Sobrecogedores retratos que revelan el drama de las niñas encarceladas en Estados Unidos
La cárcel es dura y trastoca severamente la vida de quienes son recluidos en ella. Debería ayudar a la rehabilitación social de los presos, pero muchas veces los somete a nuevas lacras y círculos viciosos. Y cuando el reo es una chica menor de edad, las prisiones juveniles también dejan su marca, muchas veces de modo doloroso y con efectos indeseados y duraderos.
Esos dramáticos momentos de niñas encarceladas en el sistema juvenil es el tema de los ensayos visuales de Richard Ross, un fotógrafo cuyo trabajo se integra por imágenes estéticamente interesantes pero siempre con una fuerte historia subyacente que se expresa tanto en las fotos como en testimonios que las acompañan. Son fuertes crónicas visuales y en el caso de su nuevo proyecto, el libro "Girls In Justice", los retratos son, justamente, de chicas recluidas en el sistema penitenciario juvenil.
De acuerdo a un reportaje de la revista Slate, Ross ha recorrido durante una década centros de reclusión juvenil en más de 30 estados y ha tomado fotos a gran cantidad de jóvenes presos. La televisora pública PBS precisa que Ross ha visitado en el marco de su trabajo más de 200 prisiones en 34 estados y ha entrevistado y fotografiado a unos 1,000 menores de edad.
Con esas imágenes Ross creó su primer libro-ensayo fotográfico, titulado "Juvenile In Justice" y luego su secuela "Girls In Justice", donde pone su foco en las jóvenes, que son el grupo de mayor crecimiento en el sistema penitenciario juvenil -el 30% de los jóvenes encarcelados, y cada vez son más, indicó PBS.
Un estudio de 2012 del Georgetown Center on Poverty, Inequality and Public Policy reveló que, por lo general las chicas son recluidas por ofensas menores y no violentas, pero tienen necesidades complejas y acuciantes relacionadas con la salud mental, embarazo, conflictos familiares, fracaso académico o drogas, entre otras cosas. Y aunque el reporte indica que se han dado pasos en algunos estados de EEUU para realmente atender a las menores recluidas, aún es mucho lo que hay que hacer a escala general para que el tiempo de detención juvenil sea para las chicas un momento de cambio para bien y no solo una etapa de recrudecimiento de sus agobios y fallas.
En buena medida, las imágenes de Ross ilustran ese panorama. En unas se muestran a chicas en actitud triste o desgarradora, en otras se da un vistazo a su peculiar vida cotidiana y las hay también con una carga simbólica emotiva e intensa, como las imágenes en que una niña se recarga contra una pared con dibujos de personajes de Disney, en una suerte de elegía a la inocencia vigente y la inocencia perdida, o como en la for en la que se ve a una de ellas refugiándose en sí misma en una habitación blanquísima que en cierto modo enmascara la grisura de su reclusión.
Slate relata la singular metodología que Ross utiliza para entrevistar y fotografiar a las chicas. No es un individuo distante que llega a tomar fotos y se va. Por el contrario, pide permiso a las jóvenes para entrar a la celda, se quita los zapatos y se sienta con la chica para hablar cerca de una hora. En ese contexto es que toma sus fotos y siempre protege la privacidad de la entrevistada difuminando el rostro en las imágenes. A veces, durante su plática afloran los problemas de las jóvenes prisioneras: abuso, drogas, embarazo, indigencia, abandono, prostitución. Cada foto implica un drama humano real y por ello, aunque Ross busca sin duda tener un impacto artístico, intenta que eso no resulte frío o vacuo sino que sea parte de la narrativa general, expresada visualmente y con palabras, de la historia y la realidad de la retratada.
Ross explicó a PBS que son pocos los adultos que han preguntado a las chicas recluidas sobre sus vidas y esa condición de extraño le ha sido útil, pues ellas generalmente aceptan y desean hablar con él. Fotógrafo y reclusa logran un momento de entendimiento y confianza y juntos definen lo que será la fotografía que ilustre ese momento en la vida de la joven de modo que logre su mejor efecto narrativo, vital y visual.
De ese modo ellas son también autoras de su propio retrato, una metáfora y una invitación para que ellas lo hagan después, de modo auspicioso, con sus propias vidas.