Bruno Zuculini, un hombre de la casa que vuelve a Racing por un pedido especial de Gustavo Costas y asume el liderazgo
Diez temporadas lejos de Racing estuvo Bruno Zuculini, que con 30 años regresa al club que lo formó. Más allá de haber pasado casi una vida en la mitad celeste y blanca de Avellaneda, dejó el recuerdo de 100 partidos en Primera División, con diez goles. Todos números redondos, tan redondos como resulta su vuelta para la Academia y para el propio futbolista.
La vuelta de Zuculini era una de las prioridades de Gustavo Costas en este mercado. Entre las salidas que tuvo la Academia en este receso la más notoria es la venta de Aníbal Moreno a Palmeiras, de Brasil. El ex jugador de River llega para ocupar ese espacio en la mitad de la cancha. Pero sobre todo para contagiar su energía y su positivismo en un plantel que aparece con el ánimo golpeado por un 2023 decepcionante.
Hasta el 12 de junio de 2022, cuando Fernando Gago le dio la chance al juvenil Román Fernández, Bruno Zuculini era el jugador más joven en debutar en la historia de Racing, con 16 años, 10 meses y 11 días. Por la cuarta fecha del Clausura 2010, Claudio Vivas lo mandó a la cancha ante Gimnasia, en La Plata. Su precoz presentación explica por qué pese a irse con apenas 21 años llegó a cumplir un centenar de partidos con la camiseta que vistió por primera vez cuando tenía apenas 7.
📽️ LA PRESENTACIÓN DE BRUNO ZUCULINI COMO NUEVO JUGADOR DE #RACING 🎓
¡VAMOS ZUCU! 💪🏼🩵pic.twitter.com/nsWlJMiwFC— Paso a Paso RC (@PasoaPasoRC) January 9, 2024
Esa pertenencia del mediocampista con la Academia también fue uno de los motivos por los que Costas insistió por él. El entrenador sabe que el vínculo entre los hinchas y los futbolistas viene algo gastado, sobre todo con los principales referentes del plantel, Leonardo Sigali y Gabriel Arias, señalados por un bajón en el alto rendimiento que muestran desde su llegada en 2018. El técnico cree que Zuculini, con su carisma y su empuje, puede ser la pieza que acomode las cuatro patas de la mesa que toda institución necesita tener alineadas: jugadores, cuerpo técnico, dirigentes e hinchas.
Sus palabras de presentación tras su primer entrenamiento, el pasado martes 9, fueron las de un referente: “Estoy feliz, estoy en casa, donde quiero estar. Cuando fui a la utilería por primera vez a buscar la ropa para el entrenamiento me di cuenta de que volví al lugar donde “me han criado, me han educado, me han ayudado. No había que pensar mucho. Yo ya sabía que quería volver. Era una decisión personal, pero también deportiva. Yo veo y siento que hay un equipazo, que se pueden conseguir cosas importantes. El objetivo es salir campeón. Es un sueño personal mío, un deseo que nunca tuve la posibilidad de cumplir todavía. Conociendo las caras, porque hay excompañeros acá, está en el aire y se presiente que tenemos muy marcado ese objetivo”.
Además del sentimiento por los colores celeste y blanco, hay otra conexión entre Costas y Zuculini. Los dos se dieron el gusto de jugar con su hermano en Racing. Los Zuculini (Bruno y Franco) y los Costas (Gustavo y Fabio) no son los únicos hermanos que usaron la camiseta de la Academia, con una larga tradición fraternal: los Capria (Rubén y Diego), los Gaitán (Andrés y Gonzalo), los Yañez (Diego y Damián), los Cabral (Gustavo y Yonathan), los González (Pablo y Mariano), los Ohaco (Alberto y Juan), los Perinetti (Natalio, Juan y Carlos), entre otros.
