California creó la única pensión del país para boxeadores de edad avanzada. Pero muchos no la han recibido

Bakersfield, CA, Wednesday, March 29, 2023 - Gonzalo Montellano, 65, is a lightweight with a record of 35-3-2 with 20 knockouts. He is owed $20,000 from the Boxing Pension Fund. Montellano trained and boxed in Los Angeles as a teenager, where he delivered Rolls Royce's to customers of his manager Vic Weiss. He said his boxing career got off to a rough start when Weiss was found dead, shot twice in the head and left in the truck of his red and white Roll Royce. He said others would promise him the world and leave him hanging. By the time he retired from boxing, he said he could barely stand the sport.
Gonzalo Montellano, de 65 años, es un boxeador de peso ligero retirado con un récord de 35-3-2. El Plan de Pensiones para Boxeadores Profesionales de California le adeuda 20.000 dólares. (Robert Gauthier / Los Angeles Times)

Hay días en los que la mente de Milford Kemp no puede alejarse del ring de boxeo. A sus 69 años, revive los combates una y otra vez, repitiendo de memoria cada golpe mientras sus grandes puños se mueven al ritmo sus palabras.

En la década de 1970 fue brevemente conocido en Los Ángeles como el "boxeador del ballet" por su extraña trayectoria desde la gimnasia y la danza universitarias hasta el boxeo profesional. Eso fue antes de que el deporte le quitara parte de la vista. Antes de que la demencia le robara sus recuerdos a corto plazo y le dejara varado en un pasado perfectamente conservado.

El Plan de Pensiones para Boxeadores Profesionales de California, el único plan de jubilación de este tipo administrado por el estado, se diseñó específicamente para ayudar a púgiles como Kemp, proporcionando una red de seguridad para los más vulnerables de este deporte.

Pero Kemp dice que nunca le dijeron que tenía una pensión. Así que lleva casi dos décadas sin reclamarla.

Boxeador Milford Kemp en California.  (Foto por: Roger Ressmeyer/CORBIS/VCG via Getty Images)
Boxeador Milford Kemp en California. (Foto por: Roger Ressmeyer/CORBIS/VCG via Getty Images)

Más de una docena de boxeadores con los que se puso en contacto The Times dijeron que ellos tampoco sabían que eran beneficiarios del programa de pensiones que tiene ya 40 años de antigüedad. Muchos boxeadores retirados dijeron que no recordaban haber recibido nunca información de la Comisión Atlética del Estado de California, que administra el plan, informándoles de que cumplían los requisitos o de cómo solicitarla.

El plan de pensiones para boxeadores comenzó a pagar a los pugilistas que cumplían los requisitos en 1999 y, hasta la fecha, ha proporcionado a 235 púgiles retirados un total de 4 millones de dólares. La mayor parte se ha pagado en la última década.

Hay otros 200 boxeadores a los que se les deben pensiones y no las han reclamado porque, en muchos casos, ni siquiera sabían que tenían derecho a ellas. Y, según las normas del plan, esas pensiones no reclamadas -que se pagan en un pago único- han ido disminuyendo de valor durante años, en algunos casos décadas.

"No soy un tipo difícil de localizar", dice Kemp desde su apartamento en Edmonton (Canadá), escasamente decorado, donde duerme sobre una camilla de masaje que encontró en un callejón. "Mi teléfono nunca suena".

El Times examinó cientos de documentos estatales y entrevistó a docenas de púgiles, promotores y expertos en planes de jubilación sobre la pensión de boxeadores de California, que incluye cuentas de jubilación para más de 1.900 boxeadores actuales y antiguos.

Al crear la red de seguridad en 1982, los legisladores californianos dijeron que demasiados púgiles acababan "lesionados o en la indigencia, o ambas cosas". La pensión para boxeadores, financiada mediante el pago de entradas para los eventos de boxeo, garantizaría un "mínimo de seguridad financiera", según el texto de la ley estatal.

Pero una investigación del Times descubrió que el plan de pensiones lleva mucho tiempo sin alcanzar ese noble objetivo. Entre las conclusiones:

Unos 200 boxeadores podrían haber solicitado una pensión el año pasado, pero sólo 12 de ellos (el 6%) lo hicieron.

La comisión no ha conseguido aumentar los ingresos generados por la pensión para garantizar que el plan esté adecuadamente financiado y que las prestaciones no se deprecien con el tiempo.

El plan no tiene dinero suficiente para pagar todas las pensiones no reclamadas sin reducir la cantidad de dinero recibida por los púgiles que cumplan los requisitos en años venideros - sólo se cuenta con 294.000 dólares de los 2.1 millones de dólares que se adeudan a los boxeadores que no han cobrado.

Los expertos afirman que la comisión ha creado un considerable pasivo no financiado y, lo que quizá sea más preocupante, un desincentivo para encontrar a los boxeadores a los que se les debe la prestación.

