Cambio de ánimo en la guerra de Ucrania: Putin gana confianza y Zelensky acumula reveses

Volodimir Zelensky y Vladimir Putin
Volodimir Zelensky y Vladimir Putin

PARÍS.– Mientras sus Fuerzas Armadas sufren en la línea del frente, Volodimir Zelensky acaba de pasar una de las peores semanas desde que comenzó la guerra después de que Estados Unidos y la Unión Europea se negaron a desbloquear los fondos imprescindibles para hacer frente a Rusia, durante los crudos meses invierno. Cada uno de esos reveses da nuevas energías al Kremlin, que no oculta su beneplácito.

El presidente ucraniano esperaba un solo, pero suntuoso, regalo de Navidad: el desbloqueo de 61.000 millones de dólares de Estados Unidos y de 50.000 millones de la Unión Europea (UE). De esa ayuda –en gran parte destinada al ejército– depende la capacidad de Ucrania de resistir al avance de las fuerzas rusas que, desde hace semanas, gracias a su superioridad en municiones y hombres, intensifican su presión y amenazan con hacer saltar el nudo de Avdiivka en el Donbass.

Pero, en vez de eso, Zelensky fue de fracaso en fracaso. Es verdad, Kiev pudo festejar como una victoria la decisión de la UE de abrir negociaciones para una futura adhesión. Y si bien esa noticia fue para el presidente ucraniano la prueba de que “la historia se hace por aquellos que no se cansan de pelear por la libertad”, para que esa adhesión se concrete el camino será largo y complicado. Sin olvidar que, entre esas condiciones, figura la necesidad de que el país haya concluido la guerra y siga siendo una nación viable.

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, participa esta semana en la reunión de jefes de Estado y de Gobierno de la UE
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, participa esta semana en la reunión de jefes de Estado y de Gobierno de la UE - Créditos: @CONSEJO EUROPEO

La ducha fría llegó al día siguiente. Cuando los dirigentes europeos reunidos en cumbre en Bruselas no consiguieron desbloquear los 50.000 millones de euros prometidos a Kiev, por culpa del primer ministro húngaro, Viktor Orban, totalmente opuesto a esa modificación del presupuesto del bloque y, sobre todo, decidido a hacer fracasar esa adhesión ucraniana.

Una posición que hizo celebrar al Kremlin. “Contrariamente a otros países europeos, Hungría defiende sus intereses”, dijo el vocero Dimitri Peskov. El día anterior, durante su conferencia de prensa anual, Putin comentó con satisfacción los bloqueos europeos. “El tiempo de los regalos a Ucrania se está terminando”, ironizó.

Nada de eso sucederá, respondió la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen: “Encontraremos una solución operacional para proseguir con nuestra ayuda a Ucrania”, prometió, al anunciar la cumbre de enero, donde un plan B sería puesto en práctica para sortear la oposición de Orban. Ucrania necesita ese sostén financiero pues su presupuesto 2024 presenta un déficit de más de 40.000 millones de euros.

Revés en Washington

Dos días antes, Zelensky había sufrido otro estrepitoso revés en Washington, donde, rehén de los representantes republicanos del Congreso, que exigen a cambio un refuerzo de los controles migratorios en la frontera mexicana, la Casa Blanca no consiguió obtener los 61.000 millones de dólares de ayuda militar, humanitaria y macroeconómica que necesita Ucrania.

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, en la reunión con legisladores en el Congreso de EE.UU.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, en la reunión con legisladores en el Congreso de EE.UU. - Créditos: @Volodimir Zelensky

El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, anunció que los senadores habían postergado hasta el lunes el fin de los debates para ofrecer un tiempo suplementario a la decisión. Queda por obtener del presidente republicano de la Cámara de Representantes una señal positiva que aún sigue siendo incierta.

“La historia juzgará severamente a aquellos que dieron la espalda a la causa de la libertad”, advirtió el presidente Joe Biden en la Casa Blanca, dirigiéndose a los conservadores norteamericanos que se niegan a validar una nueva ayuda militar a Ucrania.

Y todo eso no hace más que alimentar el optimismo de Putin, para quien “la situación en el frente ucraniano es buena”.

“El enemigo anunció una gran contraofensiva. Nada funcionó. Sobre casi todo lo largo del frente nuestras fuerzas mejoran sus posiciones”, dijo el viernes en su conferencia de prensa. En cuanto a las posiciones recuperadas por los ucranianos en la orilla izquierda del Dnieper, en la región de Jerson, “muy pronto” serán liquidadas, aseguró.

Es verdad que Putin se encuentra en mejor situación que hace un año. El jefe del Kremlin considera que el tiempo juega en su favor. Si bien sus militares no obtuvieron ningún avance estratégico en el terreno, resistieron frente a la contraofensiva ucraniana del verano y, en forma más general, Moscú soportó todos los reveses provocados por la guerra.

Rusia “dispone de un margen de seguridad suficiente” gracias a la “fuerte consolidación de la sociedad rusa”, la “estabilidad del sistema financiero y económico” y “el aumento de sus capacidades militares”, insistió.

Por todas esas razones, los objetivos del presidente ruso no han cambiado: “Lo recuerdo una vez más: la desnazificación y la desmilitarización de Ucrania y su estatus de neutralidad. La solución será negociada u obtenida por la fuerza”, concluyó.

Según afirmó, 617.000 soldados rusos son actualmente desplegados en Ucrania. A su juicio, “ninguna otra movilización es actualmente necesaria”.

En el frente diplomático, en momentos en que el apoyo a Ucrania parece reducirse de ambos lados del Atlántico, el presidente ruso siguió esforzándose en demonizar a Estados Unidos, culpable, a su juicio, de las tensiones con Rusia y la guerra de Ucrania.

Para él, “muchos dirigentes europeos se comportan como el mariscal Pétain [durante la Segunda Guerra Mundial], prefiriendo la colaboración [con Washington]”.