La historia entre los Zuculini y Racing nació casi por casualidad a principios de siglo. Un tío pasó por la puerta de la sede de Villa del Parque y vio un cartel de prueba de infantiles que incluía las categorías 90 y 93, las de Franco y Bruno. A partir de allí, gracias a la voluntad de su padre Marcelo, que gastó la ruta Panamericana de tantos viajes entre Escobar, la tierra de los Zucu, y Avellaneda, el vínculo quedó marcado a fuego. “Fui siempre de Racing, si entré con 7 años y viví 14 en el club. Después, seguíamos al equipo con mi hermano y mi viejo a todos lados. Mi ídolo era Bastía. Imaginate: llegamos a Racing en el 2000 y al año siguiente fue campeón, y el Polaco era el 5, justo mi posición, con las mechas al viento, la entrega y todo. Me compré varias camisetas, las tengo guardadas y firmadas”, le contó Bruno al periodista Diego Borinsky en las cien preguntas para LA NACION.
Aunque haya pasado más de una década, la familia Zuculini dejó una marca tan intensa en Racing que todavía se recuerdan sus anécdotas. Los años de ventaja que le llevaba Franco siempre fueron un motor para Bruno, que refunfuñaba y se comía las uñas de la ansiedad cuando a su hermano ya le pedían autógrafos y él debía esperar a un costado. Cuando Franco ya se entrenaba con Primera y empezaba su jornada más temprano, Bruno dormía algunas horas más en la puerta del Cilindro junto a su papá Marcelo acomodados en el auto que salía de madrugada de Escobar.
En 2009, cuando Racing atravesaba un delicado momento institucional, el Hoffenheim alemán ofreció casi unos 7 millones de dólares por Franco Zuculini, de 18 años y apenas 39 partidos en primera. A la familia la venta no le parecía una buena opción por el destino y porque además complicaba la logística para que Bruno pudiera seguir yendo cada día desde Escobar hasta el Predio Tita para entrenarse. Pero el club necesitaba la plata. Y aceptaron el pedido. Por unos meses se mudaron todos a Alemania. Pero el menor de los hermanos no aguantó: “Esto no es lo mío, me vuelvo a Racing”. Regresó con su madre, que no manejaba. Hasta que cumplió los 16 y pudo sacar el registro fue una larga rutina que incluía el colectivo 60 hasta Plaza Italia, el subte hasta Constitución y luego el tren hasta Avellaneda.
En estos años de distancia, además de algunas declaraciones públicas de cariño, los Zuculini también mostraron su gratitud con permanentes donaciones al Predio Tita de maquinarias costosas, como un tractor o piezas de gimnasio. “Marcelo, Franco y Bruno tienen esa personalidad de ser puteadores, intensos, positivos, de esos que hacen que te sea imposible tirarse a chanta. Y Racing necesita de esa intensidad”, dice alguien del club que conoce hace años a la familia. Papá Marcelo, en tanto, confiesa: “Está chocho por la vuelta. Nunca lo ví tan contento. O mejor dicho: hace rato no lo veo tan contento a Bruno”.
Manchester City, Valencia, Córdoba, Middlesbrough, AEK Atenas, Rayo Vallecano, Hellas Verona y River. Ocho clubes y diez años pasaron para que Bruno Zuculini cumpliera con su palabra: “Quiero salir campeón cuando vuelva a Racing, como lo hizo Diego Milito. Diego es mi ídolo, lo admiro un montón, fui compañero dos semanas antes de irme al City en 2014, me acuerdo que me decía: ‘Quedate, que vamos a salir campeones’. Y así fue. Es un anhelo familiar tratar de terminar donde crecimos y estuvimos tantos años. Sería genial terminar la carrera en Racing”. Aunque tiene apenas 30, Zuculini ya piensa en volver a echar raíces en su segunda casa. Conocedor del paño, sabe que para eso debe rendir un examen semanal. Y así lo dejó en claro en estos primeros días de entrenamiento y convivencia durante la pretemporada en Pilar.