Gonzalo Montellano is shown giving a boxing lesson in his garage.
El boxeador retirado Gonzalo Montellano vive en Bakersfield y no conocía el Plan de Pensiones para Boxeadores Profesionales de California hasta que The Times se puso en contacto con él. Dijo que el dinero podría permitirle jubilarse anticipadamente o reducir su carga de trabajo. (Robert Gauthier / Los Angeles Times)

California ofrece pensiones a cualquier boxeador profesional, independientemente de su lugar de residencia, siempre y cuando haya peleado al menos 75 asaltos en el estado sin más de tres años de interrupción. A los 50 años, un boxeador puede reclamar su pensión, que se determina en función del número de asaltos que haya disputado y de la cuantía de su bolsa.

Pero los críticos afirman que la comisión no ha desarrollado un sistema adecuado para informar a los boxeadores sobre sus prestaciones a pesar de las quejas, durante años, de legisladores y auditores estatales.

Los expertos en planificación de la jubilación afirman que un plan de pensiones estructurado como el de California debería enviar reportes anuales en cuanto se adquieren los derechos. La comisión deportiva espera a que un boxeador cumpla 50 años para intentar ponerse en contacto con él por primera vez. Para entonces, la gran mayoría de las direcciones ya no están actualizadas.

La comisión dijo que el año pasado envió las declaraciones a Kemp y a otros boxeadores entrevistados por The Times, pero reconoció que las direcciones que estaban en su poder podían tener décadas de antigüedad.

"Es una forma muy buena de asegurarse de que la gente no reciba las prestaciones a las que tiene derecho, porque para cuando lo buscas ya has perdido el contacto con ellos", afirma Nari Rhee, directora del Programa de Seguridad en la Jubilación del Centro Laboral de la UC Berkeley.

El sitio web de la agencia incluye un enlace con una lista de beneficiarios, pero hasta marzo estaba incompleta y repleta de nombres mal escritos. La lista alfabética fallaba en los apellidos que empezaban con la letra "S". Después de que The Times planteara sus dudas, la comisión solucionó ese problema y actualizó la lista.

El tres veces campeón del mundo Mark "Too Sharp" Johnson pensó que aún no podía solicitar su pensión porque su nombre no aparecía en la lista cuando buscó inicialmente en el sitio web. Se enteró por The Times de que podía solicitarla a partir del año pasado.

"Es frustrante", dijo Johnson, de 51 años, a quien se le debe una suma total de 66.000 dólares.

Peter Villegas, que se unió a la comisión atlética en 2020 y ahora es el presidente de la junta, dijo que la agencia ha confiado demasiado en promotores y gerentes para informar a los boxeadores sobre la pensión y que "somos responsables de eso".

"Aunque seamos los únicos que estamos haciendo esto, eso no nos convierte en expertos de esto", dijo Villegas. "Tenemos que seguir trabajando y hacerlo mejor".

Andy Foster, responsable ejecutivo de la comisión, defendió el programa y sus objetivos al tiempo que reconoció sus deficiencias, entre ellas, seis años en la década de 2000, en los que no se pagó ni una sola pensión. La agencia reguladora tiene poco personal, y Foster dijo que no hay "presupuesto para encontrar a la gente".

No obstante, está defendiendo una propuesta legislativa para crear un plan de pensiones para las artes marciales mixtas, otro deporte de combate regulado por la comisión.

"La cosa no es perfecta", dijo Foster. "Nadie más está haciendo nada. Así que, si nosotros sacamos una calificación de C+, ellos tienen una F”.


Retired fighter Hector Lizarraga leans against the ropes of a boxing ring dressed in a red shirt.
Héctor Lizárraga empezó a boxear de adolescente para defenderse de los que lo molestaban y se enamoró de este deporte. Le deben la pensión de boxeador. (Robert Gauthier / Los Angeles Times)

Fueron las burlas de otros adolescentes las que llevaron a Héctor Lizárraga al boxeo. A los 16 años, no estaba seguro de dónde podría aprender a pelear, pero estaba seguro de que necesitaba aprender muy bien.

Su padre hacía tiempo que se había marchado y la muerte de su madre en Mexicali le llevó a cruzar la frontera entre México y California con su hermana mayor. No fue una vida fácil en Estados Unidos. No hablaba inglés y se estaba adaptando a una nueva escuela en Fresno. Al mismo tiempo, trabajaba como jornalero recogiendo fresas y uvas en el Valle Central.

Y entonces llegaron los acosadores.

"Pensé que necesitaba aprender a pelear", dijo. "Pensé en la lucha libre, pero me parecía falsa, y el karate era caro".

Encontró un entrenador de boxeo que trabajaba en los mismos campos.

"Simplemente me enamoré del boxeo", dice Lizárraga, que acabó abandonando la escuela para ganar más dinero trabajando en el campo. Pero no abandonó el boxeo. Era metódico con su entrenamiento, estudioso en el ring. Para Lizárraga, el boxeo era algo más que un torbellino de golpes.

