¿Tres candidatos republicanos floridanos a la Casa Blanca? No hay problema, dicen expertos

¿Puede un trío de republicanos de la Florida postularse a las elecciones presidenciales al mismo tiempo y no entorpecerse mutuamente?

Venir del mismo estado podría no ser el gran obstáculo que era antes.

La entrada formal del alcalde Francis Suárez en la contienda presidencial, hecha oficial el jueves, significa que la Florida tiene ahora tres prominentes republicanos que aspiran a la Casa Blanca simultáneamente, una lista que incluye al gobernador Ron DeSantis y al ex presidente Donald Trump.

Es un acontecimiento poco común —incluso dos candidatos que se postulen del mismo estado se ha considerado, históricamente, inusual— y parecería presentar un problema distintivo para el trío de republicanos, obligados a luchar por el territorio nacional y los donantes mutuos con los que de otro modo podrían contar automáticamente.

Pero expertos políticos y estrategas veteranos dicen que esos desafíos son probablemente exagerados en una era política impulsada por internet en la que la geografía importa menos que antes y un mensaje que pueda atraer a nivel nacional importa más. Suárez, DeSantis y Trump enfrentarán retos en sus campañas, añaden, pero es poco probable que vivir en el mismo estado sea uno de ellos.

“En realidad no importa tanto que todos sean del mismo estado porque dos de los tres tienen perfiles nacionales en este momento”, dijo Daniel Smith, profesor de ciencias políticas de la Universidad de la Florida.

Trump, señaló, tiene tantas conexiones con electores y donantes de todo el país como en el Estado del Sol, gracias a su mandato como presidente que le dio un megáfono nacional que llega a millones de personas en línea.

“¿Es Trump realmente un candidato de la Florida?”, añadió Smith. “Tiene presencia nacional. Recibe sus contribuciones de pequeños donantes de todo el país”.

Smith y otros expertos se esforzaron por recordar la última vez que un estado presentó tres candidatos presidenciales creíbles a la vez, todos del mismo partido. Pero hay indicios de que la dinámica es cada vez más frecuente: en 2016, por ejemplo, el senador federal Marco Rubio, de la Florida, y el ex gobernador de la Florida Jeb Bush se enfrentaron entre sí. Ambos acabarían perdiendo ante Trump.

Y en 2024, dos candidatos de Carolina del Sur —la ex gobernadora Nikki Haley y el senador Tim Scott— también se postulan, enfrentando a los republicanos entre sí en un estado programado para celebrar la tercera contienda de nominación de las primarias el próximo año.

Es el tipo de acontecimiento que, según los estrategas republicanos, era más difícil de imaginar en décadas pasadas, pero que ahora se está convirtiendo en algo cada vez más normal.

“Es la consecuencia natural del aplanamiento de la política, los medios, la tecnología y el entretenimiento, todo lo anterior”, dijo Eric Wilson, estratega digital del Partido Republicano. “Porque se puede construir una base política que no esté restringida por la geografía. Hace 10 años eso no era posible. Había que tener algún tipo de ventaja geográfica”.

Wilson dijo que la ubicuidad de la información en la era del internet ha permitido a los candidatos llegar más fácilmente a una audiencia fuera de sus estados de origen, construyendo una red de simpatizantes conectados más por una ideología compartida que por una adyacencia geográfica. Un mensaje sobre la necesidad de moderación en el derecho al aborto, por ejemplo, tendría las mismas posibilidades de conectarse con un elector republicano en Illinois que en el estado de origen del candidato.

‘Todos tienen sus partidarios’

Añadió que es más probable que esas conexiones impulsen las donaciones, sobre todo a medida que los pequeños donantes en internet se convierten en una parte cada vez mayor de la recaudación de fondos de un candidato.

“Todos tienen la capacidad de llegar más allá de su estado de origen o de adopción”, dijo Wilson. “Y también tienen electorados únicos a los que representan. Todos tienen sus partidarios”.

Suárez, en particular, podría beneficiarse de tener un mensaje al menos algo distinto de Trump y DeSantis, quienes han prometido atacar agresivamente y sin disculpas a la ideología y los políticos “progresistas”. El alcalde, que votó dos veces contra Trump durante las presidenciales de 2016 y 2020, adoptó en cambio un tono más conciliador, haciendo hincapié en la necesidad de que el país se una para resolver sus problemas.

De hecho, un superPAC que apoya a Trump, Make America Great Again, Inc., criticó a Suárez el día de su anuncio, citando su oposición a Trump.

“Francis Suárez representa todo lo malo de la política pantanosa y RINO”, decía el comunicado, refiriéndose a la frase Republican in Name Only (republicano solo de nombre).

La campaña de Suárez podría tener mayores problemas que su estado natal compartido con DeSantis y Trump. El candidato apenas es conocido a nivel nacional, careciendo incluso del perfil de candidatos republicanos de segundo nivel como el ex gobernador de Nueva Jersey Chris Christie y el ex vicepresidente Mike Pence.

En una señal de su bajo perfil, una encuesta de la Universidad de Quinnipiac sobre las primarias republicanas divulgada el miércoles ni siquiera preguntó a los electores nacionales del Partido Republicano si apoyaban a Suárez. La encuesta mencionaba en cambio a otros 10 candidatos republicanos, entre ellos el gobernador de Dakota del Norte, Doug Burgum, y el ex candidato a gobernador de California Larry Elder.

Para poder participar en el primer debate del partido en agosto, los candidatos deben demostrar que han recibido al menos un 1% de apoyo en tres encuestas nacionales (o dos encuestas nacionales y una encuesta de un estado con una contienda de nominación anticipada) y recibir al menos 40,000 donantes únicos, entre otros criterios.

Llegar a la fase de debate suele considerarse necesario para tener serias posibilidades de ganar la nominación.