El Canciller de China defiende ante la ONU la "equidad y justicia" de sus derechos humanos
Pekín, 25 feb (EFE).- China reafirmó su postura sobre los derechos humanos en un discurso emitido este lunes por el ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, ante la ONU, donde subrayó la importancia de la "equidad y la justicia" en este ámbito.
Durante la reunión de alto nivel de la 58ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, donde se compartió el mensaje de vídeo del canciller chino, profundizó en estos principios, informó este martes la agencia estatal Xinhua.
"Debemos insistir en la equidad y la justicia, y considerar el derecho a la subsistencia y al desarrollo como derechos humanos fundamentales", afirmó Wang, quien también rechazó la existencia de "dobles o múltiples estándares" en la materia.
El jefe de la diplomacia china enfatizó que los derechos humanos no deben utilizarse como "herramienta de presión o imposición de modelos ajenos", y llamó a fomentar el diálogo y el aprendizaje mutuo entre naciones.
"Debemos rechazar firmemente cualquier acción o retórica que busque imponer modelos propios a otros países o politizar los derechos humanos", agregó.
Pekín ha defendido reiteradamente su enfoque "centrado en las personas" de los derechos humanos basado en la estabilidad y el desarrollo económico, y ha rechazado las críticas sobre su historial en la materia, argumentando que representan intentos de injerencia en sus asuntos internos.
Sin embargo, organizaciones internacionales como Amnistía Internacional (AI) y Human Rights Watch (HRW) llevan años denunciando lo que consideran una "represión sistemática" contra minorías étnicas en Xinjiang y el Tíbet, así como restricciones a la libertad de expresión y persecución de activistas.
Desde hace tiempo, potencias occidentales, encabezadas por Estados Unidos, han acusado a China de violaciones a los derechos humanos, señalando el "genocidio" y la detención masiva de uigures en Xinjiang en campos de reeducación, la vigilancia estricta a disidentes y la represión de manifestaciones en Hong Kong tras la imposición de la Ley de Seguridad Nacional en 2019.
Pekín ha rechazado estas acusaciones y las ha calificado como un pretexto para dañar su imagen, asegurando que sus medidas han contribuido a la estabilidad y seguridad del país.
Durante el examen periódico universal (EPU) sobre derechos humanos de 2024, que no se celebraba en China desde 2018, diversas fuentes señalaron que el gigante asiático habría presionado a países aliados, en especial a naciones en desarrollo, para que alaben su historial de derechos humanos o realicen recomendaciones lo suficientemente vagas para que a Pekín le resulte fácil aceptarlas
El Gobierno chino asevera que ha mejorado "considerablemente" la calidad de vida de la población, que defiende "la igualdad de todos los grupos étnicos" y que respeta las creencias religiosas.
También sostiene que en su territorio "se aplica estrictamente el principio de legalidad de los delitos y las penas y la presunción de inocencia".
Una visión que contrasta con las denuncias de oenegés como AI, que acusan a Pekín de haber "sofocado" las críticas a sus políticas y acciones a través de la "detención y reclusión arbitraria" a las personas que criticaban o a defensores y defensoras de los derechos humanos.
(c) Agencia EFE