"Es como jugar al ajedrez", dijo Lizárraga, cuyo apodo en el ring era "Papi".

Dejó los campos para pelear por todo el país, y ganó el título mundial del peso pluma de la IBF durante una larga carrera profesional de 18 años que terminó en 2003. Pero cuatro meses después de su último combate, sus ganancias del boxeo se agotaban peligrosamente. Y se dio cuenta de que su futuro, sin estudios ni experiencia laboral, era sombrío.

Había vuelto a Fresno, donde mucha gente le conocía. Le llamaban campeón.

"Llamé a un conocido y le dije que buscaba trabajo", cuenta Lizárraga. "Pensó que estaba bromeando".

Al día siguiente, el campeón estaba repartiendo tortillas.

Héctor Lizárraga se acogió al Plan de Pensiones para Boxeadores Profesionales de California. Es el único plan de jubilación para boxeadores administrado por el estado. Utilizará el dinero para invertir en su gimnasio.

Lizárraga se inscribió en el Fresno City College y solicitó cinco veces un empleo en el centro para menores del condado antes de conseguir un puesto de tiempo completo. Tomó clases nocturnas, obtuvo su título y se convirtió en agente de policía en Clovis y luego cerca de la frontera entre California y México, en Imperial. Se jubiló en enero, a los 56 años, tras 21 años en la policía.

"Hace un año, estaba hablando con compañeros de trabajo y se me ocurrió, ¿saben qué? El estado tiene una pensión de boxeo para mí", recordó Lizárraga en una entrevista en febrero.

No recuerda haber recibido nunca una declaración u otra documentación sobre la pensión, pero había oído hablar del plan de jubilación a otros boxeadores. Lizárraga encontró su nombre en una lista de boxeadores a los que se les debían pensiones en la página web de la comisión deportiva. Dijo que suponía que el plan de jubilación seguiría la misma regla que su otra pensión pública: Mientras más esperes para solicitar las prestaciones, más recibirás. Así que no pensó que tuviera que solicitarla de inmediato.

Former boxer Hector Lizarraga watches two young people box as he supervises.
El exboxeador Héctor Lizárraga se jubiló recientemente como agente de policía y ahora enseña a jóvenes boxeadores en un gimnasio de su casa en Imperial. (Robert Gauthier / Los Angeles Times)

La pensión de los boxeadores, sin embargo, se rige por una serie de normas complejas que no se parecen a las pensiones tradicionales, que se pagan mensualmente a lo largo de toda la vida. Los boxeadores tienen derecho a la pensión cuando cumplen 50 años y disponen de tres años para reclamarla. Si no lo hacen, la mayor parte del dinero de su cuenta se destina a otros boxeadores que aún no han cumplido 50 años. La parte restante se reserva para aquellos que, como Lizárraga, reclaman su pensión con retraso.

El administrador de pensiones contratado por la comisión, Benefit Resources, ha dado la voz de alarma en el pasado sobre las repercusiones de que demasiados boxeadores presenten reclamaciones tardías el mismo año.

"A medida que vuelven y solicitan la pensión, se la quitamos a las personas que ya están dejando atrás sus beneficios, y se la estamos quitando para pagar a las personas que se están presentado", dijo Beth Harrington, fundadora de Benefit Resources, a la comisión en 2019.

Joe Nation, profesor de políticas públicas y director del proyecto Pension Tracker en Stanford, dijo que esa configuración crea incertidumbre.

"¿Qué pasaría si todos los boxeadores aparecieran mañana y dijeran: 'Quiero mi dinero'?", dijo Nation.

Después de hablar con The Times, Lizárraga se puso inmediatamente manos a la obra para solicitar su pensión. Su nombre y su segundo nombre están invertidos en los registros de la comisión, y Lizárraga afirma que la agencia le dijo inicialmente que no tenían constancia de que le debieran la pensión.

Finalmente, se puso en contacto con un empleado que vio el error con su nombre. Envió sus formularios de pensión a principios de marzo y le dijeron que tardarían hasta 45 días en procesarlos. Hasta esta semana, no había recibido su cheque.

Los registros de la Comisión obtenidos por el Times muestran que la pensión de Lizárraga es de 39.000 dólares. Y él sabe exactamente en qué gastará ese dinero. Este mes, ha abierto un gimnasio de boxeo en su patio trasero, con un ring cubierto de 12½ por 12½ pies y siete sacos de boxeo.

El gimnasio estará orientado a enseñar este deporte a los niños. Cuando era adolescente, era un sueño aprender a boxear con un equipo como el que ahora tiene en su patio trasero. Como agente de policía, pensaba que los niños del condado de Imperial tenían muy poco que hacer y acababan metidos en problemas.

