Bukele y EEUU: una relación de amor y odio donde China busca ganancias

Imagen de archivo. El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, saluda a sus simpatizantes desde el balcón del Palacio Nacional.

Por Diego Oré, Nelson Rentería y Sarah Kinosian

SAN SALVADOR, 6 feb (Reuters) - Cuando el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, publicó una conversación privada de WhatsApp con la máxima diplomática estadounidense en el país centroamericano hace dos años, estaba enviando su propio mensaje: no aceptaría órdenes de Estados Unidos.

Los funcionarios estadounidenses llevaban meses criticando el apoyo de Bukele a medidas como destituir a jueces y burlar los límites constitucionales para reelegirse, medidas que, según decían, ponían en peligro la joven democracia del país.

Jean Manes, la embajadora cuyos mensajes interviniendo a favor de un exalcalde detenido fueron expuestos, abandonó el país. Dijo que la relación bilateral entre los históricos aliados estaba "en pausa", tras los ataques a Estados Unidos por parte de la "maquinaria de medios pagados" de Bukele.

Dos años después, Estados Unidos se está acercando públicamente a Bukele, un populista antisistema que el domingo logró la reelección de manera aplastante, aún cuando continúa enfatizando las preocupaciones sobre la erosión de los derechos humanos y la democracia en el país más pequeño de Centroamérica.

Ahora, más que nunca, Estados Unidos necesita que naciones centroamericanas como El Salvador contengan la migración hacia su frontera sur. También, se esfuerza por contrarrestar la creciente influencia china en América Latina.

En octubre, el principal diplomático del Departamento de Estado para América Latina, Brian Nichols, visitó El Salvador y posó para fotografías con Bukele. Buscó "dar un mensaje de que la democracia es la forma de Gobierno más importante", dijo en ese momento la embajada de Estados Unidos.

Y el lunes, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, felicitó a Bukele por su victoria y dijo que Estados Unidos priorizaría la "buena gobernanza" y los "juicios justos y los derechos humanos en El Salvador" como parte de su plan para abordar las causas de la migración.

Tres funcionarios del Departamento de Estado estadounidense con los que habló Reuters dijeron que han llevado a cabo una diplomacia más crítica a puertas cerradas, una táctica que han encontrado efectiva dado el estilo rebelde de Bukele y las reprimendas a la supuesta intromisión extranjera.

Desde entonces, el líder de 42 años ha atenuado sus comentarios incendiarios que caracterizaron su disputa con Manes.

También ha aprendido a aprovechar el tira y afloja por la influencia regional entre Estados Unidos y China.

"Ha usado el acercamiento a China como una carta de negociación o chantaje a Estados Unidos", dijo Ana María Méndez, de la Oficina de Washington para América Latina (WOLA). "Amenaza o desafía la política exterior de Estados Unidos haciendo alianza con China", agregó.

AMOR Y ODIO

La postura pública más reservada de Estados Unidos puede ser un reconocimiento tácito a que el éxito de Bukele en aplastar la violencia de las pandillas ha llevado a una disminución de la migración, dijeron funcionarios de ambos países.

Los salvadoreños que huyen de la violencia y la pobreza han migrado a Estados Unidos durante décadas, alcanzando niveles récord en 2021. Tras el estado de excepción, que comenzó en marzo de 2022, el número de salvadoreños que llegaron a la frontera sur de Estados Unidos ha caído un 36% entre 2022 y 2023, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza estadounidense (CBP, por sus siglas en inglés).

Bukele también ha implementado medidas como fuertes impuestos a los extranjeros que llegan de 57 países, en gran parte africanos, para frenar la migración hacia Estados Unidos.

Bukele es consciente de la necesidad de mantener buenas relaciones con su mayor socio comercial y benefactor. Estados Unidos desembolsó 629 millones de dólares en ayudas desde que él asumió el poder en 2019 y 2022, más de lo que destinó a Honduras, un país con casi el doble de población, según USAID.

Los funcionarios del Departamento de Estado estadounidense dijeron que reconocen que los salvadoreños apoyan la represión a las pandillas, pero están presionando a Bukele para que le ponga fin.

Bajo el "estado de excepción" que ha durado casi dos años, el gobierno de Bukele ha detenido a más de 75.000 salvadoreños, el 1,1% de la población del país. Grupos de derechos humanos han documentado 150 muertes en prisión, mientras que los salvadoreños han perdido su derecho al debido proceso.

"Reconocemos el profundo desafío que enfrentó El Salvador para frenar la violencia de las pandillas", dijo un portavoz del Departamento de Estado estadounidense en un correo electrónico. "(Pero) el estado de excepción debe ser una excepción".

ESPERANDO SU MOMENTO

Al mismo tiempo, existen vínculos crecientes entre China y El Salvador.

En los últimos años, China ha desembolsado 500 millones de dólares en proyectos de infraestructura que incluyen un estadio deportivo de última generación, un muelle turístico y plantas de potabilizadoras de agua.

Una biblioteca futurista cerca de la plaza principal de la capital ondea una bandera china gigante y fue inaugurada con una exhibición del rostro de Bukele con un dron.

"El Salvador buscará trabajar lo más estrechamente posible con China en los próximos años. China es un socio económico que está dispuesto a mirar hacia otro lado en materia de derechos humanos y otras cuestiones", dijo Margaret Myers, del grupo de expertos Diálogo Americano, basado en Washington.

La embajada de China en San Salvador se apresuró a felicitar a Bukele y su partido "por el triunfo histórico" en las elecciones del domingo.

Aunque tiene una importancia comercial limitada en sí mismo, El Salvador ofrece a China un punto de apoyo en Centroamérica. En 2018, el país centroamericano rompió relaciones con Taiwán y las estableció con Pekín.

Pero el gobierno de Bukele -como otros en la región- debe actuar con cautela.

A mediados del año pasado, dejó de negociar un acuerdo para desplegar la red 5G en el país con el proveedor chino de telecomunicaciones Huawei, que ha sido objeto de sanciones de Estados Unidos y, ahora, está trabajando con Washington para "lograr un servicio 5G seguro utilizando proveedores confiables", dijo un portavoz del Departamento de Estado.

"El Salvador quiere hacer comercio con todos", dijo Bukele durante su discurso de victoria el domingo por la noche. "El Salvador abre las puertas de par en par para todos los países del mundo (...) queremos ser sus amigos, sus aliados, sus socios. Lo que no vamos a ser es sus lacayos", zanjó.

(Reporte de Diego Oré en Ciudad de México y Nelson Rentería y Sarah Kinosian en San Salvador; Editado por Christian Plumb y Rosalba O'Brien)