‘Todo fue borrado A propósito’. Exposición en museo de Miami relata la masacre de Rosewood

Lizzie Robinson Jenkins no quería pasar el resto de su vida investigando Rosewood.

Pero tuvo que hacerlo. Lo necesitaba. Después de todo, era su destino: la falsa acusación contra su tío desencadenó el infierno que acabaría aniquilando a la anteriormente próspera ciudad negra de Rosewood, Florida, dejando al menos ocho muertos en 1923.

“Me llevé la historia a la escuela, a la universidad, al trabajo, y se convirtió en parte de lo que soy hoy”, dijo el miércoles Jenkins, de 84 años, fundadora de la Real Rosewood Foundation, en la Universidad Internacional de la Florida (FIU), durante la inauguración de An Elegy to Rosewood, una nueva exposición en el Frost Art Museum.

Sin embargo, esa historia no es fácil de contar, ni siquiera para Jenkins, que ha pasado unos 30 años descubriendo la verdad sobre lo que realmente ocurrió en Rosewood. En algunos momentos, incluso Jenkins se derrumbó al relatar cómo la falsa acusación de una mujer blanca contra su tío, Aaron Carrier, provocó que una turba de más de 500 miembros del Ku Klux Klan se abalanzara sobre Rosewood, incendiara el vecindario en el transcurso de una semana e incluso agrediera sexualmente a su tía Mahulda Brown Carrier, que huyó a casa de sus abuelos en la cercana Archer, Florida. Entonces y allí, la historia empezó a tomar forma.

La artista Tori Scott, de 24 años, sonríe mientras recorre la exposición y devela su obra de arte que forma parte de 'An Elegy of Rosewood', una conmemoración del centenario de la masacre de Rosewood presentada en fotografías, reliquias y expresiones artísticas contemporáneas de técnica mixta en Frost Art Museum. Carl Juste cjuste@miamiherald.com
La artista Tori Scott, de 24 años, sonríe mientras recorre la exposición y devela su obra de arte que forma parte de 'An Elegy of Rosewood', una conmemoración del centenario de la masacre de Rosewood presentada en fotografías, reliquias y expresiones artísticas contemporáneas de técnica mixta en Frost Art Museum. Carl Juste cjuste@miamiherald.com

“Entró en casa, fue directamente al dormitorio de mi madre, se tiró en la cama y estuvo sollozando durante días”, relata Jenkins. “Solo le contó la historia a mi madre porque estaba demasiado avergonzada para contarles a sus padres que había sido violada en grupo por la muchedumbre”.

Su madre se aferró a esa historia durante dos décadas hasta que finalmente se la contó a Jenkins, que se encargó de mantener viva la historia.

“Tú contarás la historia de Rosewood”, dijo Jenkins recordando lo que le dijo su madre. “Debemos mantener viva esta historia”.

Esa historia sentaría las bases de “An Elegy to Rosewood”, que conmemora el centenario de la masacre. La exposición, una combinación de fotos, reliquias familiares y obras de arte encargadas sobre el aniversario, da vida a una parte de la historia de la Florida que en su día cayó en el olvido.

Las estudiantes de FIU Loralei González (izquierda) y Nadia De La Mora observan la obra de técnica mixta de Chire Regans 'We Remember, We Remain'. Carl Juste cjuste@miamiherald.com
Las estudiantes de FIU Loralei González (izquierda) y Nadia De La Mora observan la obra de técnica mixta de Chire Regans 'We Remember, We Remain'. Carl Juste cjuste@miamiherald.com

Cuando la historia de una comunidad “se desacredita y devalúa, ese pueblo suele ser objeto de violencia verbal y física”, declaró Alexandra Cornelius, directora adjunta del Departamento de Historia de FIU, en la inauguración, y calificó la exposición de una forma de “reivindicar esta historia”.

Reliquias como una Biblia raída señalan la importancia de la religión para la comunidad de Rosewood, mientras que unos lentes hablan del papel de la educación continuada a pesar de las duras realidades de vivir en el sur durante la época de Jim Crow. Aunque estos objetos son testimonio de uno de los períodos más horribles de la historia de Estados Unidos, también pueden servir para trazar un futuro mejor, dijo Daniel Royles, profesor de Historia de FIU.

“Rosewood no fue un acontecimiento único en la historia de Estados Unidos”, afirmó Royles. A continuación enumeró otras masacres en lugares como Tulsa, Oklahoma; Elaine, Arkansas, y Ocoee, Florida, antes de hablar de porqué es importante esta historia.

“Estudiar la historia significa ver los caminos que no se tomaron, las oportunidades que se cerraron, y significa poder imaginar un presente mejor que el que estamos viviendo. Porque si podemos imaginar un presente mejor, entonces podremos imaginar y construir un futuro más justo”.

El aspecto de historia oral de la obra de Jenkins atrajo mucho a Chire Regans, uno de los artistas encargados de crear una obra para la exposición. Regans creó un libro centrado en los retratos de Jenkins, su madre, Theresa Brown Robinson, y su abuela, Lizzie Brown, como forma de destacar la importancia de las mujeres negras para develar la historia de Rosewood.

Detalle de los retratos de Chire Regans de la familia de Lizzie Robinson Jenkins.
Detalle de los retratos de Chire Regans de la familia de Lizzie Robinson Jenkins.

“Todo fue borrado a propósito”, dice Regans sobre Rosewood. “Así que gran parte de lo que ella tiene son estas historias que se transmitieron a través de su familia”.

Durante la charla que precedió a la inauguración de la exposición, el espectro de la reciente prohibición del gobernador de la Florida Ron DeSantis de un curso de Estudios Afroamericanos flotaba en el aire como una espesa niebla tóxica. No se mencionó a DeSantis por su nombre, pero toda la sala sabía a quién se dirigía Jenkins cuando dijo: “Tenemos que decirle: ‘¡No prohibirá la historia negra!”.

“No me silenciarán”, continuó Jenkins. “No podemos permitir que nuestra historia no se cuente”.

An Elegy to Rosewood

Dónde: Frost Art Museum, 10975 SW 17 St., Miami

Cuándo: 25 de enero-16 de abril

Más información en https://frost.fiu.edu