"Veo el boxeo como una forma de darles algo productivo que hacer", dijo Lizárraga, quien fue incluido en el Salón de la Fama del Boxeo de California en 2015. "Pienso usarlo como plataforma para darles metas en la vida. No tienen que ser boxeadores profesionales, pero pueden aprender a hacer ejercicio, aprender ética del trabajo y mantener la mente ocupada".


Andy Foster, executive officer of the California State Athletic Commission, attends a Commission meeting.
Andy Foster, director ejecutivo de la Comisión Atlética del Estado de California, asiste a una reunión de la Comisión en marzo en Los Ángeles (Robert Gauthier / Los Angeles Times)

Andy Foster llegó a la Comisión Atlética del Estado de California para arreglar el desastre.

Asumió el cargo de director ejecutivo en 2012, apenas unos meses después de la dimisión del anterior responsable, que había sido censurado por gestionar mal las finanzas del organismo. La comisión corría el riesgo de ser insolvente, su presupuesto tenía un déficit de miles de dólares y una auditoría estatal pendiente prometía más malas noticias.

La comisión, que supervisa más combates que cualquier otro estado, se financia con las entradas y la trasmisión televisiva de los eventos, y un porcentaje menor de su presupuesto de 1.9 millones de dólares procede de las multas y licencias que pagan los luchadores, promotores, managers, entrenadores y otros profesionales del deporte.

El año pasado, cientos de miles de aficionados presenciaron 116 combates de boxeo, artes marciales mixtas, kickboxing y muay thai en toda California, supervisados por la comisión, cuyo consejo de administración está compuesto por siete miembros nombrados por el gobernador y el poder legislativo.

Aunque la popularidad de las artes marciales mixtas ha aumentado, el boxeo sigue siendo el principal sustento de la comisión, con un 76% de los ingresos por impuestos de televisión y un 56% de los ingresos por eventos el año pasado, según la agencia.

Foster, exluchador profesional de artes marciales mixtas y ex director de la comisión atlética estatal de Georgia, su estado natal, llegó con un pronunciado acento sureño y las órdenes de la junta de la comisión de arreglar el presupuesto del organismo y conseguir que más boxeadores cobraran sus pensiones.

"El fondo de pensiones de los boxeadores se financia con la venta de entradas. ¿Qué crees que pasó durante la COVID cuando no se vendían entradas?".

- Andy Foster, director ejecutivo de la Comisión Atlética del Estado de California

"Esa era la prioridad que la comisión tenía en ese momento y que sigue teniendo", dijo Foster.

La pasión de Foster por los deportes de combate y la seguridad de sus atletas quedó patente durante varias entrevistas con The Times. Sigue haciendo ejercicio a diario y parece el luchador que fue y no el burócrata en el que se convirtió.

"Era adicto", dijo Foster, de 44 años, sobre su carrera como luchador, que terminó con un récord profesional de 9-2. "Hacía lo que fuera para volver a la jaula y recibir golpes en la cara".

Bajo el mandato de Foster, los ingresos de la comisión crecieron hasta los 2.75 millones de dólares en 2019. Luego, la pandemia de COVID-19 hizo que los ingresos cayeran en picada, ya que las peleas se detuvieron temporalmente y luego se reintrodujeron lentamente en medio de nuevos protocolos de seguridad. Trasladó al personal a otras agencias para evitar despidos, dejando a cinco personas trabajando en la comisión, incluido él mismo.

Las contribuciones a la pensión de los boxeadores durante la pandemia fueron igualmente devastadas. Según las normas de la comisión, la cantidad máxima que se puede generar para los boxeadores retirados en cada evento es de 4.600 dólares que se obtienen de una tarifa de 88 centavos por boleto.

"El fondo de pensiones de los boxeadores se financia con la venta de entradas", dijo Foster. "¿Qué crees que pasó durante COVID cuando no se vendían entradas?".

Los registros de la Comisión muestran que en 2021 los ingresos por cobro de entradas para la pensión de los boxeadores cayeron un 50%, hasta 52.000 dólares.

Los ingresos por cobro de entradas repuntaron el año pasado a 92.000 dólares, pero las inversiones de la pensión se desplomaron casi un 20%, a 4.6 millones de dólares.

Los partidarios de la pensión llevan mucho tiempo presionando para que se aumente el monto de 88 centavos por boleto -y el tope de 4.600 dólares- con el fin de proporcionar un "mínimo de seguridad financiera", tal y como pretende la ley estatal. La cuota de los boletos ha sido la única fuente de ingresos de la pensión, aparte de los intereses y los ingresos por inversiones, desde que los legisladores revisaron el plan en la década de 1990 y dejaron de exigir contribuciones a los boxeadores.

Según los auditores estatales, la comisión está obligada por ley a aumentar los ingresos de la pensión en función del índice de precios al consumidor. En el pasado, la comisión llegó a la conclusión de que debía crear esos incrementos automáticos por inflación e intentó aprobar una normativa para hacerlo. Sin embargo, esos esfuerzos se estancaron y la comisión dice ahora que no cree que los aumentos por la inflación para los ingresos de pensiones sean requeridos por la ley estatal.

