemos ceder”, prosiguió el presidente, convencido de que del resultado de esta batalla depende su futuro político.

Las fuerzas armadas desplegadas en Quito. (Photo by STRINGER / AFP)
Las fuerzas armadas desplegadas en Quito. (Photo by STRINGER / AFP) - Créditos: @STRINGER

Ecuador volverá a las urnas el año próximo, no sólo para elegir presidente, también a unos diputados que se han alineado de forma firme tras la presidencia. Una de las claves de la declaración del “conflicto armado interno”, que ha ampliado el despliegue de las fuerzas militares por todo el país, está en la decisión adelantada desde el Parlamento: tramitará indultos para los miembros de las fuerzas de Seguridad que sean procesados por “cumplir con su trabajo”.

En el centro de la capital del Guayas, rebautizada en esta nueva era como “Guayakill” en las redes sociales, este miércoles asemejaba un día feriado y no precisamente por la alegría de su gente. Algo parecido ocurrió en Quito. Calles semivacías, poca actividad económica, sin colegios ni universidades evidenciaban que el país seguía a la expectativa y temeroso. Solo las sirenas policiales rompían el silencio con sus aullidos aunque en otras zonas del país prosiguió esa especie de terrorismo de baja intensidad con explosiones, en dos puentes de la capital, y altercados.

“Guayas está fea, tenga cuidado. Ya ve, casi nadie ha salido de sus casas”, reconoció Valeria S., de 27 años, estudiante de educación física, decepcionada por el cierre del gimnasio donde fortalece su cuerpo muy cerca de la avenida Boyacá.

Crímenes

Las heridas tras el terror permanecían abiertas. Los amigos y seguidores del cantautor Diego Gallardo lloraron ayer su muerte, producida por una bala perdida en la zona colindante al canal TC Televisión. “Murió siendo un héroe porque arriesgó la vida por mi hijo”, dijo su compañera sentimental. El balazo le atravesó el tórax, muy cerca del corazón.

El presidente Daniel Noboa durante una entrevista radial (Photo by Handout / Ecuadorian Presidency / AFP)
El presidente Daniel Noboa durante una entrevista radial (Photo by Handout / Ecuadorian Presidency / AFP) - Créditos: @HANDOUT

Otro hombre, de 65 años, murió en Esmeraldas en el ataque contra una estación de servicio, uno más a una lista de fallecidos que aumentó por encima de los 15 desde la declaración de estado de excepción.

Las autoridades también encontraron tres cuerpos calcinados en un vehículo en Guayaquil mientras proseguían las amenazas contra los agentes penitenciarios que están en manos de los presos, más de 130. El almirante Jaime Vela, jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, negó el asesinato de uno de estos agentes, tal y como se hizo viral en redes sociales a través de un video distribuido por los secuestradores. Vela confirmó que el decreto del martes permite que soldados y policías empleen armamento letal en sus enfrentamientos contra las bandas señaladas, encabezadas por Los Lobos y Los Choneros.

Intimidación y persuasión a la vez. A las recompensas que ya ofrecían el gobierno y la embajada de Estados Unidos por la recaptura de los jefes narcos fugados, Fito (Los Choneros) y Capitán Pico (Los Lobos), se sumaron otra veintena de caudillos narcos, entre ellos Cocoy y Lagarto, jefes de los Tiguerones que asaltaron el canal de televisión.

¿Cómo llegó Ecuador a semejante situación? La realidad es que la escalada de acontecimientos desde que Noboa asumió a finales de noviembre el mando del país se había convertido en un callejón sin más salida que la actual para el líder de Alianza Democrática Nacional (ADN). Sobre sus ciudadanos pesa como si fuera plomo que su país haya ha pasado en tiempo récord de ser uno de los más tranquilos de la región a encabezar el ránking regional de homicidios, por encima de Venezuela, México y Colombia.

Fuerzas armadas en el subte de Quito. (Photo by STRINGER / AFP)
Fuerzas armadas en el subte de Quito. (Photo by STRINGER / AFP) - Créditos: @STRINGER

La masacre por error de una familia evangélica en el Guasmo Sur (Guayaquil), que acabó con la vida de cuatro hermanos (de 7, 5, 3 años y seis meses) y de su madre embarazada alertó a la sociedad: nadie está a salvo, pese a que algunos expertos consideraban que los hampones sólo se mataban entre ellos. En este caso, los sicarios se equivocaron de casa; sus enemigos estaban en la vivienda colindante.

Las 50 muertes violentas del 1º de enero aceleraron los acontecimientos. La fuga de Fito, aliado del cartel de Sinaloa, forzó la declaración del estado de excepción y del toque de queda. Pero la respuesta de las 22 bandas terroristas con su tormenta de violencia aireó hasta qué punto se sentían impunes. La escapada horas más tarde del Capitán Pico, señalado por planificar un atentado contra la fiscal general, Diana Salazar, y el ataque inédito al canal desbordaron la paciencia de Noboa, que de inmediato anunció que el país estaba en guerra.

El combate sigue. Entre las medidas puestas en marcha está la deportación de presos extranjeros con condena efectiva, alrededor de 1500, la mayoría colombianos, venezolanos y peruanos.

Noboa tampoco aplazó el inicio de la construcción de sus dos cárceles del modelo Nayib Bukele, la primera en la amazónica Pastaza, que se inicia hoy. “No es soplar y hacer botellas”, contestó misterioso el mandatario salvadoreño respecto a la crisis que atraviesa Ecuador.