Bolsonaro intenta mostrarse en control de la situación

RÍO DE JANEIRO.- En un intento por aplacar la crisis internacional que generó la expansión de los incendios forestales en la Amazonia y lo colocó como blanco de las críticas en todo el mundo, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, agradeció ayer la ayuda de diversos países y dio por controlada la situación.

"Muchas gracias a las decenas de jefes de Estado que me escucharon y nos ayudaron a superar una crisis que solo interesaba a quienes quieren debilitar a Brasil", escribió el mandatario en su cuenta de Twitter. "Somos una de las mayores democracias del mundo, comprometidos con la protección ambiental y respetamos la soberanía de cada país", resaltó Bolsonaro, quien hasta hace apenas unos días manifestaba abiertamente su desdén por las cuestiones ecológicas, cortó fondos para organismos ambientalistas oficiales e incluso llegó a culpar a las organizaciones no gubernamentales que defienden el medio ambiente de haber iniciado el fuego en la selva.

Sus posturas fueron rechazadas por líderes europeos, que amenazaron con suspender el recientemente firmado acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea por la falta de compromiso ambiental del gobierno brasileño. Mientras las llamas arrasaban con sectores de la Amazonia, el asunto fue debatido en la Cumbre del G-7 en Biarritz el fin de semana, en medio de numerosas protestas frente a embajadas brasileñas alrededor del mundo, en las que se pedía un boicot a los productos brasileños para presionar a la administración de Bolsonaro a cuidar mejor del mayor bosque tropical del planeta.

"Desde el principio busqué el diálogo con los líderes del G-7, así como con los de España y Chile, que participan como invitados. Brasil es un país que recupera su credibilidad y comercia con prácticamente todo el mundo", resaltó Bolsonaro en sus redes sociales, donde también se mostró en conversación telefónica con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, que le ofreció ayuda.

Otros países que dispusieron personal y equipos para estos esfuerzos fueron Estados Unidos, la Argentina, Chile y Ecuador, aunque hasta ahora no se informó de la llegada de asistencias desde el exterior.

Jair Bolsonaro

Ante la presión mundial, ayer Bolsonaro decretó el uso de las Fuerzas Armadas para apagar los focos de fuego, provocados en su mayoría por pequeños productores que queman la vegetación para deforestar áreas y criar ganado o sembrar cultivos. El Ministerio de Defensa informó que desplegaría unos 44.000 soldados en el operativo, para el cual se asignaron unos 9,6 millones de dólares.

Sin embargo, más allá de la actividad de soldados en Porto Velho, Rondonia, hasta el momento no se indicó en qué otros lugares del país los militares están actuando. De los nueve estados amazónicos -Acre, Amapá, Amazonas, Maranhão, Mato Grosso, Pará, Rondonia, Roraima y Tocantins-, solo dos -Amapá y Maranhão- no han requerido aún la intervención de las Fuerzas Armadas. Los pedidos de información de la nacion al Ministerio de Defensa para saber en qué otros sitios actuarán los militares no fueron respondidos. En cambio, siempre en Twitter, Bolsonaro divulgó fotos y videos de dos aviones de la fuerza aérea C-130 Hércules mientras lanzaban agua sobre algunos incendios cerca de Porto Velho.

En lo que va del año, el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) había registrado 78.383 focos de incendios forestales, poco más de la mitad de ellos en la Amazonia; la cifra representa un 85% más que en el mismo período del año pasado. Según el organismo, gran parte de los focos (25.934) se inició este último mes, un crecimiento abrupto. La policía federal inició una investigación por la convocatoria a través de redes sociales de productores rurales a un Día de Fuego el último 10 de agosto, motivada por el discurso antiambientalista de Bolsonaro y la idea de que la deforestación no sería castigada por las autoridades.