La única vez que la comisión ha subido la tasa de las entradas fue en 1999.

"Eso es indignante", dijo el ex asambleísta estatal Luis Alejo (D-Salinas), quien solicitó una auditoría en 2012 de la comisión atlética. "El coste de la vida ha aumentado mucho. Eso hay que actualizarlo".

Foster dijo que la comisión planea utilizar su propia autoridad de elaboración de normas para aumentar los ingresos de diversas fuentes - incluyendo mediante el aumento de la cuota de 88 centavos por boleto de entrada a $1. Pero la finalización de esta acción podría tomar más de un año, dijo.

El promotor de boxeo californiano Alex Camponovo dijo que aumentar la cantidad que empresas como la suya tienen que pagar, será difícil de vender. Camponovo dijo que la industria del boxeo todavía está tambaleándose por los cierres de COVID-19 y los promotores ya están pagando altos impuestos y otras tasas en California.

"Al final, todo suma", dijo Camponova, que dirige Thompson Boxing Promotions, una empresa pequeña, pero que es un elemento básico del boxeo del sur de California.

Camponovo dijo que los boxeadores necesitan la pensión y que comprende la difícil tarea de la escasa plantilla de personal de la comisión para localizar a los púgiles décadas después de haber abandonado el ring. Muchos boxeadores tienen orígenes humildes y "no entienden realmente lo que significa una pensión", dijo.

"Muy pocos hacen preguntas al respecto", dijo Camponovo.

Foster explicó que su oficina ha creado folletos sobre la pensión que se distribuyen en los pesajes y se adjuntan a las solicitudes de licencia presentadas por los boxeadores. Ha trabajado con el Consejo Mundial de Boxeo para localizar a boxeadores retirados a los que se les deba una pensión y que vivan en México. Con sede en la Ciudad de México, el CMB ayudó a la comisión a pagar a cuatro boxeadores un total de 76,000 dólares en 2019 y 2020, según los registros de pensiones.

"He estado en casi todos los programas de radio y programas de boxeo que hay hablando de este asunto", dijo Foster. "Lo hemos hablado y hablado y hablado".

Aun así, para la inmensa mayoría de los boxeadores retirados, la responsabilidad de informarse sobre sus pensiones recae sobre ellos.

La comisión ha sido criticada dos veces por los auditores estatales por no enviar por correo las declaraciones anuales de pensiones una vez que los boxeadores adquieren el derecho de recibirla. En 2021, la agencia envió estados de cuenta a 70 de los 465 boxeadores que cumplían los requisitos para recibir una pensión, según la comisión. No hay un seguimiento de cuántos estados de cuenta son devueltos al remitente.

Para localizar a los boxeadores, un miembro del personal revisa periódicamente la lista de pensiones no reclamadas para detectar nombres de los que pueda haber una dirección de correo electrónico o un número de teléfono actualizado. Todo lo demás, según Foster, está fuera del alcance de su reducido personal.

La agencia también tiene previsto contratar a un investigador privado -con fondos de la comisión- para localizar a los boxeadores con direcciones obsoletas, dijo Foster. Se trata de un plan en el que se lleva trabajando años y que se dejó de lado durante la pandemia.

Pero, añadió Foster, "animamos a cualquiera que pueda tener derecho a una pensión a que se ponga en contacto con nosotros".


"Irish" Mike Jameson es un boxeador profesional de peso pesado que luchó contra estrellas como Mike Tyson. Se le debe dinero de la pensión de boxeadores de California, un hecho que acaba de conocer recientemente. "Nadie me había dicho algo sobre esto", dijo. <span class="copyright">(Robert Gauthier / Los Angeles Times)</span>
"Irish" Mike Jameson es un boxeador profesional de peso pesado que luchó contra estrellas como Mike Tyson. Se le debe dinero de la pensión de boxeadores de California, un hecho que acaba de conocer recientemente. "Nadie me había dicho algo sobre esto", dijo. (Robert Gauthier / Los Angeles Times)

Cuadros de boxeo decoran el cuarto de baño de Mike Jameson en su sala poco iluminada y su desordenada “cueva de hombre” en un garaje de San José. Sin embargo, dice que no había pensado mucho en el boxeo en los últimos años hasta que se enteró de la pensión para los boxeadores de California a principios de este año por un periodista del Times - unos 18 años después de que se suponía que debía reclamarla.

"Nadie me dijo nada de esto", dijo Jameson, de 68 años, que se hacía llamar "Irish Mike" cuando luchó contra George Foreman, Mike Tyson y otros boxeadores de renombre durante su carrera como profesional de los pesos pesados.

"No lo sabía", dijo, antes de añadir: "Supongo que de eso se trata".

