Maduro dice que en la votación del domingo se decidirá el futuro de Venezuela para los próximos años

CARACAS (AP) — Con movilizaciones y concentraciones de un extremo a otro de la capital venezolana, el oficialismo y la oposición salieron el jueves a medir sus fuerzas en el cierre de la campaña electoral para los comicios del domingo en los que el presidente Nicolás Maduro se juega la reelección por un tercer mandato.

La campaña estuvo dominada en las semanas previas por la polarización y la tensión ante los mensajes de Maduro de que una victoria del bloque opositor, liderado por María Corina Machado con la candidatura de Edmundo González, podría desatar un “baño de sangre” en el país.

Ante varios miles de seguidores, en su discurso de cierre, Maduro llamó el jueves a los venezolanos a salir a votar el domingo y aseguró que en la votación se decidirá “el futuro de Venezuela" para los próximos años.

“Sólo nosotros garantizamos la paz y la estabilidad de este país”, afirmó el mandatario durante una multitudinaria concentración en la céntrica avenida Bolívar, en la que también lanzó críticas contra sus adversarios a los que llamó “patarucos”, un apelativo para los gallos que no son de una raza pura ni buenos para la pelea.

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“¿Quieren ustedes un presidente pataruco, débil y sin liderazgo?”, preguntó el gobernante en alusión a González, y recibió como respuesta un ruidoso “no” de sus seguidores. Maduro se ha hecho llamar “gallo pinto”.

Tal como lo hizo durante toda la campaña, el gobernante, de 61 años, recurrió una vez más a los términos bélicos y dijo que el 28 de julio habrá una “batalla definitiva” en la que se decidirá si “habrá paz o se acabará la tranquilidad”.

Desde comienzo de la jornada, el oficialismo instaló en varios puntos de Caracas tarimas para recibir a los miles seguidores de Maduro y a empleados públicos, provenientes de diferentes partes del país, que viajaron a la capital para participar en el cierre de campaña.

El mayor despliegue se concentró en la avenida Bolívar donde al ritmo de canciones de salsa, reguetón y temas musicales que se utilizaron en anteriores campañas, se fueron aglomerando miles de manifestantes vestidos con camisetas rojas y gorras con dibujos de gallos en alusión al “gallo pinto”, que es la imagen de campaña de Maduro.

A un lado de la céntrica avenida estaba Eggla García, una jubilada de 72 años, quien afirmó que decidió asistir a la concentración por “el amor por mi presidente Nicolás Maduro y sobre todo el recuerdo de nuestro comandante (Hugo) Chávez que fue el precursor de este gran movimiento”.

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García dijo que espera que el recuerdo de Chávez, que gobernó Venezuela entre 1999 y 2003, “movilice a todos a votar” el 28 de julio, fecha en la que nació el fallecido mandatario.

El oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) convocó a la “toma de la Gran Caracas” con marchas y eventos en diferentes puntos de la ciudad.

La coalición opositora, que promete un cambio para Venezuela tras 25 años de gobiernos autodenominados socialistas, llamó a sus seguidores a una concentración en una barriada de clase media del este de la capital, uno de sus principales bastiones.

La avenida principal de Las Mercedes, de más de un kilómetro de largo, sirvió de escenario para la concentración opositora donde desde media tarde se congregaron varios miles de opositores para recibir a Machado y González que llegaron al lugar montados en el techo de un camión donde se improvisó una pequeña tarima. El modesto evento opositor contrastaba con el gran despligue de recurso, tarimas y personal que tuvo el oficialismo en el cierre de la campaña.

“¡Viva Venezuela Libre! ¡Viva Edmundo González, el próximo presidente!”, dijo María Corina Machado, la líder opositora ante la muchedumbre, mientras levantaba en alto la mano del candidato en medio de una cerrada ovación.

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González, un exdiplomático de 74 años, fue elegido en marzo como abanderado de la oposición luego de que la Contraloría General inhabilitara por quince años para ocupar cargos públicos a Machado y eso le impidiera inscribirse como candidata.

“Frente a esta Caracas desbordada, queremos decirle a todos los venezolanos y a todos el mundo que estamos listos para votar, para gana”, aseveró Machado.

“Todos sabemos lo que nos corresponde hacer ese día”, acotó Machado en alusión a salir masivamente a votar y luego, obrar como testigos de la coalición de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) que estarán el domingo en las 30.026 mesas electorales de todo el país.

La oposición ha previsto la participación de más de 90.000 testigos quienes tendrán acceso a las actas con los votos registrados en cada una de las maquinas, las cuales servirán para cotejar los resultados oficiales.

Entre la multitud estaba Belkis Bruzual, una ama de casa de 60 años, levantando un cartel en el que se leía “Catia presente. Somos los enemigos silenciosos del régimen. No se confíen, no todo es rojo”.

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Con sus ojos llenos de lagrimas, Bruzual expresó que espera que a partir del 28 de julio se abra una “nueva esperanza” que permita que sus dos hijas, que migraron hace siete años, puedan retornar al país.

“No espero nunca un mesías. Esperemos que los venezolanos resolvamos solos el problema en el que estamos metidos”, dijo la ama de casa al reconocer que el mayor reto que enfrenta la población es “vencer el miedo”.

Analistas y observadores han dicho que en estas elecciones la oposición venezolana tiene posibilidades reales de ganar.

En los 11 años de mandato de Maduro, Venezuela ha vivido la peor crisis económica y social de su historia reciente, que llevó a más de siete millones de venezolanos a migrar. El presidente ha prometido que a partir del 29 de julio se consolidará la recuperación y ha asegurado que el país ya “está renaciendo como el ave fénix”.

Durante la campaña, que se extendió por casi un mes y en la que predominó la propaganda del oficialismo en los medios locales y las redes sociales, Maduro procuró mostrarse como un gobernante fuerte y retador y recurrentemente envió el mensaje de que si la oposición retornaba al poder habría violencia en Venezuela.

Los mensajes del gobernante generaron preocupación en la comunidad internacional.

Entre los líderes mundiales que expresaron inquietud, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, admitió a inicios de semana que estaba “asustado” por los recientes comentarios de Maduro sobre que podría darse un “baño de sangre” si pierde los comicios y no logra la reelección.

“Si no quieren que Venezuela caiga en un baño de sangre, en una guerra civil fratricida… Garanticemos la más grande victoria de la historia”, dijo Maduro el jueves, generando reacciones de algunos mandatarios; Luis Inacio Da Silva, Lula, presidente brasileño dijo, tras las declaraciones de su homólogo, que la “única posibilidad de que Venezuela vuelva a la normalidad es que haya un proceso electoral ampliamente respetado”.

Maduro le restó importancia a los comentarios de su par brasileño y sin mencionarlo dijo que “el que se asuste, que se tome una manzanilla”.

Desde Chile, el presidente Gabriel Boric también hizo alusión al mensaje de Maduro y el jueves dijo, ante la prensa internacional, que “no se puede amenazar bajo ningún punto de vista con baños de sangre, y que lo que reciben los mandatarios y los candidatos son baños de votos”.

“Y esos baños de votos representan la soberanía popular que debe ser respetada”, subrayó Boric.

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El periodista de AP, Jorge Rueda, contribuyó a este despacho