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Budapest, maravillosa de día y mágica de noche

Dos horas y media, tardó el tren que nos llevó de Viena a Budapest. Budapest es la capital y ciudad más poblada de Hungría, así como su principal centro industrial, comercial y de transporte. Considerada como una de las ciudades más bellas de Europa, Budapest cuenta con varios sitios que son Patrimonio de la Humanidad, entre los que se incluyen, a orillas del Danubio, el barrio del Castillo de Buda, la avenida Andrássy, la Plaza de los Héroes y el Metropolitano del Milenio, el segundo más antiguo del mundo.

Vista nocturna del Parlamento de Hungría a orillas del Danubio.
Vista nocturna del Parlamento de Hungría a orillas del Danubio.

Otros puntos destacados incluyen un total de 80 manantiales geotérmicos, el mayor sistema de cuevas de aguas termales del mundo, la segunda sinagoga más grande y el tercer edificio del Parlamento más grande del mundo. La ciudad atrae a alrededor de 4,3 millones de turistas al año, convirtiéndola en la 25 ciudad más popular del mundo, según Euromonitor.

Puente de La Libertad, de 1890.
Puente de La Libertad, de 1890.

En las últimas décadas del siglo XX los cambios políticos y la caída del sistema comunista iniciados en 1989 produjeron importantes cambios en la sociedad civil y en las calles de Budapest. Los monumentos comunistas fueron retirados de los lugares públicos y llevados a Memento Park. En los primeros veinte años de la nueva democracia, el gobierno de la ciudad fue presidido por Gábor Demszky.

Nos alojamos en el hotel Carat, en el corazón de la ciudad, cerca de la Casa de la Opera. Era medio día. De inmediato salimos para aprovechar el ambiente veraniego. Caminamos por la vía Károly Körút hasta Vanház Körút. En el trayecto admiramos librerías callejeras y grupos de jóvenes disfrutando al aire libre. A lado y lado de la avenida muchos edificios de arquitectura neoclásica y neorenacentista del imperio Austro-Húngaro.

Bastión de los pescadores.
Bastión de los pescadores.

Los tranvías eléctricos de color amarillo circulan con notoria frecuencia, dejando y recogiendo pasajeros. En veinte minutos llegamos al Mercado Central. Su fachada es una joya de estilo neogótico. El mercado fue inaugurado en el siglo XIX y es inmenso asemejándose a una estación de tren.

De los 180 puestos de venta de frutas, verduras y artesanías, sobresalen las tiendas con racimos de pimentón. “Sin paprika, o pimentón rojo, no existiría el estofado de goulash, que identifica a la gastronomía magiar en el mundo”, comentó Juan Sebastían Collazos, pianista caleño ganador de una beca en Liszt Academy, de Budapest. La sopa de pescado o el pollo a la paprika, son platos favoritos de los húngaros.

Hotel Gellert termales en Buda.
Hotel Gellert termales en Buda.

Subimos al segundo piso. Ahí encontramos los restaurantes de comida rápida. Pedimos goulash, de carne de res. Lo sirvieron con masitas de pasta, llamadas nokedli. El plato de mi esposa Maripaz, más el mío y el de José Luis Castañeda y Patricia, su mujer, —la pareja colombiana que nos acompañó en este viaje desde el Crucero por el Mediterráneo—, los platos, digo, quedaron limpios. Sin restos siquiera del guiso y la salsa. Muestra que todo estuvo rico. Delicioso. Pagamos 4,334 floritos, por almuerzo. Incluídas dos cervezas locales, que estaban exquisitas. En la casa de cambio nos dieron 394 floritos por un euro.

EL DANUBIO

El río da vida y colorido al paisaje de la capital. Desde su arribo a Budapest, los turistas acuden al río a descubrir sus encantos. Van para ver si es azul como insinúa el vals de Strauss. En la parte alta está Buda sobre una colina. Un área exclusiva y montañosa de medio millón de habitantes. Sobresalen los palacios, iglesias, castillos y mansiones. La iglesia de Matyas, del siglo XIII es una de las joyas de Budapest. A su lado se observa una estatua ecuestre del primer rey de Hungría, San Esteban. Cerca está el Bastión de los Pescadores, con una vista panorámica de la ciudad.

Sinagoga de Dohány, la segunda más grande del mundo.
Sinagoga de Dohány, la segunda más grande del mundo.