Durante los últimos 30 años, ha vivido en el mismo dúplex, y por eso se ríe cuando le dicen que la Comisión Atlética del Estado de California probablemente no tiene una dirección para enviarle información sobre su pensión. Es la misma dirección que indicó cuando terminó su carrera de boxeador y solicitó una licencia estatal para trabajar en el control de plagas.

Retired boxer
Mike Jameson en el escenario de la Engine Room Band, donde canta para el público el Día de San Patricio en Little Lou's BBQ en San José. (Robert Gauthier / Los Angeles Times)

Muchos boxeadores también permanecieron en las ciudades que figuraban como ciudades de origen en los perfiles de los púgiles en Internet, lo que facilitó especialmente su localización por parte del Times. Entre ellos, el peso semipesado de Stockton Rodney Jones, de 54 años, que ahora trabaja como educador financiero en la ciudad donde colgó los guantes. A Jones se le deben 26.000 dólares de la pensión para boxeadores de California. Otros púgiles nunca salieron de California, pero dicen que aún no han recibido ninguna información que les notifique su pensión.

"Es la primera vez que oigo hablar de una pensión de boxeo de California", dijo Robert Rosiles, de 55 años, un boxeador retirado de Blythe que ahora trabaja como chef en San Diego.

Rosiles peleó de forma vertiginosa durante cuatro años, registrando 28 combates mientras saltaba entre México y California antes de retirarse del deporte a los 22 años. Se enteró de su pensión de 18.000 dólares por The Times.

Los importes de las pensiones se ajustan anualmente en función de los ingresos generados por las entradas y de cuánto haya en la cuenta de inversiones del plan. Los boxeadores reciben una parte de ese dinero en función del número de asaltos disputados en California y de la bolsa de cada combate.

Retired Stockton boxer Rodney Jones vaguely knew about the boxers pension, but had no information
"Irish Mike" luchó contra George Foreman, Mike Tyson y otros boxeadores de renombre durante su carrera como boxeador profesional de peso pesado. (Robert Gauthier / Los Angeles Times)

Cuando un boxeador cumple 50 años, se fija el cálculo de lo que le corresponde ese año, que no aumenta ni disminuye independientemente de cuándo reclame su pensión.

La compleja fórmula recompensa a los boxeadores de éxito, incluidos los que pelean por bolsas multimillonarias, pero la comisión dice que equilibra eso con la garantía de que los boxeadores que trabajan en las categorías inferiores reciban una parte justa. El año pasado, eso incluyó a "Sugar" Shane Mosley, un poderoso púgil de Pomona con cinturones mundiales en tres categorías. La pensión de Mosley ascendió a 203.000 dólares, la mayor de las pagadas por la comisión, según los registros obtenidos a través de la Ley de Registros Públicos.

Para los otros 11 boxeadores a los que se pagó la pensión el año pasado, la prestación única promedio fue de 17.400 dólares.

No sólo los boxeadores pueden solicitar la pensión. Los cónyuges y otros beneficiarios pueden solicitarla si un boxeador ha fallecido. Pero son pocos los que lo han hecho, y sólo 10 beneficiarios han cobrado una pensión en nombre de un boxeador fallecido, según los datos de la comisión.

Norman Stein, director jurídico en funciones del grupo de consumidores sin ánimo de lucro Pension Rights Center, dijo que "nunca había visto nada parecido" a la forma en que está estructurada la pensión para boxeadores.

"Creo que el mayor problema es qué están haciendo para localizar a la gente", dijo Stein. "¿Y por qué no han hecho más?".

En los primeros años del plan, se permitió que las pensiones no reclamadas acumularan intereses y crecieran con el tiempo. Pero la comisión determinó en 2013 que eso no era lo que pretendían las normas del plan. Entonces dedujo retroactivamente los intereses acumulados de las cuentas de docenas de boxeadores que aún no habían reclamado su pensión, muchos de los cuales dijeron que nunca se les dijo que tenían una pensión.

En el caso de Jameson, los registros de la comisión muestran que su saldo era de 21.500 dólares en 2012 y ahora es de menos de 12.000 dólares. Aquellos que reclamaron su pensión antes del cambio de la comisión recibieron cantidades más altas según muestran los registros.

Jameson dijo que le recordaba un poco a la desaparición de sus cheques de boxeo. Puede que ganara 50.000 dólares por pelear con Foreman, pero después de pagar a su mánager, al entrenador y los impuestos, dijo que lo que se llevaba a casa eran 14.500 dólares.

"Para mí, se trataba de la experiencia", dijo Jameson. "Tuve la oportunidad de ir a lugares increíbles. Sí, me azotaron la cola un montón de veces, pero no soy un científico espacial".


A woman stands in front of a larger image of a woman with boxing gloves in black and white.
Jenifer Alcorn, de 52 años, fue una campeona de boxeo que ganó sus 18 combates profesionales. professional bouts. (Robert Gauthier/Los Angeles Times)

Jenifer Alcorn, boxeadora de peso ligero de Fresno, no pudo contener la palabrota que se le escapó en su sorprendida reacción al enterarse por un periodista del Times de que tenía una pensión de boxeadora.

