Miles de personas están siendo exterminadas en campos de concentración de Etiopía

En Etiopía la escalada de violencia ha alcanzado una nueva cota de crueldad. El mundo vuelve a presenciar una guerra atroz y una matanza étnica. La historia parece repetirse una y otra vez en diferentes rincones del mundo.

Estos días, miles de ciudadanos de la región norteña de Tigray están siendo torturados y asesinados, según una investigación llevada a cabo por el diario británico The Telegraph, que señala directamente que existen “campos de concentración”, donde el ejército etíope ha llevado y encerrado a miles de hombres, mujeres y niños tigrayanos, a los que han mutilado y arrojado a fosas comunes.

Tumbas en Tigray tras la limpieza étnica. (Photo by Jemal Countess/Getty Images)
Tumbas en Tigray tras la limpieza étnica. (Photo by Jemal Countess/Getty Images)

El país del cuerno de África lleva meses sumido en una guerra civil, que se inició en noviembre de 2020, cuando las hostilidades entre el gobierno central y el de la región de Tigray desembocaron en una ofensiva militar lanzada por el primer ministro, Abiy Ahmed, quien fue, por cierto, premio Nobel de la Paz en 2019 por poner fin al conflicto estancado durante dos décadas con Eritrea.

Desde entonces, la violencia ha ido en aumento y ha desembocado en una limpieza étnica. Organizaciones de derechos humanos, como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, han denunciado la matanza de civiles inocentes, violaciones y secuestros de mujeres por parte de las tropas gubernamentales y detenciones y desapariciones de tigrayanos, marcados y perseguidos exclusivamente por su etnia.

Las fuerzas de ocupación de la etnia Amhara, de la región vecina a Tigray, han ido "de puerta en puerta" para arrestar, y “exterminar” a cualquiera que sea de etnia tigrayana, según The Telegraph, basado en información de testigos presenciales.

Los civiles han sido objeto de los ataques desde el inicio del conflicto. La segunda semana de noviembre de 2020 Deprose Muchena, director de Amnistía Internacional para África Oriental y Meridional, confirmaba “la masacre de un gran número de civiles, que parecen haber sido jornaleros que no participaron de ninguna manera en la ofensiva militar en curso”. En este caso, los testigos señalaron como responsables a las fuerzas del Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF, por sus siglas en inglés).

Abiy Ahmed, presidente de Etiopía y premio Nobel de Etiopía en 2019. (Photo by Ali Balikci/Anadolu Agency via Getty Images)
Abiy Ahmed, presidente de Etiopía y premio Nobel de Etiopía en 2019. (Photo by Ali Balikci/Anadolu Agency via Getty Images)

Los rebeldes del TPLF eran hasta 2018 parte del gobierno de coalición cuatripartito que gobernó Etiopía desde 1991, cuando un régimen militar fue derrocado del poder. Sin embargo, cuando Abiy llegó al poder en mitad de multitudinarias protestas populares, creó un nuevo partido, el Partido de la Prosperidad, y destituyó a los principales líderes del gobierno de Tigray acusados de corrupción y represión.

Abiy representó en un primer momento un halo de esperanza para el país por gestos como la paz con Eritrea, la liberación de miles de presos políticos, la eliminación de las restricciones a los medios de comunicación independientes, la invitación a grupos opositores a regresar o el compromiso con la igualdad de género en su gobierno.

Sin embargo, los líderes de Tigray, vieron las reformas de Abiy –miembro de la etnia oromo, mayoritaria en el país– como un intento de centralizar el poder y destruir el sistema federal etíope. La desconfianza fue creciendo cuando el gobierno central decidió posponer las elecciones nacionales, aduciendo el coronavirus, mientras el gobierno regional trigrayano desafió a celebrar sus propios comicios.

Así, el gobierno central suspendió la financiación de Tigray y, pronto, a la escalada verbal le sucedió la militar, cuando Abiy lanzó un ataque contra las fuerzas tigrayanas, que fueron acusadas de atacar bases del ejército etíope para robar armas.

El conflicto ya ha dejado miles de muertos y millones de desplazados. Internet y las comunicaciones se han restringido y la hambruna pone en peligro la vida de miles de personas, en una grave crisis humanitaria.

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