En la otra orilla del río, Pest, se desarrolla la parte agitada de la ciudad. Su población es de un millón y medio de habitantes. Es la zona más dinámica y comercial. Frente a la famosa iglesia de Matías, en un almacén de artículos de souvenirs, me causó curiosidad ver cachuchas marcadas con: Budapest 1873. “Es el año de la unificación de Buda y Pest, y la creación de Budapest”, me explicó la empleada. Obuda es el tercer componente de Budapest. Es el barrio más antiguo, fundado con fines militares por los romanos en el año 35 a.C.

El Museo de Bellas Artes guarda 5,000 obras de antiguedades clásicas.
El Museo de Bellas Artes guarda 5,000 obras de antiguedades clásicas.

El Parlamento es el edificio más emblemático de Hungría. Es un imponente monumento que adorna el Danubio, en la orilla de Pest. Tiene 268 metros de largo, 96 de alto y 123 de ancho. Su interior está decorado con mármol y oro. Ha sido catalogado el tercero más grande de Europa, luego del de Londres y Bucarest. Alberga las oficinas del parlamento bicameral y las oficinas del Presidente de la República. Otro ícono de la ciudad, lo constituye la basílica catedral. Siete puentes sobre el Danubio, comunican a Budapest. Cada uno guarda una historia. Entre los cuatro más hermosos, el de las Cadenas —375 metros de ancho— tiene la característica de haber sido el primero. Su construcción se inició en 1839. El reflejo en la noche, de la iluminación del edificio del Parlamento y este puente, sobre el río, ofrece una vista inolvidable.

Salón del New York Café de Budapest fundado en 1894.
Salón del New York Café de Budapest fundado en 1894.

El puente de la Libertad, Margarita, Elisabeth, Petofi, Arpad y Racoksi, son puntos de interés turístico. Entré al New York Café. Es la cafetería más bella y elegante de Budapest. Pedí un “24 carat gold New York ice coffee with vanilla ice creame & whipped cream”, por 12 euros. Me transporté a un salón del palacio Belvedere. El lugar deslumbra por la belleza y esplendor.

Los turistas curiosos del pasado comunista de Budapest pueden visitar varios lugares para vivir esos 44 años tenebrosos del totalitarismo. El Memento Park es un museo en las afueras de la ciudad. Una vez cayó el Muro de Berlín en 1989, retiraron 42 estatuas de los líderes comunistas de lugares públicos y las trasladaron a este lugar. Otro museo es la Casa del Terror, en la Avenida Andrássy. Recrea el horror de la ocupación nazi y de los comunistas. Al desaparecer el comunismo en el barrio judío muchas casas y fábricas quedaron vacías. En el 2004 abrieron los “ruin pubs”. Algunos exhiben objetos, mapas y documentos. Se han convertido en bares de moda, donde los locales y turistas acuden a beber y a pasarla bien.

En Budapest son muy afamados y confortables los baños termales. Hay más de 17. Son pomposos los baños Lukás, Gellert, en un lujoso hotel de Buda, o Széchenyi. Este de estilo neogótico, data de 1913 y posee 3 piscinas, saunas y salas de masaje.

SISI EMPERATRIZ

“Budapest es maravillosa de día y mágica de noche” manifestó Carmenza Jaramillo, Embajadora de Colombia en Hungría. Abundan las plazas y las esculturas en las calles. Entre ellas la de Sisi Emperatriz. Logró mantener a Hungría unida al Imperio. Jorge Gaitán director de la agencia de turismo “Mundivisión”, reside en Pomáz, a 3 kilómetros de Szentendre, el destino más visitado después de Budapest. Aconseja visitar el Palacio Gödöllö en las afueras de la capital, para conocer la leyenda de Sisi. Es uno de los palacios barrocos más grandes del mundo”.

En la calle Dohány se destaca por su diseño la Gran Sinagoga. Fue edificada en una zona residencial. En esa casa nació Theodor Herzl, padre del Estado de Israel. El complejo abarca el Museo Judío, el Templo de los Héroes, el cementerio judío y un memorial dedicado al Holocausto.

La plaza de la Libertad, en el barrio Lipótváros, es una mezcla de negocios, residencias y edificios de estilo Art Nouveau. Sobresalen la embajada de los Estados Unidos y la sede del Banco Nacional. En la plaza hay una estatua del expresidente Ronald Reagan.

Los húngaros sienten orgullo de ser el país con más premios Nobel per cápita, del planeta: 17 galardonados. El paseo nocturno en barco por el Danubio escuchando a Strauss, es un buen programa para despedirse de la romántica Budapest.

Enrique Córdoba es escritor y cronista de viajes, vive en Miami. enriquecordobar@gmail.com

Vista de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, en Pest.
Vista de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, en Pest.