Pero la euforia se convirtió rápidamente en enojo. ¿Por qué nadie se lo había dicho? Alcorn sabe que no es difícil encontrarla. No se movió del sitio durante muchos años después de terminar su carrera como boxeadora, creando un exitoso negocio de fitness y enseñando este deporte a los atletas de Fresno State como forma de aumentar la fortaleza mental y la concentración. Alcorn se trasladó a Oregón hace seis años con su marido, sin haber oído hablar nunca de la pensión para boxeadores. Ella es una de las pocas mujeres a las que se les debe la prestación.

"Sinceramente, hoy en día es muy fácil localizar a la gente", afirma Alcorn, de 52 años, que trabaja como directora ejecutiva de la South Coast Humane Society de Brookings (Oregón), donde tiene una sólida presencia en las redes sociales.

Alcorn descubrió tarde el boxeo y se hizo profesional a los 27 años. Su marido, que trabajaba en las fuerzas del orden, hizo las veces de entrenador y, mientras criaban a su familia, trabajaban en el ring. Alcorn fue tres veces campeona mundial de peso ligero, invicta en sus 18 combates.

"Cuando mis hijos empezaron a practicar atletismo, supe que había llegado el momento de retirarme", afirma.

Retired boxer Jenifer Alcorn is shown with three dogs at a shelter
La boxeadora jubilada Jenifer Alcorn dirige ahora la South Coast Humane Society de Brookings (Robert Gauthier / Los Angeles Times)

Dice que considera beneficioso ofrecer pensiones a los boxeadores, muchos de los cuales proceden de entornos difíciles. Pero, añadió, informar a los boxeadores sobre ello debería ser un principio clave.

"No cuento con que este dinero mejore mi vida, pero es algo bonito poder añadirlo a la cuenta bancaria de mis nietos", dijo Alcorn, cuya pensión es de 6.300 dólares, según muestran los registros de la comisión.


Gonzalo Montellano is shown shadow boxing in front of a boxing photo.
El púgil retirado de Bakersfield Gonzalo Montellano entrenó en Los Ángeles cuando era adolescente, pero dice de su época en el ring: "Tuve una carrera interesante y dura. Si no tuviera mala suerte, no tendría suerte". (Robert Gauthier / Los Angeles Times)

Gonzalo Montellano, boxeador de peso ligero de Bakersfield, recuerda que se habló de una pensión en California para boxeadores, pero pensó que se pondría en marcha después de que terminara su carrera de ocho años, si es que ocurría. Supuso que, si cumplía los requisitos, el estado se lo habría comunicado. Siempre se había sentido desafortunado, a pesar de terminar su carrera profesional con un récord de 35-3-2.

Para él, perderse la pensión para los boxeadores fue otro mal trago de la vida, uno similar al empate en una pelea que sabía que había ganado y que su primer mánager acabara asesinado en el baúl de un Rolls-Royce en 1979.

"Tuve una carrera interesante y dura", dijo Montellano. "Si no tuviera mala suerte, no tendría suerte".

Dejó el boxeo en 1983 con poco más que rabia hacia el deporte que le prometió el mundo entero cuando peleaba en 135 libras.

"Es el hubiera, hubiera podido, hubiera debido lo que te atrapa", dijo Montellano, de 65 años. "Me sentí estafado en un par de peleas que podrían haber cambiado el rumbo de mi carrera. Dejé de pelear y empecé a comer y beber".

Dijo que su vida volvió a la normalidad cuanto menos pensaba en el boxeo. Ayudará a boxeadores jóvenes a aprender a boxear, pero no los entrenará para competir, ya que "sigue amargado con este deporte". Trabajó colocando asfalto durante un tiempo antes de que un amigo le ayudara a emprender una carrera como operador de maquinaria pesada.

Trabaja jornadas de 10 horas diarias para un contratista en el proyecto del tren de alta velocidad. Los casi 20.000 dólares recién descubiertos del dinero de la jubilación podrían permitirle reducir sus horas de trabajo, dice.

"Iba a trabajar un año más; ahora puede que no", dijo.

Gonzalo Montellano, 65, helps young fighters learn the sport, but won't train them to compete.
Gonzalo Montellano ya no es aficionado al boxeo. Sin embargo, enseña este deporte a los jóvenes para ayudarles a no meterse en líos, pero se niega a entrenarles para competir. (Robert Gauthier / Los Angeles Times)

En una lluviosa mañana de marzo en Sacramento, los legisladores estatales dejaron sus teléfonos y sus expresiones vidriosas para escuchar el último proyecto de ley de la mañana: el AB 1136 del asambleísta Matt Haney (D-San Francisco), que permitiría a la comisión atlética crear una pensión para los luchadores de artes marciales mixtas siguiendo el modelo del plan para los boxeadores. Los legisladores no discutieron las deficiencias de ese plan.

Entre los partidarios de la pensión para los practicantes de artes marciales mixtas se encontraban el campeón retirado de peso pluma de la MMA Urijah Faber y la miembro de la junta de la comisión atlética AnnMaria De Mars, la primera estadounidense en ganar el campeonato mundial de judo y madre de la conocida luchadora Ronda Rousey.

"Los luchadores profesionales de MMA con licencia", dijo Haney a la comisión, son "vulnerables a la inseguridad financiera, especialmente cuando las facturas hospitalarias por sus lesiones siguen afectándoles después de su jubilación".

La votación en la comisión de negocios y profesiones fue de 17 a 0 a favor. En abril fue aprobada por unanimidad en otras dos comisiones. Ahora está pendiente de votación en el pleno de la Asamblea, que podría producirse el lunes.

Fue muy diferente de la lucha que los partidarios de la pensión para boxeadores tuvieron que librar hace décadas en la Asamblea Legislativa. Un proyecto de ley de 1971 que autorizaba a la comisión a adoptar normas para crear la pensión suscitó la advertencia del Departamento de Finanzas del estado de que era de "valor cuestionable y sienta un precedente peligroso", según consta en los Archivos Estatales de California.

Tras la creación de la pensión, el fallecido asambleísta Richard Floyd, demócrata de Carson, la calificó de "estafa" y presentó un proyecto de ley que habría dado a los boxeadores la opción de participar o no. Una auditoría de 1991 solicitada por Floyd citó una contabilidad financiera deficiente en la comisión, lo que contribuyó a que la agencia no se diera cuenta cuando un empleado del Departamento de Asuntos del Consumidor malversó 14.000 dólares en fondos de pensiones.

Las auditorías estatales de 2005 y 2013 citaron el manejo desordenado de registros y la incapacidad de la comisión para localizar a los boxeadores.

Bob Fellmeth, el arquitecto de la pensión para los boxeadores cuando era presidente de la comisión atlética en 1981 dijo que ha sido penoso ver la pensión, que ha sido revisada a lo largo de los años, quedarse corta en su misión.

Ha presionado a la agencia para que rinda cuentas de los costes administrativos pagados con los fondos de pensiones y se ha opuesto a los esfuerzos legislativos que, según él, socavarían el programa. La comisión está fallando a los boxeadores al no aumentar los ingresos para que las pensiones no se deprecien con el tiempo, dijo Fellmeth, que ahora es director ejecutivo del Centro de Derecho de Interés Público de la Universidad de San Diego.

Fellmeth dijo que si la pensión de boxeadores funcionara como se pretendía originalmente, los púgiles retirados estarían recibiendo una modesta cantidad de jubilación que podría ayudar a pagar el alquiler durante unos años u otros gastos.

"Esta es una de las cosas de mi vida -y tengo un currículum de 46 páginas- de la que estoy más orgulloso porque nadie lo estaba haciendo", dijo Fellmeth. "Y si lo están estropeando... entonces es una vergüenza".


Han pasado décadas desde que Kemp, el "boxeador de ballet", subió al ring. Siente el dolor de las viejas lesiones y puede precisar de quién es el puño responsable.

Kemp tenía poco dinero cuando se retiró del boxeo: su mayor bolsa por una pelea fue de 2.500 dólares. Sus prometedores proyectos en el mundo de la moda y el arte fracasaron. Durante un tiempo, se convirtió en una atracción local en Montreal como artista callejero imitando a Jimi Hendrix. Tampoco le dejó mucho dinero.

Está entusiasmado con la perspectiva de que le queden 8.800 dólares de la pensión para boxeadores de California, y dice que si alguna vez recibe el dinero podría utilizarlo para unas cálidas vacaciones lejos de su apartamento subvencionado por el gobierno en Edmonton.

En su sala, unas mesas desvencijadas sostienen el arte ornamental que ha construido con materiales de la tienda de 1 dólar. Le gustaría montar una exposición de arte para mostrar sus coloridas creaciones, que incorporan principios geométricos inspirados en el ballet y el boxeo. Solía pintar, pero dice que su vista no volvió a ser la misma después de dejar el cuadrilátero.

"Mis ojos ahora son terribles", dice Kemp, que a sus 69 años conserva su esbelta y musculosa constitución de boxeador. "Pagué el precio. No estoy resentido ni nada parecido. No me siento amargado por ello".

Pero ya no ve boxeo. Hace años, cuando veía un combate por televisión, decía que lloraba con cada golpe. Sabe lo que se siente con esos golpes mucho después de que se curan los moretones y las heridas.

Y eso es lo que hace especial su recién descubierta pensión de boxeador, dice Kemp. Todos estos años después, el deporte que tanto le costó tiene algo que darle.

Dylan Hernandez, redactor del Times, ha contribuido a este artículo.

Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.

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